Instituciones educativas registran 3.011 denuncias por presuntos delitos sexuales
El 30% de jóvenes con discapacidad ha sido víctima de violencia sexual.
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Desde 2014 hasta mayo de 2019 se han denunciado 7.977 casos de supuestos delitos sexuales en escuelas y colegios públicos y privados de Ecuador.
La cifra, entregada a PRIMICIAS por el Ministerio de Educación, indica que el 67% de los denunciados son personas que no son parte del sistema educativo: se trata de familiares, amigos y vecinos de las víctimas.
El 37,7% restante, que suma 3.011 casos, corresponde a profesores, autoridades, personal administrativo y de limpieza, y a compañeros de clase.
Los niños que sufren la mayor cantidad de abusos sexuales son de octavo, noveno y décimo año de básica, que tienen entre 12 y 14 años de edad.
En nombre de este grupo etario se han interpuesto 3.091 denuncias (202 sobre casos que involucran niños y 2.889 sobre casos de niñas) en los últimos cuatro años y medio.
Una cifra que llama la atención es el número de denuncias en las instituciones de educación públicas.
Según el Ministerio de Educación existen 7.361 casos de presuntos delitos sexuales. Esto significa que el 92,2% de las agresiones se llevan a cabo en las escuelas y colegios fiscales.
Diego Paz, subsecretario para la Innovación Educativa y el Buen Vivir, dice que la cifra no significa que en las instituciones privadas no existan agresiones sexuales.
En muchas ocasiones los casos en los colegios y escuelas privadas no salen a la luz porque prima el deseo de guardar "el buen nombre de esas instituciones", agrega Paz.
El funcionario dice que la cartera de Estado lleva a cabo constantes capacitaciones a los docentes y al personal administrativo para evitar que se repitan más casos como el de El Principito, un niño de cinco años que fue abusado por un profesor en un colegio privado de Quito.
O como el denominado caso Aampetra, en el que 41 niños fueron víctimas de delitos sexuales nuevamente en un colegio privado de la capital.
Sanciones a los culpables
El Ministerio ejecuta dos acciones cuando existe un caso de violencia sexual: la inmediata separación del plantel del victimario y la denuncia del caso ante la Fiscalía para que esta institución inicie la investigación penal.
Diego Paz dice que con estas medidas se busca garantizar la seguridad de la víctima y la de su familia.
El sistema educativo debe evitar la revictimización del niño agredido y brindar una solución inmediata.
"La versión de la víctima debe ser tomada en cuenta inmediatamente y sin poner en duda su palabra", dice Paz, lo que no sucedió, por ejemplo, en el caso de El Principito.
Sybel Martínez, directora de Rescate Escolar, piensa que las escuelas se han convertido en espacios inseguros para los niños por el incremento de casos de violencia sexual entre compañeros.
"Los estudiantes, al ver que hay impunidad, creen que la violencia es normal y que está bien. Es por eso que hemos comprobado que este tipo de delitos ha crecido en las instituciones educativas", dice Martínez.
Paz añade que la violencia es un problema estructural de la sociedad que muchas veces se refleja en el sistema educativo.
Es por eso que hace falta el apoyo de la sociedad civil para crear más y mejores estrategias que ayuden a combatir este problema.
Efectos psicológicos
Cuando un niño ha sufrido violencia sexual presenta problemas psicológicos contra los que deberá luchar toda su vida.
De acuerdo con Napoleón Vásquez, director de Programas Educativos Psicología y Salud, los principales problemas son:
- Inseguridad en su personalidad.
- Miedo a la sexualidad.
- Temor a relacionarse con personas.
- Tendencia a replicar el acto violento.
Vásquez también dice que la terapia psicológica es fundamental para superar el trauma. Sin embargo, advierte que siempre habrá momentos en los que la víctima recuerde el episodio violento que vivió.
Por su parte, el Ministerio de Educación explica que la reparación integral estatal consiste en ayuda psicológica y la garantía de que el niño violentado continúe en la escuela
"Siempre habrá momentos en los que la víctima recuerde el episodio violento que vivió".
Napoléon Vásquez, psicólogo infantil
Sacar al agresor del plantel es el primer paso para que el niño se sienta seguro, dice Diego Paz, subsecretario para la Innovación Educativa y el Buen Vivir.
El Ministerio de Educación tiene el objetivo de que el niño violentado no abandone la escuela porque es el lugar en el que están sus amigos y entorno más cercano.
"El último recurso que se utiliza es el cambio de institución, sobre todo cuando la familia lo decide", explica Paz.
Esta determinación se realiza luego de que el Ministerio de Salud haya evaluado al niño y determine las acciones necesarias para que continúe sus estudios.
Con estas medidas se busca que no existan más casos de deserción escolar y que los niños cumplan con el proceso de educación formal.
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