Deserción y falta de recursos golpean a las universidades
Una estudiante de la Universidad Estatal de Guayaquil el pasado 10 de julio de 2020.
Cortesía Universidad de Guayaquil
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Oficialmente, las clases empezaron el 1 de julio en la Universidad de Guayaquil, la más grande del país con 51.000 estudiantes.
Fue la última universidad en Guayaquil en retomar sus actividades académicas, luego de que la pandemia volvió imposible las clases presenciales.
Ha sido todo un reto reconocen autoridades, profesores y estudiantes. Estefanie Henríquez es profesora de Literatura y dice que tiene colegas de mayor edad a quienes el uso de la tecnología les resulta imposible.
“Hay estudiantes que no tienen laptop, tablet o computador. Entonces intentan conectarse desde el celular, en el lugar que estén, incluso en el trabajo. He visto estudiantes que son taxistas informales y se conectan desde el auto”, indica la docente.
Mientras que Eduardo Andrade cursa el quinto semestre en la carrera de Administración. Él se compró una laptop de segunda mano para seguir con los estudios a distancia.
“No es lo mismo. Ahora los profesores te recargan de deberes porque no se puede hacer más”, cuestiona.
Estos son algunos de los dilemas de los estudiantes en las universidades públicas. Aunque ya tenían sistemas en línea, la pandemia complica las actividades educativas por la falta de conexión a Internet y la brecha generacional en el uso del computador.
En la Costa, en julio empezó el semestre A de 2020 en la educación superior. La Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt) informó que las universidades públicas ofrecieron alrededor de 110.000 cupos de los cuales 107.000 se asignaron, es decir el 98%.
6% de deserción en la Estatal
¿Los problemas descritos anteriormente han causado deserción estudiantil? Montserrat Bustamante, vicerrectora de la Universidad de Guayaquil, estima entre el 6% y 7% el índice de abandono de los estudios.
Es una primera cifra, porque la Universidad hace esa estimación en base al índice de matriculación, proceso que toma meses porque tiene periodos extraordinarios.
Después habrá que revisar el número de estudiantes que abandonan la carrera en el proceso. “Estamos dando el tiempo suficiente para que los estudiantes ingresen. Si hubiere alguno que no puede matricularse no se les va a quitar la gratuidad”, recordó Bustamante.
Ella menciona problemas exógenos a la universidad. Por ejemplo, hay alumnos que no tienen el suficiente ancho de banda para conectarse a la clase.
En Manabí también hay problemas
No solo es un problema de Guayaquil. La vicerrectora de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manta (ULEAM), Doris Cevallos, reconoce los mismos obstáculos.
“Se ha visto deserción porque nosotros tenemos estudiantes de la zona rural, en estos cantones no tienen acceso a computadoras o internet”, señala la académica.
Cevallos recuerda que la población estudiantil de las universidades públicas tiene un gran porcentaje proveniente de los quintiles más bajos. “Ellos no van a tener siempre cobertura a internet o equipos en casa individuales, deben compartir con más personas y eso es un gran problema”.
La ULEAM tiene alrededor de 22.000 estudiantes y actualmente analiza sus cifras para establecer un porcentaje de deserción.
Hasta las universidades cofinanciadas tienen problemas. Se trata de los centros de educación superior que siendo privados reciben aportes del Estado. De este tipo hay 8 en el país.
En la Católica de Guayaquil faltan estudiantes
Varios inconvenientes también se observan en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). Alberto Campodónico, presidente de la asociación de profesores de este centro, escribió una carta en la que explica por qué los docentes llevan dos meses impagos.
“La pérdida de ingresos ha sido sostenida debido a la merma constante de estudiantes. En este semestre se matricularon 2.000 estudiantes menos, lo que representa USD 9 millones menos de ingresos”, señala el texto.
En la Católica de Guayaquil, además de la deserción estudiantil, se enfrentan problemas económicos. El Estado les debe USD 17 millones por devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y les impuso un recorte de otros USD 3 millones.
“Vivimos tiempos difíciles y el pago retrasado de nuestros haberes genera malestar porque se impacta en el ritmo de nuestras vidas y de nuestras familias”, dice Campodónico.
La Universidad intentó aplicar una reducción salarial en su personal, pero no lo logró debido a la protesta del sindicato de trabajadores.
Espol: ¿caso de éxito?
Un mes antes del inicio de clases en la Estatal de Guayaquil, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) retomó actividades bajo la modalidad en línea.
Paúl Herrera, vicerrector académico, indica que tuvieron un incremento del 6% en la matrícula con respecto al semestre anterior.
“Pensamos que hay diversos factores asociados a este comportamiento. Al parecer para muchos estudiantes es mucho más conveniente seguir su formación bajo esta nueva modalidad”, explica.
A eso se suman los incentivos que aplicó la Espol para que los estudiantes continúen las materias. Por ejemplo se dio una prórroga para el pago de deudas que los estudiantes mantienen con la institución.
Adicionalmente, se culminó en mayo pasado la revisión de toda la oferta académica de grado para volver más atractivo los planes de estudios. “Contrario a nuestras propias previsiones, hubo un mayor interés por continuar los estudios en el caso de las carreras de grado”, dice Herrera.
En donde sí hay problemas es en la falta de recursos. El personal de la ESPOL estuvo impago por dos meses justamente por el retraso en las transferencias provenientes del Estado.
Un nuevo semestre se inicia
La Senescyt informó que 198.685 personas se inscribieron para rendir el Examen de Acceso a la Educación Superior (EAES), correspondiente al segundo periodo académico 2020. Con ello buscan un cupo en instituciones de educación superior del país.
Durante el año pasado, en los dos semestres, la Senescyt ofertó casi 179.000 cupos. Mientras que solo en el primer semestre de este 2020, se abrieron 110.000 cupos. De estos se asignaron casi 108.000, lo que representa una ocupación del 98%.
Pichincha, Guayas y Azuay reúnen al 55% de los inscritos. De la información proporcionada por los aspirantes, se determinó que el 96% cuenta con un equipo para rendir el examen, mientras que el 4% (8.500 personas) requerirá una sede que será proporcionada por la Senescyt.
PRIMICIAS buscó la versión del Consejo de Educación Superior (CES) pero no se dio la entrevista por problemas de agenda de las autoridades.
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