Cinco enfermedades impactan a los niños en el cerro Las Cabras
Según el Ministerio de Salud, los menores de edad del cerro Las Cabras, en Durán, padecen de dermatitis, parasitosis, hipertensión arterial, diabetes mellitus y enfermedades respiratorias agudas.
Una casa de caña en el filo del cerro Las Cabras, en Durán, el 22 de octubre de 2021.
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En el cerro Las Cabras, ubicado en el cantón Durán, en la ribera de los ríos Babahoyo y Guayas, viven alrededor de 3.500 personas.
El sector nació de una invasión. “Antes era solo monte, había unas cuatro casas de caña y le pusieron ese nombre porque la gente traía cabritas”, cuenta Jéssica Rojas, quien habita en el sector desde la infancia.
Aquí todos se conocen, aunque la mayor parte del tiempo sus habitantes se encierran en sus casas. Como en muchos otros sectores de Durán, las bandas y el microtráfico han encarcelado a los pobladores.
La zona fue intervenida por la Policía y distintos ministerios en abril de 2022, después de un primer trimestre violento. De 53 crímenes registrados en Durán, 10 habían ocurrido en el cerro Las Cabras.
En ese entonces, las autoridades hablaron de una intervención integral para solucionar los problemas sociales.
Según el Ministerio de Salud (MSP), en estos cinco meses de intervención se realizaron solo 23 atenciones, de las cuales 11 corresponden a niños y 12 adolescentes.
Se detectó que en el sector, los niños y adolescentes padecen enfermedades como:
- Dermatitis
- Parasitosis
- Hipertensión arterial
- Diabetes mellitus
- Enfermedades respiratorias agudas.
Además, se evidenciaron embarazos a temprana edad y de riesgo y ocho adolescentes fueron atendidos por consumo de drogas.
De los 11 niños que analizaron, cinco tenían desnutrición, y según el MSP, el personal del Distrito realiza el seguimiento de los casos.
La desnutrición en niños y adolescentes del cerro Las Cabras es evidente. Alrededor de 50 infantes participan todas las semanas en una escuela de fútbol y ninguno de ellos recibe atención.
“Por parte del Estado no hay ningún servicio en el cerro Las Cabras”, explica Rojas.
“Antes había un Centro de Desarrollo Infantil y el programa Cuidado de Nuestros Hijos, pero desaparecieron. Por eso no tienen cifras y un diagnóstico de la realidad”.
Jéssica Rojas, habitante del cerro Las Cabras.
Precisamente la falta de un diagnóstico claro impide hacer los cambios profundos que las autoridades prometieron para las 3.500 personas que viven en el sector.
Los niños no van a la escuela
Según las autoridades gubernamentales, el Ministerio de Educación estaba realizando un censo. La situación es particular en el cerro, porque hay niños que no van a la escuela por temor a ser asesinados por las bandas contrarias.
PRIMICIAS pidió información al respecto, pero la cartera de Estado no respondió esa pregunta.
En un documento, la entidad solo detalló las actividades para prevenir la violencia realizadas en seis instituciones educativas; 11.414 estudiantes, 22.828 padres de familia y más de 210 docentes recibieron charlas y talleres, junto a personal administrativo.
Según el Ministerio de Educación, no ha existido deserción escolar y más bien hay un incremento del 0,96% de alumnos nuevos en las instituciones educativas ubicadas alrededor del cerro, pero no detalló cuántos deben permanecer en la virtualidad.
Voluntarios hicieron un censo manual
Hace más de un año, Jéssica, junto con un grupo de voluntarios, hicieron un censo manual para preguntar a los moradores cuáles eran sus principales problemas y qué tipo de actividades les gustaría que se realicen en el cerro.
Detectaron a más de 100 niños, de entre cinco y 16 años, en las zonas más pobladas, y todos comunicaron haber sufrido algún tipo de violencia, “sea intrafamiliar o de personas externas al núcleo familiar. Notamos que habían normalizado la violencia”, asegura Jéssica.
Cinco meses después de la anunciada intervención integral, con enfoque social, aún no hay resultados en el cerro Las Cabras, donde ni siquiera hay agua.
“Esto debería ser lo básico, abrir la llave y tener agua. Aquí compramos a los tanqueros, pero las vías están en mal estado y los camiones a veces no quieren subir o hay personas que por mangueras compran el agua del reservorio”, relata Jésica.
Tampoco hay transporte público y los taxis no quieren ir al cerro por el peligro que representa, así que todos deben bajar y subir caminando.
Los policías se mantienen en la Unidad de Vigilancia del sector, pero “no los conocemos, no están vinculados con la comunidad. Lo que sí hay son policías que se toman fotos para reportar que están en cerro Las Cabras”, sostiene Jéssica.
Los crímenes violentos continúan aumentando en el cantón Durán, que ya suma 96 homicidios en 2022, 43 más que en abril, cuando inició la intervención.
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