Sacrificios, malas noches y amor multiplicados por cuatro: así es ser madre de cuatrillizos
A las 31 semanas de embarazo, Daniela Chiriboga recibió a un equipo de PRIMICIAS para contar cómo se preparaba para recibir a sus cuatro hijos. Cuatro años despúes, y con pandemia de por medio, cuanta cómo es ser madre de cuatrillizos.
Daniela Chiriboga juntos a sus cuatro hijos en la sala de su casa, el 9 de mayo de 2024.
Jonathan Machado / Primicias
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"Un sentimiento tan grande que se multiplica por cuatro". Es la frase con la que Daniela Chiriboga intenta explicar el amor que siente cuando mira a sus cuatrillizos David, Ezequiel, Paula y Daniela, de cuatro años de edad.
Este inusual caso de cuatro niños en un mismo embarazo se remonta a 2019, cuando Daniela acudió a una clínica de fertilidad ante la imposibilidad de quedar embarazada.
Recuerda con claridad el momento en el que el médico le dio la buena noticia de que estaba embarazada, pues convertirse en madre era un sueño que, hasta ese momento, parecía lejano y difícil.
Pero las noticias eran más grandes de lo que esperaba. El deseo, que compartía con su esposo, Estuardo González, llegaría con lo que ella llama "una gran sorpresa": un embarazo múltiple de cuatro niños.
Hoy Daniela cuenta eso con una amplia sonrisa en el comedor de su casa, ubicada en un exclusivo conjunto habitacional de uno de los valles de Quito.
Aunque asegura tener pocos recuerdos de su embarazo, confiesa que los últimos días previos al parto fueron complicados. "No podía dormir por el peso de la barriga. Llegó a medir 1,05 metros de diámetro", comenta sin dejar de sonreír.
Fue precisamente en esos días, cuando cumplía 31 semanas de embarazo, que Daniela recibió por primera vez a un equipo de PRIMICIAS para contar cómo se preparaba para recibir a sus cuatro hijos.
"Creo que pasaron 10 días desde que conversé con PRIMICIAS y di a luz. Mis hijos nacieron el 30 de enero de 2020", cuenta.
Según registros del Ministerio de Salud, Daniela fue la única mujer que dio a luz a cuatrillizos en 2020, uno de los pocos partos múltiples que se registran cada año.
36 médicos en el parto
Son las 12:30 de un caluroso 9 de mayo de 2024. Los cuatrillizos Daniel, Ezequiel, Paula y Daniela juegan y corren en el primer nivel de la casa en la que han pasado toda su vida.
El rastro de los niños y su entusiasmo es notorio. Las paredes están pintadas y rayadas de todos los colores, y los juguetes desperdigados por el piso.
Es una señal de vida, de alegría y creatividad. "No hay espacio que se haya escapado de sus manos", dice Daniela, mientras sus suegros vigilan que los niños no comentan una travesura que los ponga en peligro.
Reconoce que habría sido "imposible" criar a los cuatrillizos sin la ayuda de sus suegros, quienes les prestaron la casa que convirtieron en su hogar. "Han estado presentes desde que quedé embarazada. Son como mis padres", dice.
Y es que ellos cuidaron a los niños durante los primeros días de nacidos, pues el parto tuvo complicaciones. "Todos los niños usaron oxígeno. Paula y Daniela salieron del hospital durante la primera semana. Daniel estuvo internado 25 días y Ezequiel, 35", recuerda.
En esos días, Daniela y Estuardo arrendaron un pequeño departamento cerca al Hospital Gineco Obstétrico Luz Elena Arismendi, ubicado en el extremo sur de Quito, pues es uno de los pocos que cuenta con los equipos y profesionales capacitados para atender partos múltiples.
Daniela fue internada cuatro días antes de dar a luz. Al ser un parto de alto riesgo, requirió 36 profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras y auxiliares, que atendieran el parto.
En medio de los juegos de los cuatrillizos, asegura que ser madre de cuatro niños "ha sido una bendición porque nunca nos ha faltado nada".
La casa, por ejemplo, cuenta con dos habitaciones grandes en las que caben las cuatro camas de los niños. Dos en cada una. "Van a tener que compartir el cuarto hasta que se casen o hasta que se vayan", dice siempre sonriendo.
Antes de la hora del almuerzo, Daniela admite que ser mamá de cuatrillizos no significa que todo sea color de rosa.
Durante el primer mes de vida de los bebés, el ritmo de vida fue tan agotador que "no dormíamos nada".
"Si con un hijo es difícil, imagina con cuatro al mismo tiempo. Uno se duerme, el otro se despierta. El uno tiene hambre, el otro necesita nuevo pañal".
Ante las recomendaciones de familiares y amigos, Daniela y Estuardo hicieron un solo pedido a los invitados al baby shower: que no les regalen nada más que pañales.
"Así fue y me duraron hasta que cumplieron seis meses", recuerda sin olvidar que los cuatrillizos demandaban decenas de pañales diarios y muchos tarros de leche de fórmula.
"Sacábamos a la basura una montaña de pañales y de botellas de las leches. No sé de dónde, pero uno saca fuerzas por el amor a los hijos", reconoce.
Madre valiente
El día a día de Daniela y Estuardo empieza a las 05:00. A esa hora preparan los cuatro uniformes, los cuatro desayunos, las cuatro mochilas y las cuatro loncheras que los niños llevarán a la escuela.
La rutina continua cuando el reloj suena, a las 06:00, y es hora de despertar a los cuatrillizos.
Entre juegos, risas y algunos contratiempos de rutina, Estuardo lleva a los niños a la escuela a bordo de su Kia Carnival. Un amplio vehículo que lograron adaptar a sus necesidades.
"Estoy acostumbrada a que las personas que me ven con los niños me digan dos frases: "Qué valiente que es y ¿Cómo puede con cuatro hijos?", dice Daniela.
Sin embargo, cree que la valentía de una madre no es sinónimo de fuerza física, "sino que tiene que ver con la capacidad de dejar de lado muchas cosas que anhelas sin esperar nada. Solo por el amor de tus hijos".
Son las 17:30 y Daniela está lista para bañar a los cuatrillizos, darles de comer y acostarlos a dormir. "Es una rutina que hago con amor. Cómo debe hacerlo una madre", dice sin dejar de sonreír. Se siente una madre feliz.
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