Regresa el ecuavóley y La Comuna renace después de la tragedia
Ese deporte se practica en este barrio de Quito de manera organizada desde hace más de 20 años. El 31 de enero, un aluvión arrasó su antigua cancha y causó 28 muertes.
Un partido de ecuavóley en la cancha del barrio Las Casas, el 22 de febrero de 2022.
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Una foto con un lazo negro de Luis Miguel Conza López cuelga en las mallas que rodean las dos canchas de ecuavóley del barrio Las Casas, ubicadas sobre las calles Selva Alegre y Mariscal Sucre, en el noroccidente de Quito.
Ese es el espacio que han elegido los vecinos de La Comuna para retomar el deporte que simboliza la unión del barrio y ahora también su renacer. La foto con el crespón negro, en cambio, es una suerte de homenaje a los 28 fallecidos en el aluvión del 31 de enero.
En La Comuna, el ecuavóley no es solo un deporte ahora y no lo era antes del aluvión. Durante 20 años, las canchas de La Comuna eran el sitio de reunión, el espacio de camaradería al que todos llegaban después de sus jornadas laborales.
Por eso mismo, el lunes 31 de enero, entre deportistas y espectadores, unas 50 personas fueron sorprendidas por la fuerza del lodo y casi la mitad fallecieron.
Fue una desgracia para la ciudad y una tragedia indescriptible para el barrio porque los muertos eran los vecinos, los amigos, los parientes.
Durante dos semanas no hubo partidos en señal de duelo, pero el 14 de febrero, la Asociación de Ecuavóley de La Comuna -porque el deporte es tan importante que está organizado- decidió que era momento de volver a las canchas.
Los deportistas aficionados coincidieron en que jugar otra vez era la mejor manera de homenajear a sus amigos fallecidos.
Encontraron en el vecino barrio de Las Casas unas canchas disponibles para mantener su actividad y olvidarse, al final de la tarde, de los problemas que los aquejan.
"En un partido hay apuestas, bromas y se vive con mucha intensidad", dice Paúl Encalada, presidente de esa asociación y sobreviviente del aluvión. "El ecuavóley es parte de la identidad de los ecuatorianos", repite.
Pero regresar a jugar fue más difícil de lo que parece. Alexander Ramírez logró escapar del lodo y escombros y confiesa que le temblaban las piernas cuando regresó a jugar. Hubo llanto en los primeros partidos, pues todos recordaban a los fallecidos.
"Éramos 130 socios y amigos y ahora solo quedamos 107", se lamenta.
El ecuavóley en La Comuna es también un símbolo de unión del barrio en momentos difíciles y en épocas festivas.
"Cada Navidad, la Asociación entrega juguetes a los niños del barrio. Se van contentos porque muchas veces sus familias no tienen dinero para comprarlos", dice Encalda.
Entre apodos y apuestas
Para que un partido de ecuavóley sea atractivo en La Comuna hay que cumplir algunas reglas. La más importante es que los rivales deben ser "cotejas". Esto quiere decir que deben tener el mismo nivel de juego.
Si esto no es posible, el equipo que tenga los mejores jugadores debe dar ciertas ventajas. Por ejemplo, uno de ellos debe jugar con una sola mano.
Es martes de 22 de febrero de 2022 y el primer partido del día está a punto de empezar en las canchas del barrio Las Casas. En un lado están 'Cuico', 'Pollo' y 'Cejas', quienes se enfrentarán a 'Pesado', 'Gemelo' y 'El Chavo'.
“Casi todos tienen apodos. Así nos conocemos y muchas veces no sabemos los nombres reales”, sonríe Steven Pazmiño, otro sobreviviente del aluvión.
Para usar la cancha, cada jugador debe pagar USD 1. Ese dinero sirve para el mantenimiento y para que la directiva compre los implementos como redes y pelotas. Están prohibidos los insultos y las peleas y ante cualquier conato de trifulca el partido se suspende.
En las gradas los aficionados hacen apuestas y juegan cuarenta.
Conforme avanza la tarde y noche, la cantidad de asistentes crece. En los alrededores se instalan puestos de comida, que con sus humeantes platos contemplan una tradicional estampa de La Comuna.
Para el siguiente partido hay expectativa, pues se enfrentan 'Colágeno' y 'Sonajero', "dos jugadorazos", a criterio de Luis López, un asiduo espectador de estos encuentros.
La expectativa se cristaliza en apuestas de hasta USD 60 entre los equipos y de hasta USD 100 en las gradas. El partido es parejo y a mitad del segundo set de 15 puntos un fuerte aguacero obliga a la suspensión del partido.
Eso no pasada en su cancha, pues tenía techo. Aquí no se puede seguir, así que los jugadores estrechan sus manos y retiran las redes.
"Queremos una nueva cancha"
Los 107 socios de la Asociación de Ecuavóley de La Comuna decidieron, en una reunión realizada a mediados de febrero, que quieren una nueva cancha. Su presidente, Paúl Encalada, dice que la intención es mantener viva una tradición.
"Los fines de semana venían personas de muchos barrios a jugar. Los partidos empezaban a las 14:00 y terminaban pasadas las 20:00", recuerda.
Esta vez, sin embargo, espera que la cancha se construya en un lugar cumpla con normas técnicas para evitar otra tragedia.
El pedido no ha llegado al Municipio de Quito, que anunció un plan de USD 8,4 millones para la rehabilitación y recuperación de los barrios de La Comuna y La Gasca. En ese plan no consta la construcción de una cancha, pero los vecinos esperan que eso cambie y las autoridades no la han descartado.
Eso ya es algo.
Mientras tanto, los 107 socios de la antigua cancha de La Comuna dicen que seguirán jugando en Las Casas, pues no quieren abandonar su tradición.
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