Covid-19: Tercera y cuarta dosis de la vacuna son vitales
Si bien el 84,18% de la población ecuatoriana ha completado el esquema de vacunación contra el Covid-19, solo el 41,9% se ha colocado la tercera dosis y apenas 1,7 millones de personas, la cuarta.
Personas mayores de cinco años acuden a vacunarse en un punto de vacunación de Guayaquil, el 17 de enero de 2022.
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La incidencia del Covid-19 ha logrado estabilizarse en Ecuador y en otros países del mundo debido al esquema de vacunación. Pero el último brote de coronavirus sembró la incertidumbre sobre si las dosis de refuerzo confieren protección ante las nuevas variantes.
Para el investigador en biomedicina Enrique Terán, la respuesta es un contundente sí.
“La vacunación es un proceso preventivo y se puede pensar que porque ha bajado la hospitalización y la mortalidad, ¿para qué vacunarse?, pero el virus produce secuelas a mediano y largo plazo que se incrementan considerablemente con el número de reinfecciones”, sostiene Terán.
Se refiere a lo que se ha denominado como Post Covid o Long Covid. Estudios científicos han detectado que “las reinfecciones no sólo afectan al sistema respiratorio, sino que produce secuelas cardiovasculares en el sistema nervioso central”, explica Terán.
De ahí que pacientes que se han infectado con Covid-19 en más de dos veces experimentan “fatiga permanente, cansancio, dificultad para concentrarse, para realizar las actividades cotidianas e inclusive tienen un riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus”, dice Terán.
“Este virus no es una gripecita, y quien lo ha tenido de puede dar cuenta de que es algo raro, no es simplemente un resfriado, solo el perder el olfato y el gusto tiene un fuerte efecto, entonces no es un virus normal, no es un virus común”, dice el científico Paúl Cárdenas.
Por lo que la recomendación sigue siendo prevenir el contagio, porque entre el 15% y 20% de los reinfectados con Covid-19, sufre de Long Covid y permanece con síntomas hasta por más de dos meses.
“Y eso tiene un impacto en la economía. Por ejemplo, en Australia un tercio de las personas que están faltando al trabajo es por el efecto del Long Covid”, explica Cárdenas.
Aunque se van a cumplir tres años desde que se detectó por primera vez el virus del SARS-CoV-2 en China, los científicos todavía no terminan de conocerlo por completo, pero lo que sí se ha comprobado es que la inmunidad natural y por la vacuna dura entre cuatro y seis meses.
Por eso, lo expertos recomiendan la aplicación de la tercera y cuarta dosis de la vacuna contra el Covid-19.
La evolución del virus ha modificado la necesidad de alargar la inmunidad, sobre todo con la aparición de la variante Delta. Fue entonces cuando se determinó la necesidad de un segundo refuerzo o tercera dosis.
Esto volvió a cambiar cuando apareció ómicron y “nos topamos con que desafortunadamente la memoria inmunológica y las defensas habían ido decayendo más rápido de lo que pensábamos y que por lo tanto esta variante se volvía más transmisible”, explica Terán.
Y así sugirió la cuarta dosis o segundo refuerzo, para reactivar la memoria inmunológica en caso de contagio de ómicron, que es la variante que en este momento impera.
El problema es que en el país, si bien el 84,1% de la población ha completado el esquema de vacunación contra el Covid-19, solo el 41,9% se ha colocado el primer refuerzo (tercera dosis), y apenas el 1,7 millones de personas se han puesto el segundo refuerzo (cuarta dosis).
Algunas personas le atribuyen a las vacunas efectos como cansancio, fatiga y problemas emocionales. “Yo más bien preguntaría si han tenido Covid-19 y pueden estar pasando por los efectos del Long Covid”, asegura Cárdenas.
Vacunas actualizadas
Una vacunación cada cuatro o seis meses requiere de una mayor logística y permanente información a la ciudadanía, por lo que las vacunas se han actualizado contra la nueva variante ómicron.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó el 31 de agosto las vacunas de refuerzo contra el Covid-19 rediseñadas de Moderna y Pfizer/BioNTech, que agregan los componentes de proteína de pico ómicron BA.4 y BA.5 a la composición actual de la vacuna.
Esto ayuda a restaurar la protección que ha disminuido desde la vacunación anterior, al enfocarse en variantes que son más transmisibles e inmunoevasoras.
Se trata de una vacuna bivalente; es decir, apunta a atacar tanto la cepa original de Wuhan, como la primera variante de ómicron (BA.1).
“Disminuye el riesgo de hospitalización y de contagio, porque ómicron es altamente transmisible”, explica Cárdenas.
El Gobierno ecuatoriano no ha informado si adquirirá las nuevas vacunas, ni el stock que mantiene aún con la baja demanda de personas interesadas en aplicarse el segundo y tercer refuerzo.
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