Antigua Vía Flores, en Ambato, resurge gracias al ímpetu de sus habitantes
Seis complejos turísticos y 12 paraderos se han adecuado en lo largo de 46 kilómetros de vía desde Ambato hasta los límites con la provincia de Bolívar.
Las piscinas de aguas termales están en medio del páramo y cerca del Parque Nacional Chimborazo.
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La carretera Vía Flores es considerada la primera de Ecuador y unió la Sierra con la Costa por iniciativa del expresidente de la República, Antonio Flores Jijón (1888-1892). Inicia en el sector Miraflores, en Ambato, y culmina en El Arenal, límite con Guaranda, en Bolívar.
Y luego continúa hacia Los Ríos. Su historia se evidencia en los 46 kilómetros de carretera asfaltada y debidamente señalizada, donde sus habitantes, en los últimos dos años, han transformado sus huertos frutales en paraderos y complejos turísticos.
La vía es zigzagueante y estrecho, guiado por las tranquilas aguas del río Ambato. En todo el trayecto huele a eucalipto.
A partir de la pandemia de Covid-19, sus habitantes optaron por atraer a la gente de la ciudad, pues sus parcelas y huertos fueron transformados para que los visitantes disfruten en medio de la naturaleza.
Naturaleza cerca de la ciudad
Hacer todo el recorrido desde Ambato a Guaranda por esta ruta toma dos horas. También se puede disfrutar del avistamiento de aves o comprar las camisas de Pasa, y en las ferias agroecológicas, entre otros sitios turísticos.
Enma Ruiz es una turista quiteña y asegura que le gusta mucho pasear por la rivera del río Ambato. Esta carretera también se ha convertido en la preferida de los ciclistas.
En el camino existen nueve complejos turísticos y 12 paraderos donde ofertan la gastronomía, cuya especialidad es la trucha.
Juan Manuel Sánchez es uno de los más antiguos en la ruta. Hace 25 años compró su propiedad en Tilulum y asegura que vio el potencial y ahora tiene su complejo donde el turista puede caminar cerca del río, disfrutar de los huertos o del área húmeda.
“Antes de la pandemia éramos pocos los que nos decidimos emprender en esta ruta, que estaba abandonada, pero después todo cambió y la gente aprovechó sus terrenos para adecuarlos al turismo”, expresó Sánchez.
Junto al negocio de Sánchez está el Instituto Tecnológico Superior España (ISTE), que también ha invertido y construye un resort.
“Esta es una zona con mucho potencial. Las autoridades deben prestarle más atención”, dijo Medardo Flores, quien tiene un paradero y los fines de semana ofrece truchas.
Lilian Villagrán, por ejemplo, asegura que a raíz de la pandemia ella invirtió y adecuó su terreno con un mirador a la montaña para atraer al turista.
“A nosotros nos benefició la pandemia. Los fines de semana la gente viene por esta ruta. Nosotros nos esmeramos en brindarles la mejor atención”.
Lilian Villagrán.
Reservas ecológicas, patrimonio y aguas del volcán
Desde Ambato hasta Pasa existen cuatro barrios que pertenecen a las parroquias Pasa y Pilahuín. En ellas se encuentran los paraderos y complejos.
En Aguaján, el Consejo Provincial invirtió en un Complejo Recreacional con piscinas de aguas temperadas. En el desvío puede conocer Pasa y San Fernando, dos parroquias que guardan viviendas patrimoniales.
Si prefiere continuar la ruta hasta El Arenal, va encontrarse con la Reserva Ecológica del Páramo de Llangahua, con 8.000 hectáreas, de las cuales 6.000 son protegidas. En este sector ganaron el Premio Verde por la conservación de sus bosques y páramos.
La comunidad vive del turismo comunitario, asegura Luis Poaquiza, promotor turístico. Aquí se puede realizar pesca deportiva, excursionismo, senderismo, cabalgata y camping.
Mientras que en Kunucyacu, cerca a la Reserva del Parque Nacional Chimborazo la comunidad administra un complejo de aguas termales, cuyas aguas brotan desde el coloso de Chimborazo. La ruta termina con la visita al volcán y estar en el punto más cercano al sol.
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