Alumnos y docentes desconocen cómo actuar ante balaceras entre bandas
Las escuelas son espacios seguros, pero en los barrios conflictivos la vida de los alumnos y personal educativo está en riesgo por las balaceras entre bandas criminales.
Unidad Educativa Pedro Vicente Maldonado de Socio Vivienda 2. Guayaquil, 26 de junio de 2022.
Carolina Mella
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El 24 de junio de 2022 era un día normal para dos niños que acudían a su escuela en Monte Sinaí, uno de los barrios conflictivos de Guayaquil. Estaban esperando por ingresar al aula cuando unas balas los impactaron.
Ellos no eran el objetivo, fueron víctimas colaterales de la violencia entre bandas criminales, que ya no distingue entre niños, adultos mayores o embarazadas.
No ha sido el único enfrentamiento armado cerca de las escuelas de barrios pobres de Guayaquil.
El 25 de mayo de este año, en el sector Socio Vivienda, estudiantes y docentes se quedaron en medio de una balacera entre bandas. Tirados en el piso, con miedo y llorando, los infantes y los maestros se arrastraron hasta la puerta para escapar.
Tras ese día, ocurrieron dos nuevos incidentes en el mismo sector. Los docentes y alumnos se ponen en guardia por instinto, pero ¿Qué deben hacer?.
No lo saben con exactitud, “nadie nos ha dicho algo, ni la Policía acude”, dice un docente, quien pide no ser identificado, porque la autoridad educativa ha prohibido que cuenten lo que pasa.
Escuelas desprotegidas
Desde el Ministerio de Educación, Diana Castellanos, subsecretaria para la Innovación Educativa y el Buen Vivir, dice que “esta institución educativa (en Socio Vivienda) tiene resguardo policial a la entrada y salida de los estudiantes”.
PRIMICIAS estuvo una semana después de la balacera y ningún policía patrullaba en la salida de las escuelas de Socio Vivienda.
Hay docentes que reclaman una falta de medidas preventivas en el lugar, puesto que las balas comenzaron en la madrugada del 25 de mayo. Pese a ello, las clases no se suspendieron durante el día.
Para el Ministerio de Educación, esa no es una opción. "Mientras más suspendamos clases, ponemos en mayor riesgo a los estudiantes", dice Castellanos.
Según la funcionara, con la suspensión de clases no se evitará una próxima balacera, y agrega que desde el Ministerio no pueden garantizar la seguridad de los niños ante una bala perdida.
“No hay una posibilidad de hacer una garantía al interior de la institución educativa, pero es de reconocimiento nacional e internacional que la educación es un factor protector ante hechos de violencia”, agrega Castellanos.
Ayuda psicológica
Después de este hecho en Socio Vivienda, se atendieron a 50 estudiantes por problemas psicológicos y emocionales. "Todos han sido identificados y han tenido que ser derivados a otros servicios especializados”, añade la subsecretaria Castellanos.
Por ahora, reconoce que no hay un protocolo sobre qué hacer en caso de una balacera o asalto al interior de una escuela, y desde el Ministerio se habla de políticas de prevención.
Al momento, trabajan en lineamientos con las entidades de seguridad como la Policía y el Ministerio del Interior.
Mientras este listo el manual, el protocolo es activar el botón de pánico, llamar a la Policía y dar aviso a los representantes de los estudiantes.
Lo cierto es que la violencia al exterior de los centros educativos empieza a permear las aulas de clase. Hay casos de estudiantes que han ingresado armas a las unidades educativas, como ocurrió en San Lorenzo, Esmeraldas, y en un colegio de Durán (Guayas).
“La intención inicial es que efectivamente esto no pase, generar procesos preventivos de cualquier tipo de delito”, dice Castellanos.
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