"Ningún ecuatoriano en China se ha contagiado hasta ahora"
En diálogo con PRIMICIAS desde Beijing, el embajador ecuatoriano en China, Carlos Larrea, relata las rigurosas medidas de prevención que ha implementado el gobierno chino para contener la propagación del coronavirus.
Imagen del archivo de embajador de Ecuador en China, Carlos Larrea.
Embajada del Ecuador en China
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"Cada ciudadano debe registrar cuando entra o sale de un edificio y tomarse la temperatura, de manera que si en uno de esos lugares se confirma un caso, todos quienes estuvieron allí son automáticamente notificados", dice el embajador Carlos Larrea.
¿Cómo es la situación de los ecuatorianos que residen en China, la Embajada los tiene ubicados?
En China hay alrededor de 1.200 personas registradas dentro de los libros consulares ecuatorianos. Alrededor del 42% de los ecuatorianos pertenece a Beijing (o Pekín), a Catón el 46% y el 12% restante a Shangai.
Las actividades que tienen en general nuestros ciudadanos en China nos diferencian mucho de los componentes migratorios de los otros países.
Un 23% de los ecuatorianos en China son becarios, estudiantes de maestría, de doctorado. Un 26% se dedica a actividades empresariales, turismo, negocios o trabajo autónomo.
Mientras que un 51% corresponde a una población flotante, hijos de chinos nacidos en Ecuador que regresan a China para rescatar su cultura y aprender el idioma.
¿Tiene la Embajada de Ecuador contacto constante con estos ciudadanos?
El ejercicio que hemos hecho a través de los consulados, o por redes sociales, es tratar de crear este efecto dominó con quienes no se han registrado para integrarlos y poder contar por lo menos con sus datos para casos de emergencia.
De todo este universo debo decir que, afortunadamente, ninguna persona se encuentra en situación de vulnerabilidad, ni con procesos o reportes de contagio.
¿Cuál es la situación de los ecuatorianos que residen en Wuhan, el epicentro del coronavirus Covid-19?
La provincia de Hubei, donde está Wuhan, contaba con nueve personas ecuatorianas. De estas nueve personas una optó por ir a Europa gracias a su doble nacionalidad; otros cinco requirieron el apoyo del Estado ecuatoriano para proceder a una extracción (...) una gestión que se logró concretar gracias al apoyo del Gobierno de Ucrania.
Otras tres personas (dos mujeres y un niño) se quedaron en Wuhan por decisión personal. Están en perfecto estado de salud.
¿Son estudiantes también?
Son profesionales, están vinculadas académicamente con universidades y por tanto tienen hecha su vida, así que hemos respetado su decisión.
Personalmente intento comunicarme permanentemente con ellas por la gravedad que implica que estén en la zona cero del Covid-19 y podemos decir que se encuentran bien, están monitoreadas por nosotros y tenemos contacto permanente con sus universidades.
¿Cómo es el contacto con el resto de ecuatorianos?
Nosotros activamos varios componentes de comunicación. El más importante es el WeChat, una red social de amplia difusión en China. Es una especie de WhatsApp, pero con múltiples aplicaciones que permiten desde una geolocalización de alto riesgo para quienes están en zona de contagio, hasta transacciones grandes y pequeñas.
Los consulados mantienen contacto con los ciudadanos y reportan a la Embajada constantemente, transmitiendo los requerimientos de la comunidad ecuatoriana.
¿Es compleja la vida en China en estos momentos, por las restricciones que existen para contener el virus?
Hay que reconocer el esfuerzo del gobierno chino para contener el virus, para lo que se necesita medidas severas y una gran disciplina por parte de la población.
Además hay un componente tecnológico que permite a los ciudadanos estar relajados en cuanto al abastecimiento diario. Beijing está abastecida, pero hay restricciones severas en cuanto al hacinamiento de personas. No se pueden hacer invitaciones o reuniones en residencias, por ejemplo.
¿Cómo se controla la movilidad de la gente?
La movilidad es muy restringida, todos los que vivimos en China tenemos una especie de ‘tracking’. Cada persona tiene una tarjeta de movilidad que te entrega tu condominio u oficina. Cuando sales o llegas a un sitio te registras con un código de barras y te tomas la temperatura.
Esa es una alerta que le sirve el Gobierno; y en caso de la alerta de un contagio se notifica de manera automática a todos quienes estuvieron allí. Además, si encuentras a alguien que tiene síntomas, lo ‘denuncias’ y las autoridades toman medidas y revisan el caso para confirmar o descartar una infección.
¿La previsión se nota en el día a día, más allá de ese registro?
En los vehículos, cuando entras a la residencia hay esterillas de fumigación para los neumáticos. Además las autoridades realizan fumigaciones con drones, con vehículos en las calles, con personas con equipos especiales.
Los ascensores, las perillas de las puertas y las ventanas de los vehículos son componentes de alto riesgo de contagio, entonces hay guantes quirúrgicos y pañuelos desechables en el acceso a las instituciones para que no los toques directamente. Además el uso de mascarillas es obligatorio.
¿Las actividades están paralizadas?
Las clases están suspendidas al ciento por ciento y las autoridades analizan que en las próximas semanas se pueda ir retomando la normalidad poco a poco. Hay una sensación de que las cosas están mejorando, pues las cifras de nuevos contagios están cayendo en picada en las principales ciudades.
Las ciudades están en una muy rigurosa cuarentena que ha permitido contener el virus. Hay protocolos sanitarios para la entrega y desinfección de alimentos, así como protocolos para su recepción; todo con el menor contacto humano posible.
¿El teletrabajo ha sido un alternativa en la Embajada de Ecuador, por ejemplo?
Eso ha sido una tabla de salvación. Las herramientas de gobernanza digital implementadas por el gobierno ecuatoriano nos han servido para desarrollar nuestras actividades en completa normalidad.
A diario tenemos videoconferencias con el equipo en Beijing, con los consulados, con Quito, con el Ministerio de Exteriores chino (a través de WeChat), con otras delegaciones diplomáticas. Con algunos colegas aquí hemos denominado a este forma de trabajo ‘la diplomacia del WeChat’. Es interesantísimo, porque es una nueva forma de concebir el trabajo en situaciones complejas.
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