Así es vivir en Colinas de Bellavista, uno de los barrios más pobres de Quito
La falta de agua es el principal problema en Colinas de Bellavista. La delincuencia y la falta de transporte también afectan gravemente a sus habitantes.
Imagen del barrio Colinas de Bellavista de Calderón, en el norte de Quito, el 19 de octubre de 2023.
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En el barrio Colinas de Bellavista, ubicado en la parroquia de Calderón, en el extremo norte de Quito, a unos 2.900 metros de altura, falta todo.
Sus calles no están asfaltadas, no hay juegos infantiles ni canchas deportivas. Tampoco hay recolección de basura, seguridad, transporte público de calidad y, peor aún, agua.
Este barrio, en el que viven unas 200 personas distribuidas en apenas 23 casas, forma parte del 1,80% de barrios de la capital que no cuentan con alcantarillado ni agua potable.
Para acceder a este servicio básico, los habitantes de Colinas de Bellavista deben ingeniárselas, desde acudir a familiares que les regalan botellones de agua hasta pagar montos elevados a los tanqueros que llegan cada 15 días.
"Somos prácticamente un suburbio y pagamos el costo más alto por agua. Pagamos USD 100 mensuales a los tanqueros", dice Judith Correa, presidenta del barrio, quien vive en el lugar hace 18 años.
Agrega que la falta de agua es un verdadero problema con el que deben lidiar a diario. "Tenemos que medir la cantidad de agua que usamos para lavar los platos y la ropa, para preparar la comida y bañarnos".
Recuerda que en septiembre de 2023 la Empresa de Agua Potable (Epmaps) envío un tanquero para dotarles de agua cada semana. Pero solo acudió tres veces y no regresó, aduciendo que el vehículo sufriría daños por el mal estado de las vías.
"Cuando vino el tanquero, nos dio tres minutos de agua a cada familia. Eso no es ninguna ayuda", reclama Correa. Además, se queja del abandono en el que viven a pesar de que pagan todos los impuestos al Municipio.
"Somos un barrio legal. Pagamos todos los impuestos, incluido el predial y no tenemos servicios", dice.
Mientras camina por las calles de tierra del lugar, muestra la cancha y los dos únicos columpios oxidados en los que juegan los 20 niños que viven en el barrio.
"Le pedimos al Alcalde que nos ayude para que los niños tengan un espacio para divertirse", insiste.
"Cuando llueve es una bendición"
El agua es el recurso más apreciado en Colinas de Bellavista.
Maritza Cordero, moradora del sector, dice que "cuando llueve es una bendición porque sentimos que en ese momento Dios se acuerda de nosotros'.
Cuenta que, apenas caen unas cuantas gotas, todas las familias sacan baldes, lavacaras o cualquier recipiente para almacenar el agua.
"Tenemos las manos dañadas porque todo lavamos con las manos", relata Rosa Cruz, una mujer de la tercera edad.
Ella, al igual que los demás habitantes de este barrio, no desperdician ni el agua con jabón que usan para lavar la ropa y los platos. La utilizan para limpiar sus viviendas, regar las calles y para los inodoros.
Sin embargo, varias familias han optado por seguir utilizando pozos sépticos para consumir menos agua. "El problema con los pozos son los olores. Yo pagué USD 150 por la limpieza porque ya era insoportable", dice Judith Correa.
Y agrega que, a lo largo de los 26 años que tiene el barrio, ha solicitado al Municipio la instalación de infraestructura para la dotación de agua potable, pero sin ningún resultado positivo.
La Empresa de Agua Potable explica que el servicio de agua potable está condicionado por la presión de agua que hay en la ciudad.
"Hay algunos barrios que están sobre esa cota y es difícil que el agua llegue", detalla la entidad.
Sin embargo, asegura que los tanqueros municipales acudirán al sector para entregar agua de forma gratuita.
Robos a diario
Si bien la falta de agua es el principal inconveniente para los vecinos de Colinas de Bellavista, la delincuencia y la poca oferta de transporte público también están en la lista de problemas.
Sus moradores aseguran que todos los días son víctimas de la delincuencia. Algunos sufren asaltos mientras se dirigen hacia sus lugares de trabajo o estudio. Otros, cuando regresan a casa.
Sus viviendas también han sido atacadas por delincuentes que han dañado puertas y ventanas para ingresar a robar.
"Tenemos que caminar unos 10 o 15 minutos para llegar a la parada de buses. En el trayecto hay un bosque, que es muy peligroso porque ahí se esconden los ladrones", cuenta Maritza Cruz.
Esta mujer ha sido asaltada dos veces mientras caminaba con sus hijos para abordar uno de los buses que llegan hasta Calderón.
"No siempre se puede tomar un taxi o una camioneta porque son USD 2 que sirven para comprar una funda de leche y pan para la merienda o para guardar para el agua", reflexiona.
Uno de los policías que trabajan en el sector, que prefiere no decir su nombre, reconoce que los patrullajes son insuficientes.
"No podemos estar en todos los lugares porque no tenemos los recursos suficientes. Hacemos lo que podemos", se lamenta.
Agrega, sin embargo, que la Policía intentará reforzar los operativos en Colinas de Bellavista para reducir los índices delincuenciales.
Los habitantes del barrio esperan que el Municipio escuche sus pedidos para empezar a dejar de ser uno de los barrios más pobres de Quito.
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