Tres desafíos pendientes del retorno a clases presenciales en Ecuador
El retorno a clases presenciales presenta retos no tan sencillos, como un presupuesto de USD 650 millones para mejorar la infraestructura escolar.
Arlett Arriaga, de 8 años, espera que abran su escuela unidocente para retornar a clases semipresenciales, en el recinto Los Guachapelices, Guayas, 7 de junio de 2021.
Carolina Mella
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Ya son dos años desde la última vez que los cuatro hijos de Shirley Silva pisaron la escuela. Carlos Daniel, que tiene ahora 13 años, no conoce ni a su profesor, su transición de la Educación Básica al Bachillerato la vivió en la virtualidad.
La pequeña sala de la casa en la Isla Trinitaria en Guayaquil se convirtió en un aula de clases, “con un crédito, compramos teléfonos y computadoras para que ellos continuaran estudiando, pero las clases no fueron con el profesor a través de la pantalla, era todo por Whatsapp”, narra Silva.
Cuando se le consulta si piensa enviar a sus hijos a la escuela en el próximo régimen Costa, programado para el 6 de mayo de 2022, ella responde: “Por supuesto, ya no pueden dejar de ir un día más”.
Pero las condiciones en las que 4,3 millones de estudiantes del país retornarán a las escuelas todavía están en duda. El sistema educativo arrastra años de deficiencias que se agudizaron con la pandemia de Covid-19.
Hay por lo menos tres desafíos a superar para lograr el retorno masivo a clases:
- USD 650 millones para mejorar la infraestructura de centros educativos, y en algunos casos reconstruirlas por completo.
- Cubrir el déficit de 4.000 docentes.
- Recuperar a los estudiantes que desertaron del sistema educativo o los que aún matriculados, no estuvieron conectados a las clases.
USD 650 millones para infraestructura
De los 1,8 millones de estudiantes del régimen Sierra-Oriente que retornaron a la presencialidad, cerca de 5.000 estudiantes no han podido regresar porque sus escuelas no están aptas para el retorno.
Pero la situación en la Costa es más compleja. Solo en el sector de Monte Sinaí en Guayaquil hay alrededor de 89.000 estudiantes distribuidos en 66 planteles, de los cuales 37.752 están en las 20 instituciones consideradas en mal estado.
“Monte Sinaí es un problema, que no es solo de Guayaquil, es nacional, que refleja muchos años de abandono, y que no se resolvió el problema de fondo, como la ausencia de terrenos para construir escuelas grandes”, dice Andrés Chiriboga, viceministro de Gestión Educativa del Ministerio de Educación.
Según la última evaluación del Ministerio de Educación, de 13.000 escuelas fiscales, 160 no tienen las condiciones de infraestructura mínimas para volver.
El Ministerio de Educación necesita USD 650 millones en los próximos cuatro años para mejorar las condiciones de escuelas y colegios, en algunos casos reconstruir las unidades educativas.
Andrés Chiriboga, viceministro de Educación.
La estrategia es aumentar las jornadas de clases en las unidades educativas que sí pueden funcionar. “Hay muchos estudiantes que han sido reasignados a otras instituciones educativas en la tarde o noche, mientras sus escuelas son intervenidas”, señala Chiriboga.
Pero eso traerá la pugna de todos los inicios de año lectivo en la Costa, la asignación de escuelas o colegios cercanos a los lugares donde viven los estudiantes, porque un centro educativo lejano propicia el abandono escolar.
“Sufrimos este problema como Ministerio en 2021, pero la emergencia sanitaria lo camufló. Para hacer esa reasignación estamos pidiendo una georreferenciación. Sabemos que habrá casos que se pueden ir de las manos y los revisaremos”, dice Chiriboga.
Desde el lunes 28 de marzo el Ministerio de Educación habilitó un enlace en línea, para que se realice el traslado de los estudiantes a las instituciones educativas, por cambio de domicilio u otros motivos.
El objetivo es lograr el 99% de la presencialidad en el régimen Costa - Galápagos, para el inicio de clases el próximo 6 de mayo.
Faltan 4.000 docentes
En el país hay 4.000 aulas sin un docente; que se traduce en miles de estudiantes sin un profesor, porque ese es el déficit de docentes que tiene el Ministerio de Educación.
“Así como faltan docentes, también hay muchos que no tienen toda su carga asignada, y hemos emprendido la optimización de ese tiempo”, agrega el viceministro Chiriboga.
Uno de los orígenes de este déficit es que los docentes jubilados en los últimos años, no han sido reemplazados.
“Los docentes que se han jubilado llegan al final de su carrera con salarios superiores al de un docente cuando recién ingresa, por eso la partida no podía ser ocupada”, explica Chiriboga.
La solución es “desdoblar la partida”; es decir, por cada docente que se ha jubilado se podrá contratar por nombramiento provisional a dos profesores, hasta que se abra un concurso de oposición y méritos que puede tardar meses.
Debido a la urgencia, el Ministerio de Educación contratará por nombramiento provisional a 1.900 docentes en abril, para cubrir las necesidades en el régimen Costa. Y hasta finales de 2022, se contratarán a otros 1.617 maestros, y aún así quedaría un déficit de 483 docentes.
Nadie se queda de año
“En papeles, no hay estudiantes que hayan abandonado el sistema escolar”, dice Chiriboga. Y también en papeles hay más alumnos, 1,58% más en el régimen Costa y 0,81% más en la Sierra.
El Ministerio de Educación dice que no les faltan estudiantes. Aunque existió una disminución de 97.891 estudiantes inscritos entre 2019 y 2021.
La explicación es la matrícula automática que se asegura a todos los estudiantes. Además, se ha aplicado desde el Gobierno anterior el método de evaluación por proyectos y la disposición de que “nadie se queda de año”.
Pero el propio Ministerio reconoce que no se sabe con exactitud dónde están los estudiantes, porque en el papel están matriculados y nadie desertó.
"Los estudiantes probablemente no estaban conectados y solo presentaban los trabajos finales para pasar de año”.
Andrés Chiriboga, viceministro de Educación.
De ahí la necesidad de regresar a clases. La nivelación del aprendizaje será el gran reto para la educación, “pero también será evaluar esta nivelación y tener los datos”, dice Milton Luna, director de Contrato Social por la Educación.
“Los docentes ya lo están viendo en la práctica en este momento, estudiantes que no saben leer, que se han olvidado de contar”, dice Luna, exministro de Educación en el gobierno de Lenín Moreno.
Según el Banco Mundial incluso antes de la pandemia de Covid-19, ya resultaba claro que existía una crisis mundial del aprendizaje. El indicador de la pobreza de aprendizajes en 2019, mostró que el 53% de los estudiantes de 10 años en América Latina no pueden leer ni comprender un texto breve.
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