Inicio de clases presenciales en la Costa genera dudas y temores
Puná tiene 12 escuelas, una de ellas está en la comuna Cerrito de los Morreños, el 23 de julio.
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La isla Puná, ubicada a una hora en lancha rápida desde Guayaquil, cuenta con 12 escuelas y colegios, 10 de ellos son planteles uni y bidocentes, y tienen menos de 35 alumnos.
Es en esta parroquia rural que el Ministerio de Educación tiene pensado el retorno presencial a las clases. La fecha tentativa sería a mediados de agosto. "Los primeros en abrir serán dos planteles en la isla Puná", dijo la ministro Monserrat Creamer en una entrevista a PRIMICIAS.
Ese fue el ofrecimiento, pero en Puná sus 16.000 habitantes desconocen del proyecto. La presidenta de la junta parroquial, Wendy Álvarez, explica que ningún director de escuela ha sido notificado por el Ministerio.
Tampoco han mantenido una reunión con la Secretaría de Estado. "Se podría decir que todo quedó en el anuncio", dice Álvarez.
Al margen del ofrecimiento, Álvarez asegura que los pobladores de la isla Puná, especialmente los padres, no quieren que sus hijos regresen a las aulas. "No tenemos certezas de que no habrá un rebrote del virus, y ningún padre quiere poner en riesgo a sus pequeños", señala.
Según el Ministerio, unas 1.000 escuelas uni y bidocentes estarían listas para reabrir sus puertas. Todas se sitúan en el sector rural y en la Costa.
Pero en Manabí, más de 6.600 planteles postergaron el regreso a clases por el aumento de contagios.
Temor al contagio persiste
La ministra Creamer expresa que las comunidades rurales han pedido el retorno a las clases presenciales.
El caso de Puná, Álvarez lo niega. "No hay un protocolo que nos enseñe qué hacer en caso de nuevos contagios", explica la autoridad parroquia, que además es madre de tres hijos.
En esta isla, los casos positivos de Covid-19 llegan a 40, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP). Las cifras oficiales no reportan fallecidos.
La Junta Parroquial de Puná asegura que hubo seis muertos. El mayor problema radica, según Álvarez, en que no tienen hospitales para tratar nuevos contagios.
"Solo hay un subcentro de salud y un médico. Por eso los padres preferimos que los niños pierdan al año antes de que se enfermen".
"Difícil que niños usen mascarillas"
Mientras tanto en La Bocana, una parroquia del cantón Salitre (Guayas), tampoco hay deseos de volver a las aulas.
"Será difícil controlar que los niños usen una mascarilla o no se toquen la cara en una escuela", dice Roberto Haro, padre de tres niños en este cantón guayasense.
Haro también prefiere que sus hijos estudien en casa. ¿Qué pasa cuando no tienen señal de internet? "Pues no estudian y le prestan los apuntes a sus amigos", agrega.
¿A clases por falta de Internet?
En el ciclo escolar Costa, el año lectivo empezó el 1 de junio pasado. Debido a la pandemia se realiza bajo la modalidad virtual, y en las escuelas fiscales se utiliza el programa "Aprendamos Juntos desde Casa".
Un gran obstáculo para estudiantes fiscales ha sido el pobre acceso a Internet. Alrededor de 800.000 niños no tienen dispositivos electrónicos y cerca de 500.000 poseen cero conexión. Estas son cifras del propio Ministerio.
Lo más grave, según un informe del Centro de Investigaciones Económica de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), es que la falta de conectividad afecta a los quintiles más pobres.
"Solo el 4% tiene este tipo de equipos y prácticamente nadie tiene Internet", señala el estudio.
Por ejemplo en la isla Puná, cuyos pobladores pertenecen a los quintiles de pobreza 4 y 5, no hay señal de Internet y tampoco antenas. "El Municipio de Guayaquil nos ha ofrecido poner puntos de WiFi, porque ninguna escuela tiene internet", asegura Álvarez, de la Junta Parroquial.
Ante esa realidad, el informe de la Espol indica que no es descabellado pensar en un regreso a clases presenciales. El mayor reto, según autores del estudio, es que este regreso no sea masivo, sino escalado.
Otro desafío será vigilar la salud de los maestros, porque ellos pasarán a lo que se conoce como la "primera línea de atención", pues estarán en contacto directo con los alumnos.
El riesgo es alto, dicen los médicos
Hasta el 23 de julio y según datos oficiales, Guayas encabeza la lista de provincias con más contagios de Covid-19. Tiene 17.257 casos. Le sigue Pichincha, pero luego están provincias de la Costa como Manabí y El Oro.
Por ello, la epidemióloga Andrea Gómez señala que la transmisión del virus sigue siendo comunitaria en el país.
"No hay un control del brote, es probable que al aumentar la movilidad con el regreso a clases, se incrementen también los casos", explica la doctora Gómez.
Algo similar opina el médico intensivista Roberto Manosalvas, quien dice estar preocupado por la falta de claridad en los datos oficiales.
"Los registros de seguimiento a los casos asintomáticos son escasos, ante eso permitir que los niños vuelvan a las cases es riesgoso", expresa.
Un retorno con maestros impagos
El Ministerio de Educación ha reconocido que más de 168.000 docentes del sistema fiscal no han cobrado sus sueldos de junio.
El 23 de julio, la ministra Creamer dijo que el pago de sueldos ya comenzó y ha sido escalonado, según la disponibilidad de recursos. "No se ha logrado pagar con puntualidad, porque no vivimos el escenario económico que quisiéramos", justificó Creamer.
Martha Vinueza es una de las maestra en la Costa que aún no cobra su sueldo. Dice que la Dirección Distrital le ha asegurado que este 24 de julio será depositado el pago en su cuenta bancaria.
"Este mes he vivido con mis ahorros y con el apoyo de mi esposo", comenta Vinueza.
Sobre un retorno a clases presenciales, la maestra indica en que los niños en el sector rural necesitan un mayor acompañamiento, especialmente por la falta de conexión a Internet.
Pero critica que se hable de escuelas listas en el sector rural, cuando no hay recursos para cancelar los salarios a los docentes.
En otra provincia, El Oro, el maestro Marco Castillo también afronta retrasos en su sueldo. Él dicta clases virtuales de Química a 10 paralelos. Antes, según Castillo, le pagaban entre el 27 y 30 de cada mes. Ahora ya lleva más de 23 días de retraso.
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