Claudia Garzón: "La calma en las cárceles puede desatar más violencia"
Claudia Garzón, directora de la Unidad de Análisis Criminal de Colombia e integrante de la Comisión de Diálogo Penitenciario, analiza el perfil criminológico de los detenidos en Ecuador.
Claudia Garzón, miembro de la Comisión de Diálogo Penitenciario y Pacificación. Guayaquil, 9 de febrero de 2022.
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La criminóloga colombiana Claudia Garzón, integrante de la Comisión de Diálogo Penitenciario y Pacificación, explica a PRIMICIAS cuál es el perfil criminológico de los privados de libertad en Ecuador y las líneas de acción que recomienda tomar al Gobierno.
La Comisión dio el primer diagnóstico de sus visitas a los nueve centros penitenciarios del país en los últimos dos meses, donde observó la violación de derechos básicos como la salud, educación, alimentación y el trato a las visitas.
¿Cuál es el perfil criminológico de quienes encabezan las estructuras delictivas?
Así como existe un perfil criminológico psicológico de cada individuo y de cada cabeza de estructura, existe también un perfil criminológico desde el método, es decir que tienen códigos: “Nos matamos tú y yo, no toquemos mujeres ni niños”.
Pero cuando existe una estructura que tocó a la familia, mató a un hijo, secuestró a una hija, entonces aquí no existe tregua ni erradicación de la violencia y han tocado familias entre estructuras.
"Eso ha desatado venganza y deshumanización, como hemos visto en las masacres".
Claudia Garzón.
El método también es la sofisticación del crimen por intereses territoriales, económicos, porque la economía criminal se ha convertido en un oficio, y esa es la problemática que tiene Guayaquil.
¿A qué se debe la aparente calma en la cárcel de Guayaquil?
A veces los silencios y la tranquilidad prolongadas generan un poco de temor. Se puede decir, están tranquilos, pero no, algo está pasando ahí.
"El silencio es una forma de prudencia, pero también puede ser una forma de violencia para las estructuras criminales".
Claudia Garzón
La tranquilidad, a veces desata mayor violencia, por eso hay que hacer un trabajo humano.
Se puede hablar con las cabezas de las estructuras, pero también con los que no son, porque posiblemente los que no se han adherido tienen más información de cómo se actúa ahí.
Usted habla de enfocarse en los que no están contaminados por esas estructuras. ¿En la Penitenciaría quedan personas que no son parte de esas bandas?
Sí, hay muchos que no están contaminados en ninguna estructura.
No los tocan porque se encuentran en (los pabellones de) mínima o mediana (seguridad), y algunos no se adhieren fuertemente. No todas las personas privadas de libertad pertenecen a una estructura, hay que empezar a trabajar con esas personas.
Y debemos preguntarnos ¿qué va a pasar cuando las cabezas de esas estructuras recuperen su libertad? Sociológicamente reflexionemos qué va a ocurrir.
Tarde o temprano todos van a recobrar sus libertades, pero no siempre todos los que quedan a cargo tienen la misma línea, aunque pertenezcan a la misma estructura.
"El tratamiento penitenciario de clasificación es algo que no se ha hecho, y hay que empezar a hacerlo por lo menos con las personas que están entrando".
Claudia Garzón
¿En la máxima están personas realmente peligrosas o por tiempos de sentencia? Por ejemplo, en las visitas encontré al 'Monstruo de los matorrales', un hombre que ahorcó, violó, mató y destruyó los genitales de muchas mujeres y resulta que está en mediana seguridad.
Él ha sido un peligro para la sociedad, pero está en mediana y puede pasarse a la mínima, lleva 20 años, le quedan cinco. ¿Por qué no fijarse en él también?
¿Y cuál es el tipo de rehabilitación que se les debería dar a quienes son parte de esas estructuras criminales?
Hablar de rehabilitación y reinserción es humanizar y dignificar a toda persona que esté privada de libertad, aunque pertenezca a una estructura.
En diálogos que he tenido con 'Fito', 'JR', Esteban y otras cabezas de estructura, he encontrado seres humanos que tienen necesidades como dignificar las visitas, que las requisas a sus visitas sean humanizadas.
¿Cómo pedir humanizar a personas que han masacrado a otras y matan sin humanidad alguna?
Sí… No sé con cuántas personas de alta peligrosidad y criminales me he reunido en mi vida, pero he visto que hasta el más criminal tiene alma, ha sido feliz un día y cuida a su familia.
Entonces ¿usted en realidad cree que ellos podrán rehabilitarse?
Existen personas que desde el perfil criminológico carecen de emociones, de esa humanidad y de la conciencia humana de cambio.
Hay personas que les gusta hacer daño, hay gente con un perfil de gusto sanguinario, no le apuesto a esas personas, ahí quien los debe cobijar son los de derechos humanos y un tratamiento penitenciario.
Le apuesto a aquellos que, en medio de tener unos antecedentes de violencia y criminalidad, tienen gestos de humanidad, que no aman matar, sino que lo hacen porque están obligados a pertenecer a una estructura.
Hablamos de personas que desmembraron los cuerpos de quienes masacraron.
Personas que decapitan, juegan con las cabezas, ellos pertenecen al primer grupo, a los que no tienen consciencia de ser humano, ahí no me agoto. Que los cobije derechos humanos y mejor no salgan. Pero hay otras personas que sí pueden volver a la sociedad.
Las estructuras criminales se manejan en dos posturas, al que le gusta la sangre y ser sanguinario y no tiene consciencia humana, y al que hace y cumple porque le toca, porque se ve obligado.
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