Esmeraldas: "Mis hijas están traumadas, no quieren vivir cerca del río"

Carlos Marín no recuerda una inundación igual a la que sobrevivió la mañana del 4 de junio de 2023 en su casa, ubicada en el barrio La Propicia 4, en el sur de Esmeraldas.

Eran las 08:40 cuando la crecida del río Teaone lo sorprendió y se llevó sus animales, electrodomésticos y la mitad de su casa.

"He vivido en este barrio durante 25 años y el agua nunca había cubierto la mitad de la casa", dice Marín arrimado a una de las pocas columnas que sobrevivieron el embate del río.

Las huellas que dejaron el lodo y los escombros muestran que la corriente alcanzó un metro de altura en la vivienda y en otras cinco casas, que se levantan en la orilla del río.

"Otra vez lo pierdo todo. Es la tercera vez que el río se nos lleva las cosas, pero ahora fue peor porque llovió toda la noche y el agua entró con toda la fuerza", recuerda Marín.

Este hombre de 52 años espera que las autoridades lleguen al lugar para saber si puede acceder al bono de arrendamiento que ofreció el Gobierno. Lo único que quiere es salir de su vivienda.

"Mis hijas, mi esposa y mis nietas lograron salir. Somos 11 personas que vivimos en la casa, pero mis hijas están traumadas. No quieren vivir cerca del río", relata.

Los casos como el de Marín se multiplican en La Propicia 4. Unos metros adelante vive Patricia Carabalí. Su casa también fue afectada por el desbordamiento del río.

"El agua llegó hasta a mitad de la pared. La televisión, la cocina y todas las cosas se dañaron. El río se llevó todo. Mi hermana también perdió su casa", dice.

Ante la falta de ayuda y presencia de las autoridades, Estefanía Quiñónez, otra habitante del sector, tomó la iniciativa para medir el impacto que tuvo la tragedia.

Con una libreta en mano fue, casa por casa, preguntando el número de integrantes de cada familia y las pérdidas que registraron.

"Contabilizamos 44 viviendas, 50 familias y 200 personas afectadas. Esto se debe a que en una misma casa viven varias familias", dice Quiñónez.

Cocina comunitaria

La casa de Quiñoñez, ubicada al final del barrio La Propicia 4, se convirtió en una improvisada cocina comunitaria en la que sus habitantes preparan alimentos.

Las donaciones ciudadanas son la única ayuda que han recibido, pues las autoridades todavía no llegan hasta este lugar.

"Cocinamos pollo, pescado, arroz. Lo que nos llegue. Lo malo es que se acaba rápido y por eso necesitamos que el gobierno se haga presente", dice Quiñónez.

Para evitar problemas de salud, los moradores decidieron que los niños accedan primero a los alimentos. Luego siguen las mujeres y adultos mayores, y al final los hombres.

"Así nos hemos organizado para que las personas vulnerables sean las primeras en comer".

Escuela convertida en albergue

Las inundaciones que sufrió Esmeraldas obligaron a suspender las clases en algunas escuelas y colegios para convertirlos en albergues temporales.

Una de ellas es la escuela Edilfo Bennett Angulo, ubicada en el sur de la ciudad. Las aulas de este plantel se convirtieron en habitaciones para más de 100 personas de los barrios La Propicia 4, Los Mangos y 24 de Mayo.

Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores llegaron desde la mañana del 4 de junio con "lo que teníamos puesto porque perdimos todo", dice Andrés Toapanta, morador de Los Mangos.

Un funcionario del Municipio de Esmeradas, que pidió la reserva de la fuente, reconoció que durante la mañana del 6 de junio conocieron que la escuela se había convertido en un albergue.

"Estamos recopilando información para saber las necesidades de las personas y canalizar la ayuda", dijo.

Mientras la ayuda se demora en llegar, los damnificados sobreviven con donaciones ciudadanas y con lo que logran rescatar de los escombros.

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