Casas de acogida para mujeres enfrentan problemas por la crisis sanitaria
Los niños que viven en las casas hogar con sus madres no pueden estudiar por la falta de insumos como computadoras, celulares e Internet.
Tres mujeres en una de las habitaciones de la Casa de la Mujer, el 8 de febrero de 2020.
Jonathan Machado
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Habitaciones llenas, dormitorios improvisados en las salas de terapia psicológica y una mayor demanda de alimentos son los problemas que enfrentan las casas de acogida que reciben a mujeres víctimas de violencia.
¿La razón? Un repunte en los casos de violencia de género en mujeres que, durante el confinamiento provocado por la pandemia de Covid-19, tuvieron que quedarse junto a sus agresores y que, solo tras el levantamiento de las restricciones, pudieron salir y pedir ayuda.
Los problemas son más visibles en las pequeñas casas de acogida, en las que incluso familias enteras deben compartir habitaciones y dejar de lado su privacidad.
Otras, en cambio, duermen en oficinas o en cafeterías que ahora fueron habilitados como dormitorios para cumplir el protocolo de aislamiento y minimizar el riesgo de contagio por Covid-19.
La vocera de la Red de Casas de Acogida del Ecuador, Geraldine Guerra, dice que "ninguna mujer violentada debe quedarse sin atención, aunque eso signifique un poco de incomodidad para las familias que viven en las nueve casas hogar que son parte de la red".
Pero, este no es el único problema. La falta de empleo que afecta a las mujeres también complica el trabajo de las casas de acogida.
Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), entre mayo y junio de 2020, el 15,7% de las mujeres está en el desempleo y el 28,8% en el subempleo.
Esto ha ocasionado que algunas mujeres que ya dejaron las casas de acogida regresen en búsqueda de alimentos después de no haber encontrado una fuente de ingresos.
Guerra dice que durante los primeros meses de la pandemia, hubo "mujeres que recorrían las casas de acogida en búsqueda de comida".
Aunque la demanda ha disminuido, aún hay quienes llegan a buscar alimentos.
A esto se suma un aumento del presupuesto diario que se destina para cada persona que vive en una casa de acogida: ahora es necesario comprar productos de bioseguridad.
"El costo diario de cada persona se incrementó. Ya no son solo USD 40 y esto complica el funcionamiento de las casas", dice Guerra.
La presidenta del Patronato San José, Lilia Yunda, advierte que "la violencia en contra de las mujeres se ha vuelto visible y se ha incrementado durante la crisis sanitaria".
Por eso, la entidad municipal creó la Casa de la Mujer que ha brindado ayuda a 53 mujeres y a 53 niños.
Yunda cree que la violencia intrafamilar debe ser combatida con mayores recursos e infraestructura. Para ello, el Patronato inaugurará, en noviembre de 2020, un nuevo centro de atención para personas víctimas de violencia.
"El Centro de Apoyo Integral Las Manuelas brindará atención psicológica y asesoría legal a las víctimas de violencia", explica la funcionaria.
Niños sin estudiar
Las mujeres no son las únicas víctimas de la violencia de género. Los niños también son afectados directamente por este problema.
Los pequeños que viven en las casas hogar han dejado de estudiar por la falta de recursos como computadores, tabletas y celulares, además de la poca cobertura de Internet.
Geraldine Guerra, representante de la Red de Casas de Acogida, dice que los administradores de las casas hogar están en la búsqueda de apoyo gubernamental y de organizaciones internacionales para obtener insumos que permitan que los niños no abandonen la escuela.
Según el Ministerio de Educación, 1.342 niños han desertado del sistema educativo durante el año lectivo 2020-2021.
"Se viene un tsunami"
El experto en temas de género, Édgar Zúñiga, advierte que la violencia de género no desapareció durante el confinamiento.
"Únicamente se ocultó porque las mujeres no podían salir de su casa ni pedir auxilio porque estaban conviviendo con el agresor".
Según el Instituto de Estadística y Censos (INEC), la pareja sentimental de una mujer es su principal agresor.
Zúñiga cree que el problema que aparecerá en los próximos meses es el de la espiral de la violencia.
Esto significa, explica el experto, que se produce un círculo vicioso que tiene tres etapas:
- Fase de tensión.
- Fase de explosión.
- Fase de reconciliación.
Con ello, "la violencia se incrementa porque el agresor confía en que la mujer le perdonará cada vez que sufra un ataque".
La vocera de la Red de Casas de Acogida, Geraldine Guerra, dice que las casas hogar se están preparando "para recibir un tsunami de mujeres víctimas de violencia que llegarán en busca de ayuda en los próximos días".
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