Conocoto: entre la informalidad y la indiferencia a la pandemia
Autos y personas en las calles de Conocoto el 30 de abril de 2020 durante la crisis sanitaria por el coronavirus.
Jonathan Machado / Primicias
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Esa parroquia es Conocoto, ubicada en el valle de Los Chillos, en el suroriente de Quito, que con sus 100.000 habitantes es la segunda parroquia rural más extensa y poblada del Distrito Metropolitano, solo después de Calderón.
Es también la segunda parroquia rural con más contagios de coronavirus hasta el 30 de abril, solo por detrás de la misma Calderón, que tiene 71 casos y 190.000 habitantes.
Esos 60 casos ubican a Conocoto en el séptimo lugar de las parroquias urbanas y rurales con más contagios de Covid-19 en la ciudad.
Belisario Quevedo (99), Chillogallo (81), Centro Histórico (80), Calderón (71), Cotocollao (70) y Guamaní (63) son las parroquias con más casos en Quito.
En el caso de Conocoto, los datos reflejan la realidad de la parroquia, donde el comercio informal, la indisciplina ciudadana y el irrespeto a la medidas de restricción vehicular se evidencian en sus calles.
PRIMICIAS hizo un recorrido el jueves 30 de abril de 2020 y constató que Conocoto está lleno de vendedores informales, comercios abiertos, compradores, vehículos cuya placa termina en cualquier número y ausencia de controles policiales.
Los bancos, cooperativas de ahorro y crédito, farmacias y supermercados son los lugares en los que se concentra la mayor cantidad de personas, al igual que en los alrededores del mercado municipal.
Para intentar frenar la expansión del virus, policías metropolitanos toman la temperatura de las personas que ingresan al mercado municipal, una medida que se replica en los supermercados, pero no en los comercios más pequeños.
El presidente de la Junta Parroquial, Diego Pérez, dice que uno de los mayores problemas que tiene esta parroquia es que la actividad comercial se localiza en las calles aledañas al parque central.
"Esto ocasiona que los habitantes de los barrios se aglomeren en este sector, que se vuelve un potencial foco de contagio", agrega Pérez.
A esto se suma que algunos habitantes salen a las calles para pasear con sus mascotas o para practicar deporte, sin considerar la restricción de movilidad.
Es por eso que las autoridades de la parroquia desinfectan las principales calles para evitar la propagación del virus.
Pablo González dejó de vender caramelos y se centró en la venta informal de guantes y mascarillas. Aseguró que tras respetar 15 días de cuarentena salió a la calle en busca de ingresos económicos para solventar las necesidades de su esposa y sus dos hijos.
González no recibe el bono de USD 120 que entrega el Gobierno a quienes han dejado de percibir ingresos a causa de la emergencia y asegura que tampoco ha sido beneficiario de los kits alimenticios.
La Administración Zonal Los Chillos señala que ha entregado más de 9.000 racionales de alimentos en las seis parroquias que conforman este valle durante los 46 días de cuarentena.
Falta de control
PRIMICIAS evidenció que en la parroquia de Conocoto existe escaso control de la Policía y de la Agencia Metropolitana de Control, entidad encargada de que se respete el buen uso del espacio público.
Diego Pérez, presidente de la Junta Parroquial, señala que ha solicitado al Municipio de Quito mayor presencia de agentes para evitar que las ventas ambulantes sigan en las calles.
Mercedes López, quien vive en este sector por más de 30 años, dice que en los últimos años se ha incrementado el número de locales comerciales abiertos, así como un aumento del comercio informal.
Compartir: