Choco Cumi endulza la realidad de 15 mujeres víctimas de violencia
Choco Cumi elabora 170 tabletas diarias de chocolate.
Jonathan Machado / Primicias
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Choco Cumi es una pequeña empresa, ubicada en el norte de Quito, que elabora chocolates usando cacao fino de aroma ecuatoriano.
Pero no se trata de un emprendimiento cualquiera: está conformada por mujeres, de 19 a 38 años, que han sufrido violencia sexual y psicológica o que han sido víctimas de trata de personas.
Las manos de 15 mujeres transforman el cacao en bombones rellenos de maracuyá, maní, uvilla y café y con aroma a menta, guayusa y rosas.
Una de ellas es Karina Valverde. Tiene 38 años, discapacidad intelectual y es la trabajadora más antigua de la empresa. Aunque ahora sonríe mientras prepara los bombones, recuerda que vivió momentos difíciles en su infancia.
Fue abusada por el jefe de su madre, quien era trabajadora doméstica en una casa del norte de Quito. A los 12 años escapó de esa casa y sin familia en Quito su alternativa fue vivir en la calle y en casas de acogida a las que nunca se acostumbró.
Asegura que sus hijas de 12 y 18 años son quienes la motivan para no recordar el pasado y trabajar por su bienestar. Ese sufrimiento ha quedado atrás.
Hoy Valverde es una experta y sabe reconocer con facilidad las características de las variedades de cacao que existen en el país. Además, conoce bien las distintas fases de la delicada preparación del chocolate.
Para lograrlo estudió cursos de chocolatería durante ocho meses.
Ella es la jefa de planta de Choco Cumi y es quien enseña a sus compañeras lo que se necesita para elaborar tabletas, bombones y trufas con cada tipo de cacao.
"Espero seguir en la empresa por muchos años para enseñar a otras mujeres a que es posible salir adelante a pesar de lo difícil de la vida", dice Valverde.
De fundación a empresa
Choco Cumi nació de la Fundación Talita Cumi, que se ha dedicado durante 25 años a brindar ayuda psicológica y legal a mujeres víctimas de violencia de género.
Su presidenta, Sofía Leroux, dice que a finales de 2016 pensó en crear un emprendimiento que generara ingresos para que la fundación no dependiera únicamente de donaciones.
"En ese momento nació Choco Cumi. El camino ha sido complejo porque tuvimos que aprender sobre la elaboración de chocolates desde cero, sin ninguna experiencia".
Para empezar con el negocio, la fundación firmó convenios con diferentes universidades para que las mujeres que pertenecen a la institución reciban capacitaciones en sus áreas respectivas.
Cuatro de ellas participaron en cursos y talleres que les permitieron certificarse como catadoras y expertas en la preparación de chocolates.
Leroux dice que, con la profesionalización, han logrado captar clientes en el país y ser invitadas a ferias internacionales en Estados Unidos y Europa, en donde ha ofrecido su producto y también relatado sus experiencias.
Choco Cumi logró que la calidad de sus productos fuera reconocida. En 2019 los chocolates de esta microempresa obtuvieron la Barra de Plata en el certamen Ecuador Chocolate Awards, impulsado por la Sociedad Ecuatoriana de Catadores Profesionales, con el respaldo del Ministerio de Turismo.
El objetivo de Choco Cumi es ampliar su producción, que actualmente llega a 100 tabletas diarias, y consolidar la venta de chocolates en el extranjero.
Pero uno de los objetivos principales de este emprendimiento social es servir de ejemplo para que otras fundaciones que dan atención a mujeres víctimas de violencia repliquen su iniciativa y sean autosustentables.
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