Ecuador es el cuarto receptor de venezolanos de la región y un país clave en su éxodo
Ciudadanos venezolanos realizan trámites en el paso fronterizo de Tumbes, en la frontera de Ecuador y Perú.
Reuters
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Ecuador es el cuarto receptor de venezolanos en América Latina después de Colombia, Perú y Chile, y tiene una población estimada de más de 300.000, cifra que podría acercarse al medio millón para finales de año, según vaticina la Cancillería.
Es además el país que recibe a más emigrantes en proporción a su extensión territorial y número de habitantes de la región.
Cada día cerca de una veintena de autobuses llegan al puente de Rumichaca, en la frontera con Colombia, aunque numerosos individuos solos o en grupo hacen el recorrido a pie.
La frontera entre Ecuador y Colombia fue atravesada en 2018 por más de un millón de venezolanos, de los que más de 220.000 no registraron su salida del país por puertos oficiales, según datos oficiales.
Venezuela afronta en el último lustro una grave crisis económica, agravada por la escasez de comida, medicinas, productos básicos y servicios como electricidad o agua potable, inseguridad, que ha llevado a más de cuatro millones a dejar su país y engrosar el movimiento más grande y rápido de personas en la historia reciente de Latinoamérica.
Es el caso de media docena de hombres y mujeres en la veintena, que alcanzan casi desmayados el límite territorial con dos bebés, dos maletas y varios bultos que se han ido turnando en cargar en su largo trecho. "Comenzamos hace 19 días", refiere Edison Mendoza, del estado de Lara, con su hija de año y medio dormida en su regazo.
Su objetivo es llegar a Lima, donde tienen familiares, tras haber descartado Ecuador, "porque no tener nada que comer nos ha motivado a recorrer todo esto, y lo que nos falta".
El perfil de los migrantes empieza a cambiar
Pero Ecuador también suele ser el destino final. De acuerdo a un reciente informe de la Organización Internacional (OIM), el 33,8 % de los encuestados en la frontera expresó su deseo de permanecer en el país, el 52,3 % planea radicarse en Perú y el 12,4 % en Chile.
El perfil de los que en estos momentos ingresan a este país está cambiando respecto a los últimos años, según subrayan los organismos internacionales. Con un aumento de las mujeres (44,7 %), y en su gran mayoría con el bachillerato acabado (43,6 %), cuando en años precedentes solían hacerlo un mayor número de licenciados.
"Podemos decir que en una primera etapa de la movilidad fueron los cabezas de familia, y ahora desde hace un año tuvieron sus recursos económicos y pueden hacer la reunificación familiar", indica Vladimir Velasco, director distrital del Ministerio de Inclusión Social (MIES) en la ciudad fronteriza de Tulcán, aledaña a Rumichaca.
A escasos metros del puente internacional, en la divisoria común, un autobús fletado por la OIM efectúa su última parada del trayecto desde Colombia y a sus escalerillas. Un trabajador del organismo informa a los pasajeros venezolanos que descienden que se separen en grupos en función de los que se quedan en Ecuador y los que siguen recorrido a Perú, que desde el sábado 15 de junio de 2019 exige visado humanitario.
A ambos lados del cruce varios habitáculos de organizaciones internacionales como Acnur, Unicef, Cruz Roja Internacional, Programa Mundial de Alimentos, ONG, Gobiernos locales y Cancillerías, se han convertido para muchos de los viajeros en parada y fonda en su trayecto.
Intenso movimiento en las fronteras
Los niños juegan en espacios lúdicos y los mayores cargan sus celulares en un punto habilitado, chequean su salud o simplemente reciben alimentos en una espera que puede demorarse varias horas.
La mayor parte de los viajeros que atraviesan la frontera ecuatoriana lo hacen con cédulas de identidad y pasaportes, aunque el 2,5 % no poseen documentos, especialmente menores, constatan las entidades responsables.
Entre inicios de febrero y finales de marzo de 2019 el Gobierno ecuatoriano exigió la presentación de antecedentes penales apostillados a los venezolanos que ingresaron en el país, medida suspendida por la justicia.
Pese a liderar esfuerzos regionales para hacer frente al fenómeno, abogando por una flexibilización y políticas de "brazos abiertos" a la población vulnerable, el presidente, Lenín Moreno, ha anunciado que se exigirá una visa humanitaria, siguiendo con el ejemplo peruano.
Desde Rumichaca parten al día entre cuatro y ocho autobuses humanitarios con destino a Huaquillas, en la frontera con Perú. Flujo que podría frenarse una vez que ha entrado en vigor la disposición adoptada por Lima.
Una plazoleta que alberga las instalaciones humanitarias en el cruce con Colombia se ha tornado en un gran recinto de espera donde se agolpan las familias venezolanas con sus pertrechos. Cada vez se observan más casos de madres que migran con sus hijos, mayores o personas con discapacidad que en una primera etapa no se lo planteaban.
Una tendencia "creciente", según la alta comisionada adjunta de la ONU para los Refugiados (Acnur), Kelly Clements, quien afirma que la mayoría de los venezolanos en situación de movilidad por la región, requiere de "protección internacional".
El éxodo masivo de venezolanos se aceleró a partir de 2016, agudizándose en los últimos dos años, en paralelo al pulso de poder entre el líder chavista Nicolás Maduro y el opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países.
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