Cómo 'Cumbayork' se convirtió en el nuevo epicentro de la farra en Quito
La parroquia Cumbayá es ahora un atractivo para la fiesta quiteña. Hay restaurantes de caché y bares a los que llega gente de clase media alta. Pero también es un lugar que tiene otra cara y algunos problemas que resolver.
A partir de las 20:30, las personas empiezan a llegar a la plaza central.
Emerson Rubio / PRIMICIAS
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No saben quién bautizó como 'Cumbayork' a Cumbayá, una parroquia rural situada al nororiente quiteño, pero sí saben por qué.
Un Porsche descapotable atraviesa la avenida Francisco de Orellana. Por el carril contrario avanza un Volkswagen de color rosado chillón. Y luego un Mercedes. Y un Lexus. El desfile de autos de alta gama anuncia una cosa: la farra se acerca.
Es jueves, 20:30. Alrededor del parque de Cumbayá -o parque central-, se han encendido las luces. Luces blancas. Luces amarillas. Hay música, tráfico, una mujer vende cigarrillos en una esquina, los policías dan vueltas en sus motos y la gente empieza a llegar.
La avenida Francisco de Orellana, que cruza a un lado del parque y es -quizás- la más popular de la zona, no es una pasarela. Pero parece.
Jovencitos con trajes de pingüino entran a una cervecería. Jovencitas con minifaldas y carteras de una marca carísima hacen fila para ingresar a un bar, donde un guardia -grandote y con cara de gruñón- les hace la conversa. Ellas se ríen. Él también.
Mientras tanto, otros, como si fuera un tontódromo, dan vueltas por el parque. Una. Dos. Tres. Cuatro veces. Buscan parqueaderos. Y no hay. Pero vale la espera -dicen- si se trata de farrear o comer en los bares o restaurantes costosos y con temáticas propias.
No será Manhattan o la Lexington Avenue, pero es 'Cumbayork'. Y aquí no llueve. No hace frío. No hay delincuentes -al menos, por ahora- ni enganchadores.
Parece la 'Tierra prometida' de Quito. Pero no todo es color rosa en esta nueva zona rosa.
Desde 2022, tras la pandemia y los brotes continuos, el centro de Cumbayá se convirtió en un punto atractivo para residentes y turistas: es el nuevo epicentro de la fiesta.
En ese año, según Pablo Játiva, administrador zonal de Tumbaco, se contaron 316 licencias de actividad económica, específicamente cafeterías y restaurantes con venta restringida de bebidas alcohólicas. De esas, 106 están en el centro.
Solo cuatro establecimientos tienen el permiso de bares y discotecas.
La seguridad, el punto fuerte
Fernando Betancourt Cueva, residente de Cumbayá desde hace 62 años, afirma que la seguridad ha sido un factor importante para el desarrollo económico de la parroquia. "No hay escándalos. Y siempre se ha caracterizado por ser tranquila", añade.
Él ha sido testigo de cómo ha evolucionado la zona. "Lo que antes era un pueblo, prácticamente se ha convertido en un área comercial", señala desde la puerta de su casa, que se ubica a unos metros del parque central.
Con él concuerda el mayor de Policía, Romel Tobar, quien es el jefe de Operaciones del Distrito Tumbaco, al que pertenece Cumbayá.
Debido a la reactivación económica después de la pandemia, el sector ha atraído a gente no solo del valle sino de Quito. Frente a ello, se han activado estrategias de control y seguridad para los habitantes, locales y turistas.
Los negocios tienen botones seguros. No hay denuncias por escándalo público. Y los bebedores, cuando se acaba la fiesta, se van.
Pero no a su casa.
El mayor Tobar señala que hay lugares, como miradores en la parroquia, donde deben hacer patrullajes para evitar que las personas se dirijan hacia esos sitios a seguir la farra.
Actualmente, hay 15 policías asignados a esta parroquia. Y, según las estadísticas, desde el 1 al 18 de enero de 2023 se han reportado tres casos de robos. En el mismo periodo, en 2022, ya se habían reportado seis casos.
Ninguno de los incidentes, que se han producido en el año, se han dado en la parte central de Cumbayá, mejor conocida como el circuito Vía Láctea.
El clima y su gente
Sonia Chuquimarca es nativa de Cumbayá. Y también es la presidenta del Gobierno Parroquial.
Ella explica que se llama circuito Vía Láctea porque la vía que conectaba antes a la parroquia con Santa Inés y Nayón, otra parroquia de Quito, estaba flanqueada por potreros y el sector ganadero. De ahí su nombre.
Ha visto la transformación de la parroquia. "El clima es agradable y hay algo sumamente importante: la calidad humana de nosotros, los parroquianos", asiente Chuquimarca.
Recuerda que la evolución de Cumbayá empezó hace unos 60 años, cuando llegaron las primeras urbanizaciones Jacarandá y Jardín del Este. Mientras que el parque central tomó una nueva visión cuando se trabajó en el proyecto municipal llamado 'Vida para Quito'.
Fue una propuesta diferente para el desarrollo. Los dueños de las propiedades se mostraron interesados en arrendar esos espacios para negocios. Al principio eran pequeños y propios, pero hoy están instaladas allí grandes cadenas, como Noé o Malibú.
Desde hace ocho años ya hay movimiento. Pero en los últimos ha ganado más fuera.
Los arriendos de locales allí oscilan entre los USD 3.000 y 5.000, dependiendo del espacio y del lugar.
La otra cara de Cumbayá
Algunos restaurantes costosos se ubican en la avenida Francisco de Orellana y también en la calle Manabí, cuyo extremo norte ostenta una amplia oferta gastronómica, como sushi, parrilladas, camarones apanados. Y los platos cuestan más de USD 20.
Pero en el extremo sur, que colinda con la avenida María Angélica Idrovo, a unos 200 pasos de allí, expone su lado más popular.
"¡A ver la fritadita, venga, venga!", dice la dueña de un carrito donde vende el plato a USD 1,50.
Chuquimarca, la presidenta del Gobierno Parroquial, reconoce que quienes más asisten al centro de Cumbayá son personas de clase media alta. Pero no es un limitante. En las ocho manzanas que conforman este espacio céntrico, hay muchísima variedad.
"A una cuadra y media del parque están las tortillas con caucara y tripa mishqui", dice. Otro factor que destaca Chuquimarca: la gastronomía.
Eso atrae a la gente. No solamente a quienes llegan a trabajar o a estudiar.
La presidenta recordó que la parroquia acoge a colegios de élite, como el Alemán o el Menor, y a la universidad San Francisco de Quito. Quizás la más cara del país.
Es por esa razón que la población flotante (70.000) casi dobla a la población de residentes (40.000).
Problemas que no ha sido solucionados
La 'Tierra prometida' de Quito también tiene su lado oscuro. No hay tantos robos. Sin embargo, Chuquimarca asegura que es necesario fortalecer la seguridad.
No es todo.
Como en otros espacios, hay ventas ambulantes. No hay aceras y los caminantes se exponen a ser atropellados por los autos y, por último, la falta de estacionamientos genera un caos en la zona del parque central.
"No me opongo al desarrollo y a la aparición de nuevos negocios en mi parroquia, lo único que pido es que nos respetemos unos con otros".
Sonia Chuquimarca, presidenta del Gobierno Parroquial de Cumbayá.
Hay, al menos, cinco parqueaderos. Estos tienen aproximadamente capacidad para 400 autos. Pero no es suficiente. Luego de las 21:00, algunos cierran las puertas. Están llenos.
Eso responde, según Chuquimarca, a una falta de planificación.
Játiva, de la Administración Zonal Tumbaco, admite que Quito no ha sido planificada históricamente. Incluso, se construyeron varias urbanizaciones en Cumbayá sin tener vías de acceso. Y ahora hay una saturación de ellas.
"El problema no es falta de vías, sino que todos usan el carro y no tenemos un sistema de transporte público de calidad".
Pablo Játiva, administrador zonal de Tumbaco.
Una 'Ciudad Satélite'
Valeria Trujillo es la gerente general de Maré, un restaurante situado en la calle Eloy Alfaro.
Ella insiste en que la seguridad es una fortaleza. Pero han debido contratar seguridad privada. "No queremos que se deteriore como otros barrios", afirman.
En la pandemia, la Eloy Alfaro se peatonalizó. Un punto a favor. Pero esa realidad cambió.
El urbanista y profesor principal de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Hernán Orbea, sostiene que Cumbayá se hizo bajo una óptica de 'Ciudad Satélite' condicionada al uso del vehículo privado.
Señala que el crecimiento de la parroquia se debe a un fenómeno cíclico que ocurre con el surgimiento y auge. Y luego con el desprestigio de los sectores de la ciudad.
"Somos muy poco tolerantes a las mezclas de carácter social", dice Orbea. Es por ello que se dan los desplazamientos, sobre todo de las élites.
Se han mudado siete veces en los últimos 100 años. Del Centro Histórico hacia La Mariscal, luego al entorno del parque La Carolina, posteriormente subieron a El Batán, para después ir hacia Quito Tenis, El Condado y Cumbayá. Ahora, el rumbo es Puembo.
"Este es un fenómeno de depredación del suelo, de mal uso del suelo, porque tenemos esas intolerancias a las mezclas sociales".
Hernán Orbea, urbanista.
Por otro lado, existe una amplitud para otorgar permisos de construcción y funcionamiento.
"Es porque la gente quiere en un radio lo más corto satisfacer sus necesidades", explica. Entonces, esa situación suele tener abusos debido a la permisividad y falta de control.
"Cumbayá se va a saturar", anticipa el urbanista. Ocurrió con La Mariscal, una zona rosa que hoy está gris.
Un beneficio para la capital
Para Pablo Játiva, administrador zonal de Tumbaco, el desarrollo de Cumbayá responde a la expansión urbana que está viviendo Quito, una ciudad con 3 millones de habitantes y cuyas condiciones geográficas ya no le permiten expandirse hacia las laderas del Pichincha.
Hace unos 15 años se produjo un acercamiento con los valles y por eso también la construcción de urbanizaciones de clase media alta.
En cuanto al nuevo punto de ocio, Játiva dice que la proliferación de negocios no se limita solo al centro de la parroquia, sino también en sus alrededores. Y este desarrollo no solo favorece a Cumbayá, también a Quito, debido a la cadena de valor.
Pero ¿qué hacer para que no se convierta en una Mariscal?
Hay dos aristas, advierte Játiva:
- Control de Municipio sobre la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas y el espacio público.
- La ciudadanía tiene que cooperar.
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