¿Es posible declarar a Ecuador libre de Covid? Dos científicos responden
¿Está cerca el fin de la pandemia? Esta es una de las preguntas más recurrentes que se plantean por separado las autoridades sanitarias, científicos y gran parte de la sociedad.
Personas caminan por las calles del Centro Histórico de Quito, el 19 de enero de 2022.
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Algunas cifras sobre la evolución de la pandemia han despertado optimismo en las autoridades locales.
Una de ellas es el avance que presenta el plan de vacunación contra el Covid-19. Hasta el 13 de febrero, 13,4 millones de personas han recibido el esquema completo de vacunación contra Covid-19, y 3,2 millones de ciudadanos han recibido la dosis de refuerzo.
Además, según el Ministerio de Salud, desde finales de enero hay una reducción sostenida en los contagios, hospitalizaciones y muertes asociadas a la enfermedad.
Eso alimenta el optimismo y ha motivado a que la ministra de Salud, Ximena Garzón, adelante que esos indicadores epidemiológicos podrían abrir la posibilidad de que Ecuador elimine el uso de mascarillas en espacios abiertos a finales de marzo de 2022.
Pero la ministra va más lejos y afirma que si la situación sigue mejorando "en mayo podríamos ser el primer país de Latinoamérica en calificarse libre de Covid-19".
Esas declaraciones han recibido reacciones mixtas.
El investigador de la Universidad San Francisco, Paúl Cárdenas, por ejemplo, considera que las declaraciones de Garzón tienen un tinte más político que un sustento científico.
"Hay que separar lo que queremos de lo que podemos. La experiencia que hemos tenido con este virus nos hace pensar que ningún país podrá declararse libre del Covid-19, al menos en el corto plazo", dice.
El investigador dice que una decisión de ese tipo en un territorio específico debería considerar un contexto global en el que hay naciones con muy bajas tasas de vacunación como Haití, o la mayoría de los países africanos.
"Con la rápida propagación del virus y la hiperconectividad que hay en el mundo es difícil pensar en la erradicación de la enfermedad"
Paúl Cárdenas, investigador USFQ
En esto coincide el médico epidemiólogo Daniel Simancas, quien agrega otra razón que imposibilitaría que Ecuador se declare libre de Covid: la transmisibilidad de la enfermedad.
El especialista recuerda que aún no hay un mecanismo que garantice que las personas no se van a contagiar y más aún con la aparición de variantes como la ómicron que se propagan mucho más rápido.
"Si bien las vacunas evitan que la mayoría de personas mueran o desarrollen cuadros graves, no evitan el contagio".
Lo que el país puede lograr, dice, es un mayor control de la enfermedad cuando esta se vuelva endémica. "Esto quiere decir, que haya pocos casos y muertes. Pero tendremos que convivir con la enfermedad".
Mascarilla, la mejor herramienta
Para los dos especialistas "es muy pronto para pensar en dejar de utilizar la mascarilla".
Cárdenas explica que estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que "el uso de la mascarilla es una de las herramientas más baratas y efectivas para evitar más contagios y muertes".
Recuerda que países como Alemania y España se vieron obligados a retomar su uso ante el aumento de casos.
"El problema es que es muy difícil obligar a que las personas nuevamente usen la mascarilla". Por eso, lo mejor es mantener esta medida, insiste.
Simancas advierte que si se libera el uso de mascarilla, es "muy posible que se disparen los contagios y que eso amenace con una saturación del sistema sanitario".
Sistema sanitario frágil
Otro de los problemas que los investigadores creen que puede ocasionar la eliminación del uso obligatorio de la mascarilla es un eventual colapso de los hospitales.
"Nuestro sistema de salud es frágil y aunque las personas lleguen con síntomas leves, requieren atención y eso puede derivar en que muchos pacientes se queden sin ayuda. Eso porque el sistema sanitario no cuenta con el número suficiente de médicos ni de camas hospitalarias para soportar un gran rebrote", dice Cárdenas.
Simancas ratifica eso con un ejemplo. Dice que enero de 2022, que coincidió con el rebrote ocasionado por la variante ómicron, fue uno de los meses con mayor mortalidad: hubo 9.281 fallecidos según los datos del Registro Civil.
"Esa cifra es similar a la de la de meses más conflictivos antes de la existencia de vacunas. En enero de 2021 hubo 9.151", dice.
Por eso, ambos creen que mantener las medidas de bioseguridad es el mecanismo más afectivo para que el avance de la enfermedad se mantenga dentro de lo controlable.
Comportamiento del virus
La naturaleza del virus SARS-CoV-2, que produce el Covid-19, se suma a las razones para argumentar contra las intenciones de la ministra Ximena Garzón.
Cárdenas explica que el virus ha mostrado una "alta capacidad de mutar hasta llegar a tener más de 600 variantes".
Esto impide que las vacunas eviten el contagio. "Nada asegura que aparezca una variante más contagiosa o letal que ómicron".
Simancas dice que esa es una de las razones por las que las autoridades sanitarias deberían dejar de hablar de inmunidad de rebaño. "Si vacunamos al 85% de la población, o al 90%, los contagios van a seguir y eso no es alcanzar la inmunidad colectiva".
Lo que puede hacer el Ministerio de Salud cuando la vacunación llegue a un mayor porcentaje de la población y cuando la positividad sea mejor al 5%, como lo recomienda la OMS es: ampliar los aforos, autorizar la realización de los eventos masivos o permitir una mayor cantidad de personas trabajando de forma presencial.
Mientras es no ocurra, aseguran que el país debe mantener las medidas de bioseguridad.
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