Un día en el Chocó Andino de Ecuador
Dentro del Chocó Andino de Pichincha, en Ecuador, está ubicada Mashpi Lodge, una reserva de 2.800 hectáreas creada para proteger este espacio.
La taira y la rana de cristal de Mashpi son dos de las especies que viven en el Chocó Andino.
Collage de fotos cortesía y D. González
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Un verdor extremo que se extiende hasta donde alcanza la vista. Y que, al mismo tiempo, guarda en su interior diminutos tesoros, como anfibios, reptiles, insectos y mamíferos.
El Chocó Andino de Pichincha es una de las siete reservas de biósfera del Ecuador y tiene casi 286.805 hectáreas.
Se ubica en la parte noroccidental de la provincia de Pichincha y forma parte del Chocó, una región biogeográfica que se extiende desde Panamá hasta Perú.
Reservas nacionales y privadas
Esta reserva está en parte de los cantones Quito, San Miguel de los Bancos y Pedro Vicente Maldonado. Tiene sistemas de protección, como Mindo, el corredor el oso andino y la Reserva Geobotánica Pululahua. En total, son más de 35 bosques privados y protectores.
Una de las zonas mejor conservadas del Chocó Andino de Pichincha pertenece a la Reserva Mashpi, creada hace más de 20 años, con el fin de preservar el área de la depredación causada por el hombre.
Paseo de un día
Mashpi Lodge está a tres horas de Quito y brinda un espectáculo natural inigualable.
En el lugar hay diversos senderos de trekking, plataformas de avistamiento y un centro de investigaciones para conocer sobre las miles de especies de flora y fauna que existen allí. Y sobre las que aún no han sido descubiertas.
Una de las opciones para conocer esta reserva son los paseos de un día y una noche (del mediodía de un día al mediodía del siguiente).
El viaje se realiza desde Quito y casi se realiza por una vía asfaltada, salvo los últimos 10 kilómetros de camino lastrado.
Desde la entrada, te rodea una tupida vegetación de bosque primario y secundario, riachuelos y un coro de animales.
Hay un área de hotel, inaugurada en 2012, zonas para el turismo ecológico y espacios que solo están destinados para el estudio científico o la preservación de especies, como el sur de la reserva.
Caminar por el Chocó Andino
En el día de visita se realizan dos caminatas, incluido un paseo nocturno. La primera comienza pasado el mediodía.
El Chocó Andino va desde los 500 hasta los 4.480 metros. En la parte alta casi siempre llueve o está nublado y en las zonas bajas la temperatura sube y los días son más soleados. En una sola caminata se puede sentir el cambio drástico de temperatura.
Desde la plataforma de avistamiento se observan árboles de balsa, palmas, magnolias Mashpi, hojas de elefante y un sinnúmero de bromelias.
Existe la opción de pasear encima de las árboles, en una bicicleta aérea sostenida por cables.
Luego, se elige otro de los senderos, por ejemplo, el ‘húmedo’, que va a lo largo de un pequeño río y termina en una cascada, en la que se puede tomar un baño cálido, pues en las zonas de turismo el clima es templado.
La caminata nocturna
Aunque la majestuosidad del Chocó se percibe en sus paisajes, el verdadero espectáculo comienza en la oscuridad: el de los animales.
En cada mirada hay un animal distinto, de cuatro, ocho o más patas: grillos gigantes, saltamontes, escarabajos, lagartijas, ranas… un mundo de colores que asombra y también puede asustar.
Solo en Mashpi Lodge hay 69 especies de reptiles, 568 invertebrados y 49 anfibios. Uno de los más conocidos es la ranita de cristal de Mashpi (Hyalinobatrachium mashpi), que es pequeñísima y casi cristalina.
Luego de este espectáculo, hay que descansar para los paseos del día siguiente.
Mashpi al amanecer
Al amanecer hay una charla de uso de telescopios en una de las terrazas del lodge. Se pueden observar aves desde ese lugar y también las tairas (conocidos en la Costa como cabeza de mate) que van a recoger frutos en los comederos que se han implementado en la parte baja del hotel.
Durante la visita se vista el laboratorio de investigaciones, en donde el ecólogo Mateo Roldán narra cómo fue el proceso de descubrimiento de algunas especies.
Hasta ahora, en la reserva Mashpi se han descubierto 19 especies y otras más están en proceso.
Además, Roldán explica algunos estudios recientes, como el de la población de pumas, realizado junto a un grupo de estudiantes locales.
Mariposas y orquídeas
Caminando hacia la parte baja del área de turismo se encuentra el mariposario, el orquideario y otro gran mirador del Chocó, en donde también hay tairas y decenas de aves degustando plátanos y otras frutas.
Allí, Carlos Vasquez cuenta cómo ha logrado entender a las mariposas del Chocó, con el paso de tiempo, pues cuando llegó allí no sabía nada sobre estas poblaciones.
En el lugar hay varias estanterías en las que se cría y se puede descubrir todas las etapas de la vida de una mariposa, desde que es una pequeña larva hasta de que se convierte en un colorido animal alado.
La que más abunda en el mariposario es la mariposa búho, con la que Carlos juega, dándole la vuelta y mostrando como ese ‘búho’ comienza a llorar.
En Mashpi hay 340 especies de mariposas, con un potencial de 800. Una de ellas fue la última especie descubierta en la reserva: la Argyrogrammana cana.
Observación de aves
La última parada de estas 24 horas de viaje por la naturaleza es el observatorio de colibríes y otras aves. En Mashpi abundan, no solo los colibríes, sino tangaras, tucanes, trogones, búhos y aves rapaces.
En total hay 412 especies y en el lodge se hacen tours específicos de avistamiento de aves.
Como nació Mashpi Lodge
A fines de los noventa, el área donde está Mashpi Lodge era un aserradero. Pero quienes talaban el bosque vieron que la calidad de la madera no era tan buena como habían creído.
Pusieron los terrenos a la venta y el empresario Roque Sevilla, junto con un grupo de amigos (de Grupo Futuro), compró 600 hectáreas del Chocó, con el fin de evitar que sea destruido por la tala, las invasiones u otros problemas causados por el hombre.
Un tiempo después crearon el lodge, con el fin de poner a los visitantes “en estrecho contacto con este mundo biodiverso”, según palabras de Sevilla en el sitio web de Mashpi Lodge.
Además, para crear fondos que sirvan para el mantenimiento del área. Las ganancias han sido utilizadas para ampliar la reserva, que hoy tiene 2.800 hectáreas. En la zona nueva no hay acceso al turismo.
Uno de los objetivos de esta ampliación es crear corredores entre Mashpi y otras partes del Chocó, para que los animales puedan movilizarse en áreas más grandes.
Al mismo tiempo, buscaron integrarse con la comunidad, para que no tome animales silvestres para venderlos en las ciudades ni tale más árboles, y capacitaron a personas de los poblados cercanos para trabajar en el lugar. Hoy, el 68% de los trabajadores son locales.
La gastronomía
Parte de la visita de un día es degustar la gastronomía del lugar. Los platos están elaborados con casi el 70% de ingredientes de la zona y se intenta aumentar este porcentaje.
Productos como la granola y las mermeladas son elaboradas por las mujeres de la comunidad Mashpi y Guayabillas.
Un paraíso en tensión
En marzo de 2023, el Chocó Andino estuvo en el ojo público, pues en la Consulta Popular se cuestionaba a los quiteños si se debía prohibir la explotación minera en la zona.
El Sí, la prohibición de explotación, ganó con más del 60%.
La zona es de vital importancia para la salud ambiental del Ecuador, por sus bosques, montañas, ríos y sus especies de flora y fauna.
El Guagua y el Rucu Pichincha, elevaciones simbólicas de Quito, forman del Chocó Andino de Pichincha.
Las comunidades
En comunidades como San José de Mashpi se hace turismo comunitario. Promocionan visitas a a los ríos Mashpi Grande y Mashpi Chico.
Además promocionan platos locales: jairucho, yaguarlocro, locro de cuero, mashcango, chuchuca y cortado asado.
En todo el Chocó andino de Pichincha, en lugares como Mindo, Gualea, Nono, Pedro Vicente Maldonado y otros, se ofrecen actividades turísticas, como senderismo, recorridos en bicicleta, visitas a cascadas, aguas termales, entre otras.
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