Delitos cibernéticos no se detuvieron durante la 'coronacrisis'
Con amenazas o con engaños, los delincuentes obtienen datos personales para cometer ilícitos a través de los sistemas informáticos.
Imagen referencial. Entre enero y mayo de 2020, la Fiscalía recibió 1.066 denuncias por suplantación de identidad.
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Los mensajes llegan a través de WhatsApp. Primero, con amenazas por escrito. "Pagas la multa o te matamos a ti y a tu familia".
Luego, el mismo mensaje lo dice un encapuchado en un video. Incluso va más allá y amenaza con quemar el cuerpo de todos para que no quede rastro.
Finalmente, los delincuentes empiezan a llamar a la posible víctima -por la misma red social- para amenazarla verbalmente.
Ese es el modo de operar de un grupo delictivo que, usando información confidencial de personas como el número telefónico, exige dinero.
Los mensajes y llamadas se hacen desde números del extranjero y se exige depósitos a cuentas de bancos, también domiciliados en otros países.
La Policía Nacional ha rastreado, mediante la Unidad de Investigación de Delitos Tecnológicos (UIDT), varios de estos delitos y estafas cibernéticas desde que comenzó la pandemia.
Suplantación de identidad
Pero, no solo la violencia es utilizada por estos grupos delictivos. El engaño y la suplantación de identidad son otras de sus herramientas.
Carlos (nombre protegido) fue una de las víctimas de estas bandas. La mañana de un jueves de cuarentena recibió un mensaje vía Facebook. El remitente era una amiga lejana o, al menos, el nombre y las fotos del perfil coincidían con ella.
Luego de minutos de una conversación casual, su amiga le pidió ayuda para que recibiera en su casa un pedido que estaba retenido en la aduana. Supuestamente eran cámaras fotográficas, teléfonos y computadoras.
Carlos no vio problema al pedido y accedió. Facilitó su dirección y número de celular. De inmediato, ella se comunicó por WhatsApp y el perfil de esa red social también coincidía con su foto y nombre.
Además, el número de teléfono era de Malta, país europeo en el que su amiga había vivido hasta hace poco tiempo.
Tal como le anticipó su amiga, supuestos personeros de la aduana se comunicaron con Carlos y le confirmaron sus datos. Ellos dieron la primera muestra de que se trataba de una estafa.
Le pidieron que depositara cerca de USD 3.000 porque el cargamento rebasaba el límite permitido para las importaciones. Carlos decidió seguir la corriente para descubrir que ocurría y ofreció hacer el pago.
Luego, habló con su amiga directamente y se dio cuenta que era un caso de estafa y suplantación de identidad. Dijo a los criminales que había hecho el depósito, pero luego -cuando la transferencia nunca se hizo efectiva- dejaron de comunicarse.
Carlos decidió -por cuestión de tiempo y trabajo- no poner la denuncia. Es solo uno de las decenas de casos similares que se denuncian en redes sociales.
La Policía Nacional, a través de la UIDT, pudo desarticular un grupo que delinquía con ese modo de operación. Mientras que el 15 de junio fue capturada una pareja que se dedicaba a esta actividad, desde Guayaquil.
Ciudadanos no denuncian los hechos
Xavier Cuadros, abogado experto en protección de datos, explica que el Código Orgánico Integral Penal (COIP) tipifica todas las infracciones que se pueden cometer a través de Internet y las redes sociales.
En ese cuerpo legal hay 12 tipo penales que pueden asociarse al mundo cibernético. PRIMICIAS solicitó a la Fiscalía las cifras de denuncias recibidas por cada uno durante 2020, antes y después de la emergencia.
En la mayoría de infracciones se evidencia una reducción, al igual que en los delitos comunes en los meses de pandemia.
El abogado Cuadros explica que por temas de cuantía, por desinterés o por que la estafa no se concretó, las personas no denuncian los hechos. Esto impacta en el balance de delitos cibernéticos reportados.
Además, según el especialista, en la norma ecuatoriana falta especificar los tipos penales en el mundo digital.
Por ejemplo, existe la estafa que se sanciona con una pena de cinco a siete años de prisión. Pero no se detalla los diferentes tipos de estafa que se pueden cometer por Internet ni tampoco una pena específica para cada uno.
Cuadros menciona el phishing, que es una de las prácticas más comunes y se caracteriza por el robo de información confidencial como datos bancarios, número de tarjetas de crédito y contraseñas.
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