Científicos ecuatorianos alertan sobre el peligro del uso de dióxido de cloro contra el Covid-19
Personas caminan por las calles del Centro Histórico de Cuenca, el 6 de julio de 2020.
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La falta de un tratamiento médico para prevenir o curar el Covid-19 ha servido para la proliferación de alternativas que prometen curas milagrosas, aunque sin argumentos científicos que las respalden.
Una de estas es el uso de dióxido de cloro. En redes sociales circulan supuestos testimonios de personas que aseguran haber superado la enfermedad utilizando este químico, cuyo uso más habitual es la esterilización de equipos médicos y superficies.
La Comisión de Fiscalización de la Asamblea, incluso, recibió, el 8 de julio de 2020, a representantes de la Coalición Mundial de Salud y Vida (Comusav) que promueve su uso en Ecuador.
Entre los principales argumentos que utilizan sus miembros para sostener que el dióxido de cloro ayuda a prevenir y curar el Covid-19 están que brinda oxígeno al organismo, a la vez que el cloro mata el virus.
Sin embargo, no compartieron estudios científicos para sostener sus afirmaciones.
Los voceros prefirieron evocar efusivamente analogías religiosas para explicar su eficacia y en su argumentación usaron términos como generosidad, amor, desprendimiento y esperanza.
La simple convocatoria a esa reunión en la Asamblea Nacional encendió las alertas entre la comunidad científica ecuatoriana, ante lo que consideran un riesgo para la salud pública.
El investigador de la Universidad de las Américas (UDLA), Rodrigo Henríquez, dice que "el dióxido de cloro no es un medicamento, ni un producto que haya sido avalado por alguna agencia de control. Por lo que no debe ser utilizado como un tratamiento para Covid-19".
Agrega que sus propiedades antibacterianas y antivirales le han servido "para que algunas personas crean que puede curar la enfermedad, pero no es así. El dióxido de cloro sirve para limpiar y desinfectar superficies, no el organismo de las personas".
El docente e investigador en la Universidad San Francisco de Quito, Enrique Terán, dice que el 80% de las personas que portan el coronavirus se recupera después de 15 días de haber contraído la enfermedad.
Esto significa, explica, que "el sistema inmunológico elimina el virus de forma natural, mas no por el consumo del dióxido de cloro". Quienes promueven su uso entonces, obtienen sus argumentos en un proceso que de todas maneras hubiese ocurrido.
¿Hay estudios que respalden el uso de dióxido de cloro?
La docente de Medicina Interna de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Ana María Gómez, dice que "no existe ningún estudio científico que avale al dióxido de cloro como un medicamento para curar Covid-19".
Es más, Gómez destaca que ningún sistema de salud público del mundo ha utilizado el dióxido de cloro en pacientes con cuadros médicos complicados.
La investigadora agrega que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en que aún no se ha descubierto un medicamento, tratamiento o vacuna para superar el coronavirus.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) por sus siglas en inglés, insta a los consumidores a no comprar ni a usar productos elaborados con dióxido de cloro.
“A pesar de advertencias, a la FDA le preocupa que todavía estamos viendo productos de dióxido de cloro a la venta con afirmaciones engañosas de que son seguros y eficaces para el tratamiento de enfermedades", según el Comisionado de la entidad, Stephen M. Hah.
La agencia estadounidense añade que "no se ha demostrado que los productos de dióxido de cloro sean seguros y peor eficaces para ningún uso, incluyendo al Covid-19. Sin embargo, estos productos continúan a la venta como tratamientos para el autismo, el cáncer, el Sida, la hepatitis y la gripe, a pesar de sus efectos nocivos".
Desde problemas gástricos hasta cardíacos
El experto en farmacología, Enrique Terán, explica que el dióxido de cloro llega directamente al estómago, en donde el cloro y el oxígeno se separan. "El oxígeno se transforma en gas, mientras que el cloro atraviesa el intestino produciendo problemas gástricos y digestivos".
El investigador de la Universidad Central, Pablo Araujo, agrega que el dióxido de cloro también puede producir disentería, problemas respiratorios, arritmias cardíacas e intoxicación.
Araujo explica que el uso de este compuesto químico puede ser otra causa para que el sistema sanitario se vea desbordado "debido a la promoción irresponsable que ha tenido en los últimos meses".
La comunidad científica asegura que el consumo de productos sin aval pueden ocasionar otra crisis sanitaria en el país, lo que puede complicar aún más el sistema de salud, que trabaja al límite para combatir la pandemia.
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