Cortes de luz: Así sobrevive un paciente renal crónico en Guayaquil
Jordan tiene 12 años y padece de insuficiencia renal crónica. Su familia controla su diálisis peritoneal en casa, pero los cortes de luz han complicado su rutina.
Flor Gilces Onofre cuida a su hijo Jordan, de 12 años, quien recibe terapias renales en su casa, en Guayaquil.
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Flor Gilces Onofre solo ha dormido cuatro horas este 23 de abril. Los cortes de luz la mantienen en vela para supervisar el proceso de diálisis peritoneal de su hijo Jordan, de 12 años, quien padece de insuficiencia renal crónica desde hace un año y medio.
Flor, de 44 años, acondicionó una habitación en el último piso de su casa, ubicada en la cooperativa Assad Bucaram, parroquia Pascuales, en el norte de Guayaquil, para garantizar un espacio totalmente aséptico en el cuidado del último de sus cuatro hijos.
El sitio es pequeño y cuenta con un vetusto aire acondicionado que mantiene el ambiente fresco durante las noches, mientras la máquina cicladora de diálisis elimina las toxinas del organismo de Jordan, quien descansa en una cama cubierta con sábanas de Spiderman.
Con luz, este proceso mecánico dura 12 horas, pero con los cortes de energía, Flor debe hacerlo manualmente, gracias a la capacitación que recibió en el Hospital Francisco de Icaza Bustamante, de Guayaquil.
Aunque el proceso es más técnico, Flor lo resume así: "Se coloca un catéter en el abdomen, que va hacia la cavidad peritoneal y se extrae el exceso de agua y las toxinas", dice mientras se seca el sudor por los 34 grados de calor. Es decir, unos cuatro recambios cada seis horas.
En este populoso sector de Guayaquil, los horarios de los cortes de luz no se respetan, por lo que Flor tiene que tomar precauciones: Si la luz se va a las 20:00, ella conecta la máquina a su hijo desde las 18:30. "Pero ha pasado que se va antes y todo se complica", cuenta.
Jordan es uno de los aproximadamente 60 niños, entre la Costa y la Sierra, que se someten a este tipo de diálisis en sus casas, con la coordinación del Ministerio de Salud, que les entrega las máquinas y las medicinas a domicilio gratuitamente, desde hace ocho años.
El costo de este tratamiento sería casi imposible de asumir para la familia de Jordan, ya que los ingresos de su padre Rodrigo Ligua, de 46 años, no llegan ni a un sueldo básico de USD 460 al mes, en las labores de albañilería. Él y su esposa Flor cuentan su testimonio.
Un viacrucis a oscuras
"Todo comenzó con un cansancio físico de mi hijo, que ya no rendía bien y tuvo problemas para orinar. Él era un niño normal, pero un día ya no tenía ánimos para nada, ni para jugar fútbol, en el que ganó cinco campeonatos barriales. Es hincha de Emelec.
Lo llevé a una clínica, donde le pidieron exámenes. El doctor me dijo que podía ser una infección a las vías urinarias o un problema renal más grave, lo cual se confirmó. Jordan estuvo tres meses en el Hospital Francisco de Icaza Bustamante.
Luego nos dieron la máquina y nos enseñaron a usarla. Es prestada y tenemos que cuidarla. Primero la limpiamos para poder dializar al niño. Nos lavamos bien las manos y tenemos el ambiente fresco. Nada de uñas largas ni esmaltes.
El objetivo es sacar sus toxinas, porque él ya no orina desde hace tres meses.
El proceso lo hacemos en las noches y dura 12 horas. Lo conectaba a las 20:00, pero con esto de la luz lo hago a las 18:30. Ayer (22 de abril) se fue la luz a las 22:00, cuando el corte iba a ser a las 00:00.
Cuando completa su tratamiento se lo desconecta a las 06:00. Me recomendaron que compre un generador de energía que pueda encender al menos 10 focos para que la máquina encienda.
Pero no tenemos dinero, porque mi esposo trabaja como albañil y no gana demasiado. He pensado ayudarme con un bingo o una rifa en el barrio o pedirle ayuda a mi familia. Jamás pensé en que íbamos a llegar a esta situación de apagones.
El niño se sofoca sin ventilador. La luz se iba a las 10:00 y regresaba a las 15:00, pero hoy se fue a las 09:00. Y así mismo es en las noches.
Lo conecté temprano, a las 18:30, pero la luz se fue a las 22:00. Todos nos desesperamos, él se sofocaba, lloraba y decía que nadie lo entendía por el calor.
Hace dos días tuvimos que usar cartones para darle aire, se quiso sacar hasta la manguera. Llamé a la doctora porque no sabía qué hacer.
Pero ella me dijo que esperara nomás a que llegue la luz y que no podía desconectarlo. El líquido que entra en su cuerpo es caliente (36 grados aproximadamente) y se sofocaba más. Tuve que ventilarlo desde las 00:00 hasta las 04:00.
No podemos hacer nada, solo esperar que llegue la luz. El problema de hacerlo manualmente es que se quedan con líquido cada seis horas. Si no se hace el tratamiento, sería complicado, porque él no orina y retendría líquidos.
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