España sale del estado de hibernación en medio del desconcierto
Varios clientes toman sus bebidas en una terraza de la Plaza Real de Barcelona, 25 de mayo de 2020.
EFE
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Tras más de dos meses en Estado de Alarma y con la economía en estado de hibernación, España empieza a sentir el tímido movimiento de la desescalada “gradual y asimétrica”, implementada por el gobierno de Pedro Sánchez (PSOE).
El principio del fin de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus encuentra a los habitantes de este país con una mezcla de alivio por volver a las calles y desconcierto por la nueva situación económica y las restricciones que implica cada fase de la “nueva normalidad”.
- ¿Podremos ir a la playa en la fase 2?
- Sí, pero no te puedes bañar.
- Sí puedes, pero en la franja horaria en la que se permite salir a los deportistas.
- Pero entonces los niños no podrían ir, porque te multan.
- No, si dices que son deportistas.
Así de surrealistas, como este diálogo (de la vida real) son algunas conversaciones en estos días, en el territorio español. El país empieza a ver una tenue luz al final del túnel, tras más de 230.300 contagios y 27.125 muertes por causa de Covid-19. Sin embargo, el plan de desescalada se ha vuelto un verdadero rompecabezas para mucha gente.
El lunes 25, las dos ciudades más pobladas del país, Madrid y Barcelona, entraron en la esperada Fase 1. Este paso trae consigo una serie de cambios, a los que la población deberá adaptarse poco a poco.
Ya no será necesario, por ejemplo, pedir cita previa para acudir a locales o establecimientos comerciales, y el consumo en restaurantes ya no se limitará solo a los pedidos a domicilio. Además, ya se podrá visitar a amigos y familiares, eso sí en grupos reducidos y no en el caso de personas vulnerables o con patologías previas.
Pero el cambio de fase, de la 0,5 a la 1, no está exento de paradojas. Por ejemplo: se abren las terrazas y las tiendas de menos de 400 metros cuadrados (con restricciones de aforo, pero no de horario), pero se mantienen las franjas de horas para hacer deporte. Otra: se puede hacer reuniones de hasta diez personas en espacios cerrados o 25 al aire libre, pero si alguien regresa de esas reuniones fuera de horario, se arriesga a recibir una multa.
“Hay información, pero resulta un poco confusa, sobre todo por la incongruencia que hay entre algunas restricciones. Por ejemplo, ya puedo ir a tomar algo en la terraza de un bar o hacer turismo a cualquier hora y en cualquier lugar y, en cambio, no está claro que pueda dar un paseo, si no es en determinadas franjas horarias”, dice Xelo E. Terol, de 41 años.
Ella es administrativa de una empresa del sector esencial y viaja cada mañana desde su pueblo, en las afueras de Barcelona, hasta el área metropolitana.
“No es posible hacer deporte ni nadar en las playas, pero sí hacer reuniones de hasta diez personas de distintos núcleos familiares. Cuesta un poco entender, sobre todo si vienes de un municipio de menos de 5.000 habitantes en donde no rigen las franjas horarias, sino solo el sentido común”.
Xelo E. Terol
Joan Justicia se informa de lo que “se puede y no hacer” en los periódicos locales y en la web. “Pero es confuso, porque cada día cambia la información”, explica este catalán, que trabaja en un local de tatuajes en Barcelona.
El confinamiento, con su esposa y sus dos hijos, ha sido tranquilo y hasta divertido. Sin embargo, en cuanto a lo laboral, la situación es distinta. “A mí me ha bajado drásticamente el trabajo; han sido dos meses y medio sin facturar un solo euro”.
Con el cambio a la Fase 1, empezará de nuevo a trabajar. Pero la información en cuanto a las medidas e implementos de seguridad que deberá usar, “para protegerme y proteger a mis clientes”, la ha conseguido por iniciativa propia. “No se nos ha dicho nada ni se nos ha dado ningún manual de normas o algo parecido, pero hemos actuado como gremio para informarnos”.
Los más golpeados empiezan a levantar la cabeza
Además de las pérdidas humanas, la crisis provocada por el Covid-19 le ha costado a España la paralización de los sectores más importantes de su economía y la pérdida de cientos de miles de empleos.
Este lunes 25 de mayo, la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, reveló que las medidas de confinamiento y paralización de actividades económicas para enfrentar el coronavirus, causaron en España la destrucción de 816.767 empleos, entre el 12 de marzo y el 12 de mayo.
Los afectados, aclaró Díaz, son sobre todo asalariados del régimen general: 768.604 trabajadores perdieron su empleo, frente a 48.163 autónomos que también se han visto afectados. Los datos –con lo graves que lucen- no incluyen el millón de personas afectadas por los ERTES o expedientes de regulación temporal de empleo, que no aparecen como desempleados en las estadísticas.
Ricardo Montoya, un ambateño con dieciocho años de vida en Madrid y ocho de trabajo en una distribuidora de alimentos, es uno de esos casos que no cuenta en las estadísticas, pero que siente el impacto de la crisis de lleno.
“Fui incluido en un ERTE que tuvo que hacer la empresa por causa de la pandemia; la economía de nuestro hogar fue afectada en un 90%. Mi situación, como la de muchos, se volvió incierta”, dice este padre de familia de un hogar con una esposa que se acaba de quedar en el paro y con dos hijos.
“El esfuerzo de la empresa por mantener los puestos de trabajo ha permitido que, tras dos meses de parón, haya podido volver”.
Ricardo Montoya
Los sectores más afectados son precisamente, aquellos en los que se sostenía la economía española. El turismo y la restauración, por ejemplo. Así lo han hecho saber los distintos gremios. Según la Asociación para la Excelencia Turística (Exceltur) la proyección de esas pérdidas ascenderá a 20.000 millones de euros. La Fase 1 permite que los hoteles abran, pero no las áreas de uso común y los bares y restaurantes reabran sus terrazas, pero solo con la mitad del aforo. Esto deja atrás a lo que no tienen espacios al aire libre.
Después de diez semanas con las mesas recogidas y las puertas cerradas, hoteles (algunos de ellos, convertidos en hospitales), bares y restaurantes, aerolíneas, agencias, transporte… recuperan, lentamente la actividad de cara al público.
Pero el golpe del “parón” será difícil de superar. Las adecuaciones para mantener distancias de seguridad y las limitaciones de aforo hacen que, sobre todo para los más chicos, la reactivación no sea rentable. Muchos pequeños se quedarán en el camino y, aunque abran, las cancelaciones de reservas siguen en picada.
No serán, por supuesto, los únicos sectores golpeados. Según los datos publicados por el Observatorio Sectorial DBK de INFORMA, el impacto negativo del Covid-19 sobre la economía española también se sentirá a corto plazo en:
- Comercio al por menor no alimentario.
- Automoción y componentes.
- Sector de textiles y confecciones.
- Bienes de consumo duradero.
- Las actividades de ocio y culturales.
Por otro lado, el acceso a la vivienda, que ya tenía grandes limitaciones, se dificultará aún más, según las proyecciones del Banco de España.
En un informe, publicado el 22 de mayo. la entidad advierte que los colectivos más vulnerables (jóvenes y familias con rentas más bajas, que además perderán o verán disminuidos sus salarios) serán los más golpeados. La entidad advierte, además, que las medidas como moratorias en las hipotecas y prórroga en el pago de alquileres pueden ser una boya ante la emergencia, pero que de mantenerse por mucho tiempo, distorsionarían el mercado inmobiliario.
Un verano distinto
La pandemia ha alterado la vida del país, no solo por el confinamiento y la suspensión de clases (que para la mayoría de cursos, se reiniciará en septiembre), sino también, ahora, de cara al verano. Frente al incremento de las temperaturas, la costumbre de llenar las playas ya a finales de mayo se ve frenada por las restricciones que imponen las distintas fases.
Los baños recreativos, tanto en piscinas como en el mar, solo se podrán hacer en la Fase 2 y con una serie de reglas que la gente deberá aprender: grupos de no más de quince personas en la playa, limitaciones de horario, carriles de acceso, permanencia dentro de los perímetros de seguridad.
En cambio, se potencia el turismo rural, en amplias casas de campo, en las que resulta más fácil mantener las distancias de seguridad. Las reservas para este tipo de alojamientos empiezan a crecer.
En la “nueva normalidad”, serán decisivas tanto las ayudas que pueda dar el gobierno español a parados, pequeñas empresas, inquilinos en problemas, pymes, familias en riesgo de exclusión, que engrosan día a día las filas de los comedores comunitarios; así como el apoyo que dé la Unión Europea a sus miembros.
En abril, la UE aprobó un paquete de medio billón de euros para la creación de un fondo de emergencia para enfrentar el impacto de la pandemia. Además, el 27 de mayo, la Comisión Europea propuso un plan de “endeudamiento a gran escala”, por hasta 750 mil millones de euros, que serán repartidos entre los países miembros, en una modalidad de ayudas no retornables.
De ese monto, 500 mil millones se entregarán en forma de transferencias y 250 mil millones, como créditos. España e Italia serán los países más beneficiados (el primero, con 140 mil millones de euros y el segundo, con 172 mil). Por su parte, a mediados de marzo, el gobierno español aprobó la movilización de hasta 200.000 millones de euros, para paliar el impacto del Covid-19 en los distintos sectores de la economía del país.
Al escenario de incertidumbre interna, se suma también el temor a un posible rebrote, que las autoridades sanitarias españolas no han descartado, para el próximo otoño. La probabilidad es alta pues solo un 5% de la población española se ha contagiado del virus en esta primera ola. Sin embargo, las autoridades sanitarias anticipan que esta vez sería un brote “más controlado”.
En su última comparecencia, el 24 de mayo, el presidente Sánchez se dirigió a la población en un tono prudente pero visiblemente más optimista.
“Si nada se tuerce”, dijo, “la perspectiva es que a finales de junio, principios de julio, todo el país recupere la libertad de movimiento, podemos decir que el conjunto de la ciudadanía pueda ya empezar a planificar su temporada turística y vacaciones para los meses de julio y agosto”.
No obstante y aunque el presidente aseguró que “ya ha pasado lo peor”, con autorización del Congreso el Estado de Alarma se prorroga durante quince días más, es decir hasta el 7 de junio.
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