Disputa entre Israel y Palestina llega a un pequeño parque de Guayaquil
El consulado israelí remodeló el espacio y colocó allí una menorá gigante, símbolo del judaísmo. La comunidad palestina de la ciudad tacha la obra de 'propaganda'.
En un extremo del parque Jerusalén, sobre unas escalinatas, se alza un menorá (candelabro tradicional del judaísmo) gigante.
Xavier Letamendi
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Jerusalén, la ciudad sagrada para las tres grandes religiones monoteístas del planeta, tiene un parque en Guayaquil. El 12 de noviembre la alcaldesa Cynthia Viteri y el cónsul de Israel, Jhonny Czarninski, inauguraron este monumento.
La obra ha desatado en Guayaquil un eco de las tensiones geopolíticas que se viven en Medio Oriente. Jerusalén es la capital que reclaman para sí tanto los israelíes como los palestinos. Y esa disputa se replica en este parque de la tradicional urbanización guayaquileña de Urdesa.
Desde que iniciaron los trabajos empezó la polémica en la ciudadela Urdesa, que se ha convertido en una zona turística de Guayaquil, con infinidad de bares y restaurantes.
La remodelación de parque se hizo de manera muy discreta. Antes se ubicaba allí una estatua de José Artigas, héroe de la independencia uruguaya. Los trabajadores retiraron la efigie y taparon el parque con tablones de madera.
Nunca se colocó ningún letrero con información de la obra. El misterio se develó la noche de la inauguración. Y cayó como una bomba.
El consulado de Israel en Guayaquil informó que la obra fue financiada por la empresa privada. Czarninski es el propietario del grupo El Rosado, dueño de las cadenas Mi Comisariato y Supercines, entre otras empresas.
“Cuando recibimos el parque encontramos la tierra totalmente erosionada. Hemos rellenado el parque con 1.000 metros cúbicos de tierra abonada, hemos plantado 1.600 metros cuadrados de césped y 1.000 plantas Cocoplum en el perímetro”, dijo Czarninski en un comunicado del consulado israelí.
Una pequeña Jerusalén
El parque cuenta con una réplica en miniatura de la Jerusalén antigua. Su principal atractivo es una menorá (candelabro tradicional de siete brazos del pueblo judío) gigante, que corona unas escalinatas dobles adornadas con cuadros que recogen la historia de Jerusalén.
En cada espacio se narra la historia bíblica de los reyes David y Salomón, la crucifixión de Jesucristo, la conquista de la ciudad por parte de los musulmanes, los cruzados y los otomanos.
Pero también se menciona la fundación del estado de Israel y la reunificación de Jerusalén en 1967. Eso ocurrió luego de la Guerra de los Seis Días, cuando Israel derrotó a sus vecinos árabes y se anexó la parte antigua de la ciudad. El hecho no ha sido reconocido por los palestinos, que reclaman esa parte de la urbe como la capital de su futuro estado.
En cambio, para los israelíes Jerusalén es la capital eterna e indivisible de su nación. Posición que ha sido reforzada por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien mudó la embajada de su país en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
Reclamos desde Palestina
El empresario palestino-ecuatoriano Ahmad A.M. Shayeb escribió una carta a la alcaldesa Viteri. En su misiva, dice que la obra, “financiada con dinero israelí”, es para “la conocida propaganda que pretende identificar a la ciudad árabe palestina de Jerusalén como una ciudad judía israelí”.
Hasta la embajada palestina envió una carta de reclamo, al igual que asociaciones culturales musulmanas. En Urdesa habita una importante comunidad musulmana, una de sus calles, Guayacanes, es muy famosa por la venta de shawarmas.
En cambio el abogado guayaquileño Jaime Tejada reclama porque no se socializaron los trabajos con los vecinos. Él considera la obra ilegal porque todo monumento debe tener la aprobación del Concejo Cantonal, lo que no ocurrió en este caso.
La propia Asociación Cívica y Cultural de Urdesa (Accur) reconoce que no estaba enterada de la obra. Aunque aclara que no es obligación del Municipio informar sobre estos asuntos.
Lo cierto es que el parque, que antes lucía abandonado y desolado, hoy suele ser visitado por ciudadanos. La vigilancia privada es notoria: hay dos guardias en sendos ingresos y otros dos uniformados custodiando los interiores.
Es la polémica de Jerusalén en Guayaquil.
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