Caso Lisbeth Baquerizo: Una vida truncada por un atroz femicidio sin resolver
El caso por el femicidio de Lisbeth Baquerizo no avanza porque su esposo Luis Hermida, el principal sospechoso, está prófugo. Esta es la historia de la mujer que se convirtió en un símbolo de resistencia.
Kathy Muñoz no desmaya en su objetivo de pedir justicia por el femicidio de su hija Lisbeth Baquerizo, ocurrido en Guayaquil, el 21 de diciembre de 2020.
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Lisbeth Tatiana Baquerizo Muñoz "nació casi muerta". La medianoche del 2 de diciembre de 1990, la estilista Kathy Muñoz trajo al mundo a la mujer que se convertiría, 30 años después, en un símbolo de la resistencia contra el femicidio en Ecuador.
Su alumbramiento no fue fácil. Lisbeth salió del vientre de su madre casi sin signos vitales, cianótica, "sin vida", en un policlínico del popular sector de Cristo del Consuelo, al suroeste de Guayaquil.
Mario Baquerizo recuerda que los médicos luchaban para que su hija reaccionara. "La golpeaban para sacarle los líquidos. Me la entregaron sin respiración y me pidieron que la llevara de urgencia a otro hospital", relata Mario.
Desesperado, el padre corrió con Lisbeth en sus brazos y se subió a un taxi afuera del policlínico para ir al Hospital del Niño Roberto Gilbert. Como la vida de su hija corría peligro, a Mario no le importó que el chofer estuviera ebrio.
El taxista aceleró cuanto pudo para llevar a la niña en otra clínica cercana, pero en el camino, con el ventarrón que golpeaba las ventanas, ella por fin reaccionó "y en el carro pegó un grito aterrador", dice Mario.
Así de dramáticos fueron los primeros minutos de vida de Lisbeth, quien sembró un camino de éxitos hasta que conoció a quien sería su esposo, Luis Javier Hermida Núñez, hoy prófugo de la justicia.
Él es el principal sospechoso de su femicidio perpetrado en una casa de la urbanización Puerto Azul, en la vía a la costa, el 21 de diciembre de 2020.
Se conocieron en una kermés
La pareja coincidió en una kermés del tradicional colegio guayaquileño San José La Salle, donde estudiaban Hermida y el primo de Lisbeth. Los dos tenían 15 años, pero los padres de Lisbeth recién lo conocieron cuando ella cumplió 18.
Es que Lisbeth le había prometido a su madre que no tendría enamorado, porque quería dedicarse a los estudios en el Sagrados Corazones y después en el San José de señoritas, regentado por la Beneficencia de Guayaquil.
Ella soñaba con graduarse de ingeniera comercial, viajar por el mundo y emprender un negocio propio, lo cual cumplió con creces.
"Cuando era pequeña ella me dijo 'yo no voy a tener enamorado' y yo le respondí: 'Prométeme que si algún día lo tienes será después de que cumplas 18 años'", recuerda Kathy.
Y así fue. El 2 de diciembre de 2008, Hermida llegó de improviso a la casa de Lisbeth con flores y regalos para presentarse ante los padres de su pareja.
En esa época, Kathy había tenido a su segunda hija, Katia, que bendijo el hogar de los Baquerizo-Muñoz, hasta que a la niña le detectaron una leucemia, que logró superar de milagro.
Pero Lisbeth no estaba en casa, porque había salido con su papá a comprar los ingredientes para la cena de cumpleaños. Por eso su mamá la llamó para avisarle que Hermida había llegado a su casa.
"Mi hija me preguntó 'qué hace él ahí, yo no le he dicho que fuera'. Cuando abrió la puerta, Lisbeth le increpó por su presencia y él le respondió que quería verla por su cumpleaños. De hecho, Luis Hermida fue el único enamorado que tuvo a lo largo de su vida.
Durante la cena, Hermida tomó la palabra para pedirle a los padres de Lisbeth que le permitieran visitarla, oficializando así una relación que se selló con su boda el 8 de octubre de 2019 y que terminó en uno de los casos de femicidio más sonados de la última década.
Han transcurrido tres años, dos meses y 16 días desde aquel fatídico lunes 21 de diciembre, cuando los padres de Lisbeth recibieron la peor llamada de sus vidas por parte de su consuegro, Luis Bolívar Hermida, quien les alertó:
"Tienen que venir rápido, Lisbeth está muertita".
La última cena con Lisbeth
La noche del domingo 20 de diciembre de 2020, Kathy y Mario esperaban a su hija Lisbeth para cenar en un restaurante, a pocos metros del hogar de los Baquerizo Muñoz, en el corazón de Cristo del Consuelo, su barrio de toda la vida.
Lisbeth amaba el arroz con menestra y carne asada, así que ese fue el menú. Kathy recuerda que su hija llegó tarde (23:30) y enojada a la cita, junto con Hermida, quien le increpaba a su esposa por haber perdido las llaves de su carro.
"Eso no es verdad, yo las dejé en la casa y desaparecieron", le respondió Lisbeth, contrariada. Al terminar la cena, ella se despidió de sus padres, prometiendo regresar al día siguiente para que su mamá le tinturara el cabello.
"Le dije 'mi amor, mañana te espero', le di un beso y me despedí diciendo 'que Dios te acompañe'. Esa fue la última vez que la vio dentro de la camioneta Ford 150 de Hermida, recuerda Kathy aún con el dolor a flor de piel.
El lunes 21, Lisbeth dedicó la mañana al teletrabajo para el departamento de importaciones y exportaciones de una empresa de línea blanca. Ella pasaba sola durante el día, ya que Hermida salía de su negocio de repuestos de autos hacia el gimnasio y llegaba tarde a casa.
Mientras esto sucedía, Kathy le pintaba el cabello a una joven que admiraba el carisma de Lisbeth y que quería verse como ella. Kathy le envió mensajes para preguntarle a qué hora llegaría a la cita. "En cuanto termine de trabajar", le contestó.
Cerca de las 22:30, intentó comunicarse con ella, pero no tuvo suerte, hasta que una hora después recibió una llamada del número de Hermida, en la que Luis Bolívar les dio la infausta noticia.
Los gritos de Kathy estremecieron a toda la cuadra. Decenas de personas llegaron a su casa para enterarse de lo ocurrido, mientras Mario, abatido, intentaba controlar la situación para trasladarse a la casa de su hija, en Puerto Azul.
El viacrucis legal de los Baquerizo
Cuando llegaron, Nancy Núñez, la madre de Hermida, les abrió la puerta con desdén: "Me jaló del brazo y me dijo: 'señora, cállese, no grite'".
Fue ahí cuando Kathy vio el cuerpo de su hija recostado de espaldas al final de las escaleras, sobre un charco de sangre y con el pelo mojado.
"¿Qué le pasó a mi hija?", preguntó Kathy a Hermida, quien lloraba arrodillado frente al cuerpo, acariciando el cabello de Lisbeth. Fue ahí cuando la mujer se dio cuenta de que el esposo de su hija tenía un corte en la ceja izquierda.
Hermida le explicó que horas antes lo habían asaltado a la salida del gimnasio y que llamó a su esposa para contarle. "Me dijo que pensaba que ella tal vez se asustó por lo que le había pasado y se cayó de las escaleras", recuerda Kathy consternada.
Y que incluso tuvo que saltar por el portal "porque ella no le abría. Cuando llego, ya estaba muerta". Pero los Baquerizo constataron que las puertas no habían sido violentadas, por lo que la versión de Hermida no concordaba con la escena.
"Me paro en frente (de Hermida) y le digo: '¿Qué pasó, tú me la tiraste? Dime la verdad".
Kathy Muñoz.
En ese momento le dijeron que ya había llegado el personal de Criminalística para llevarse el cuerpo y que la familia Hermida, dueña de un negocio de repuestos de autos, correría con todos los gastos del sepelio.
La noche del 22 de diciembre, mientras estaban en el funeral, Hermida salió del sitio y desapareció. En su huida, el carro en el que iba con uno de sus hermanos estuvo a punto de atropellar a un agente de la Dinased, por lo que la sala de velación se llenó de policías.
Fue en ese momento cuando, en vista de las evidencias, el cuerpo de Lisbeth fue llevado a la morgue ante la sospecha de femicidio, por orden del coronel Francisco Hernández.
Según las pericias, los agentes hallaron una maleta abierta y fundas llenas de ropa, por lo que suponen que Lisbeth iba a dejar a Hermida. Esto habría desatado una pelea en la que Lisbeth se defendió golpeándolo con una taza en la ceja, lo que justificaría aquella herida.
Las pruebas de luminol hallaron manchas de sangre en la cocina, donde se presume que la asesinaron golpeándola dos veces con un hacha en la parte frontal de la cabeza.
Las investigaciones dan cuenta de que el cuerpo de Lisbeth pudo ser ubicado al final de las escaleras, donde lo bañaron, pegaron las heridas con pegamento y cambiaron de ropa. El cadáver tenía muchos golpes, como lo reveló el informe de autopsia.
Ahí comenzó el calvario de los Baquerizo Muñoz con la justicia ecuatoriana. El 13 de enero de 2021, el padre, la madre y el hermano de Hermida desaparecieron, mientras que la orden de captura para el sospechoso llegó recién el 29 de diciembre.
Ese mismo día, según los registros, Hermida viaja a Colombia desde el aeropuerto de Guayaquil.
Femicidio y fraude procesal
El caso por femicidio, detenido porque Hermida no ha sido localizado, recayó en el fiscal Luis Machado, investigado por fraude procesal en un caso contra la banda de los Chone Killers, y cuyo trabajo fue cuestionado por la familia de Lisbeth.
Por eso, en febrero de 2021, Machado fue reemplazado por Yoli Pinillos, gracias a la gestión de la Fiscalía General del Estado.
En abril de ese año, la madre de Hermida y el médico legista Marlon Eras se presentan ante las autoridades y la familia Baquerizo inicia un juicio en su contra por fraude procesal, por las irregularidades cometidas en el certificado de defunción "hecho con datos falsos".
Núñez y Eras fueron sentenciados a tres años de prisión, pero la decisión fue apelada. La audiencia de apelación está prevista para el 21 de marzo, a las 09:30. El juez ponente era Johan Marfetán Medina, ahora detenido por el caso Purga, derivado del caso Metástasis.
El 1 de noviembre de 2022, Luis Bolívar y Miguel Ángel Hermida, padre y hermano del prófugo, respectivamente, logran medidas sustitutivas, tras ser acusados de participar en la alteración de pruebas sobre la muerte de Baquerizo, pretendiendo hacerla pasar como un accidente doméstico.
Su situación legal se definiría este 27 de marzo, en una audiencia prevista para las 13:00, ante el Tribunal de Garantías Penales de Guayaquil.
Mientras esperan justicia, la imagen de Lisbeth decora todos los rincones de la casa de los Baquerizo, porque para ellos su hija no se ha ido, sigue presente en sus corazones, "porque la gente solo muere cuando se la olvida".
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