'Cuentero' de Instagram embaucó a una docena de mujeres en el país
El cuencano Henry P. usaba la red social Instagram para contactar a jóvenes profesionales haciéndose pasar por el hijo de un acaudalado empresario argentino.
Adriana Isaza es una de las 12 víctimas del embaucador de Instagram, quien usaba al menos cuatro identidades para acercarse a las jóvenes.
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La receta del infortunio tuvo altas dosis de vulnerabilidad, bastante de curiosidad y unos cuantos clics en los 'me gusta' de Instagram.
A mediados de octubre de 2021, cuando el 'estafador de Tinder', Simon Leviev, era aún un perfecto desconocido, Adriana Isaza, de 35 años, se refugiaba en su trabajo como odontóloga en Santo Domingo de los Tsáchilas, luego de un fracaso sentimental.
Así que aprovechó un momento de descanso para revisar sus redes sociales. Y ahí estaba un tal Guillermo Von Bülow, llenando de corazones sus fotos colgadas en Instagram, con los que atrajo su atención.
"¿Quién eres?", le preguntó en línea. "Un arquitecto alemán, educado en Buenos Aires e hijo de un acaudalado empresario argentino. Busco una relación seria y estable". Sonaba bien.
Pero aquel 'acaudalado extranjero', de noble cuna europea, era en realidad el cuencano Henry P., de 25 años, con al menos cuatro identidades en Instagram -Von Büllow, Guillermo Rizo, David Crespo y Guillermo Krollet- y un historial como embaucador de mujeres en Pichincha y Azuay.
En su perfil, escrito en alemán, su alter ego Von Büllow vendía una facha 'hipster' y se identificaba además como artista, productor musical, compositor, diseñador y cineasta, cualidades que lo hacían más interesante a los ojos de Isaza.
Este fue el inicio de una intermitente relación digital, que se concretó en enero de 2022, cuando Adriana rebuscó en la cuenta de este donjuán cibernético y halló la foto de un anillo de compromiso que ilustraba el anuncio de un matrimonio.
Ella le escribió para felicitarlo, pero él le confesó que ya no había boda, lo que se convirtió en un pretexto para retomar el coqueteo, hasta que Von Büllow le dijo a Adriana que estaba abandonado a su suerte en Quito y que quería instalarse en Santo Domingo.
Ahí comenzaron las alertas, ya que el "káiser" le pidió a Adriana que le pagara el taxi puerta a puerta desde la capital porque tenía problemas con sus tarjetas de crédito. Fueron USD 15 que el sujeto prometió devolver en cuanto encontrara trabajo.
El cuento era que sus millonarios padres le habían suspendido la asistencia financiera porque no aprobaban las relaciones sentimentales de su hijo. Pero Von Büllow tenía la habilidad de convertir los problemas en oportunidades.
Él estaba dispuesto a sacrificar las comodidades del dinero por la libertad de vivir, una cualidad que terminó seduciendo a Adriana, quien instaló a su nuevo amor en su casa y le dejó el auto antes de viajar por 15 días a Brasil para continuar un posgrado.
Para la familia Isaza algo no estaba bien con este sujeto de acento argentino que había conquistado a Adriana, así que lo vigilaron mientras ella estudiaba en tierras brasileñas. Hasta ahí, nada raro.
A su regreso, el falso Von Büllow le presentó a su supuesta mamá vía telefónica y le dijo que ella había viajado a Cuenca desde Estados Unidos para supervisar un negocio de café que estaban por inaugurar. Otra mentira.
También quiso tentar a la suerte, proponiéndole a su pareja que le diera acceso a las claves de sus tarjetas y que solicitara un préstamo bancario para comprar una casa. "Jamás lo hice", confiesa Adriana con rabia.
Con el tiempo, las discusiones de pareja aumentaban y él acudió a una psicóloga para que lo ayudara a controlar su temperamento, hasta que el 9 de marzo de 2022 la relación terminó a golpes, aunque en un intento por superar el problema, Adriana buscó al falso alemán.
Y lo encontró en el consultorio de la psicóloga, que en realidad era una nutricionista a la que Von Büllow también había enamorado.
Así que todo estaba dicho; Adriana descubrió todas las mentiras de su amor fallido y lo desenmascaró en Facebook el 12 de marzo, mientras lo denunciaba en la Fiscalía por violencia intrafamiliar, ya que no tiene pruebas de estafa alguna.
Días después, al menos 12 mujeres que habían sido engañadas por Henry P. la contactaron para contarle sus experiencias con un sujeto que las conquistó en Instagram diciéndoles que era médico, abogado, asesor legislativo en Argentina, ginecólogo, arquitecto, campeón de natación y hasta poeta.
A ellas también les pidió el acceso a sus cuentas bancarias. Muchas le compraron ropa de marca y asumieron sus gastos en restaurantes, pero por el momento prefieren mantenerse en el anonimato.
Todas tienen el mismo perfil: jóvenes profesionales, divorciadas o solteras, que buscan iniciar una relación estable en redes sociales.
Además apareció la novia fallida, quien le contó a Adriana que el anillo de compromiso que le dio el "alemán con acento argentino" se lo había pedido a otra mujer como un regalo para su madre, que solo existe en sus delirios.
La verdadera vive en Cuenca, tratando de lidiar con los líos de su único hijo, quien al parecer regresó a Quito y cerró todas sus redes sociales.
Adriana dice que da la cara para evitar que más jóvenes caigan en las redes de un sujeto que, según ella, tiene un perfil idéntico al estafador de Tinder, Simon Leviev, "y que podría ser hasta peor".
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