Cuenca apunta a las parroquias rurales para crecer en 10 años
El Concejo Cantonal de Cuenca definió su plan técnico de crecimiento con proyección al 2033. Se espera que aparezcan 53.366 hogares nuevos.
Vista panorámica de Cuenca, en enero de 2023.
Xavier Caivinagua
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El 84 % de los nuevos hogares proyectados en Cuenca para los próximos 10 años deberá vivir en el suelo rural de expansión urbana. Así lo establece el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de la capital azuaya aprobado en 2022.
Según los cálculos realizados por el equipo técnico del Plan de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (PDOT) y Plan de Uso y Gestión del Suelo (PUGS), en 2033 la población cuencana llegará a 540.855 habitantes. Eso significará 53.366 hogares nuevos.
El equipo técnico determinó que esos hogares deben ubicarse principalmente en las zonas que ya han empezado a crecer en la capital azuaya. Pero su expansión ha sido desordenada y dispersa.
El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Cuenca intentará ordenar la tendencia de los cuencanos a buscar vivienda en las zonas rurales que tienen suelo a bajo costo.
Eso ha ocurrido, por ejemplo, en El Valle (sureste), Sinincay (noroeste), Ricaurte (norte) y Baños (sur), que encabezan el crecimiento poblacional de Cuenca en los últimos años.
En las cuatro parroquias las tasas de crecimiento poblacional superan el 3 %, mientras que en el área urbana de Cuenca la tasa se ralentizó y está en el 1,93%, según detalla el Plan de Ordenamiento Territorial.
Aunque son zonas en expansión, el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial limita el crecimiento en Baños y Ricaurte, en donde el área de expansión urbana delimitada es pequeña en relación con su territorio.
Mientras que en El Valle y Sinincay, el objetivo es ralentizar el crecimiento urbano, debido a las limitaciones físicas y espaciales que hay en estas parroquias.
Llacao, Nulti y Paccha empiezan a crecer
Pero hay otros sectores que apenas empiezan a expandirse y se proyectan como las nuevas zonas residenciales de los cuencanos porque tienen un alto número de lotes vacantes y a bajo costo. Estas parroquias son Llacao, Nulti y Paccha, que están al norte de la ciudad.
En la actualidad, en estas parroquias ya hay un alto interés en la compra de terrenos y construcción de viviendas, a pesar de que todavía carecen de servicios como transporte público, agua potable y alcantarillado.
Una de las razones por las que estas zonas se han vuelto atractivas es la cercanía de vías principales, como la Panamericana Norte y la Cuenca-Azogues.
Esas parroquias también están cerca de otras que ya tienen una dinámica más urbana, como Ricaurte, en el caso de Llacao. Mientras que los habitantes de Paccha y Nulti aprovechan la expansión de El Valle y la zona de Challuabamba, en Machángara.
Los problemas de la expansión
Cuando el Concejo Cantonal de Cuenca aprobó el nuevo ordenamiento territorial y plan de uso y gestión de suelo, hubo un amplio debate sobre el crecimiento que debe tener Cuenca y la división del suelo urbano y rural.
Hay quienes defienden que la capital azuaya no debe crecer más, mientras otro grupo considera que es necesario ordenar la expansión que ya existe desde hace años.
Carla Hermida, docente investigadora de la Universidad del Azuay en temas de urbanismo, considera que "técnicamente, Cuenca no debe crecer hacia esas zonas".
La expansión de las parroquias rurales implica también un crecimiento del parque automotor, nuevas dinámicas sociales y nuevas necesidades. "No es sustentable desde el punto de vista económico, social y ambiental", asegura Hermida.
Cuenca tiene suficiente suelo para crecer siquiera hacia el 2050, el problema es que es muy caro.
Carla Hermida, investigadora de la Universidad del Azuay
Hermida sostiene que, además, en el área urbana hay suficiente suelo para construir en altura, que es la tendencia actual de las nuevas edificaciones en la ciudad. "No necesitaríamos más suelo, pero es casi imposible evitar la expansión si no hay herramientas que controlen el incremento del valor del suelo", añade.
La investigadora detalla que, al declarar a estas zonas oficialmente como de expansión urbana, la Municipalidad debe dotarlas de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y vialidad.
Eso suele ser un problema para las administraciones municipales, porque requiere de una alta inversión. En Cuenca, el suelo urbano consolidado, es decir, que cuenta con todos los servicios, infraestructuras y equipamientos, representa el 31,2% del suelo urbano.
Todavía hay un alto porcentaje de suelo no consolidado, que llega al 63,5%, según el Plan de Uso y Gestión de Suelo aprobado en 2022. Este requiere de servicios, infraestructura y un proceso para completar su urbanización.
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