Casa Parásito: la vida entre 12 metros cuadrados
Nicolás Viteri vive en la 'casa parásito' desde marzo de 2019.
Jonathan Machado / Primicias
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Cuando Nicolás Viteri cumplió 18 años tenía el anhelo de vivir solo y ser independiente, aunque se enfrentó a uno de los limitantes propios de esa edad: los altos precios del mercado inmobiliario quiteño.
Por eso exploró por alternativas creativas y encontró la ideal años después de terminar su carrera en arquitectura. Actualmente tiene 29 años y en marzo de 2019 terminó la construcción de uno de sus primeros proyectos profesionales.
Fue una casa de 12 metros cuadrados en forma de A, ubicada en la terraza de la vivienda de su abuela, en el barrio de San Juan, en el centro de Quito.
Se trata de una iniciativa en la que invirtió USD 10.000 y hoy es su domicilio. El joven arquitecto relata que el proyecto fue respaldado por el Sindicato de Arquitectura de Quito que, en realidad, es otra de sus iniciativas personales, junto a dos colegas.
Diseñó un modelo habitacional con sala, comedor, cocina y baño en la primera planta. Además de una pequeña segunda planta en la que solo cabe una cama de plaza y media.
Viteri dice que vive cómodo y que el espacio resulta suficiente para sus necesidades de joven soltero. Además, insiste en los beneficios de vivir en una casa pequeña, "además de la independencia, se cuentan también el orden y la limpieza", dice.
Su rutina diaria de limpieza toma menos de 20 minutos y toda la casa está impecable sin mayor esfuerzo. Con una escoba, Viteri solo necesita estirarse para limpiar la sala y el comedor, y girarse para barrer la cocina y el baño. El resultado: todo en orden.
Cuando trabaja, en cambio, se sienta en una de las tres sillas que hay en la casa y utiliza una mesa, que cumple la función de comedor y de escritorio.
Cuando llega la hora de descansar, Viteri utiliza una escalera móvil para alcanzar su cama, la misma que le sirve para descender en la mañana y para tenderla.
Además del escaso esfuerzo que demanda ordenar la casa, puede presumir de una vista privilegiada, pues desde sus ventanas puede ver el norte de la ciudad y los volcanes Cayambe, Cotacachi e Imbabura.
Viteri ha denominado a su vivienda como 'Casa Parásito' porque aprovecha el espacio de una vivienda existente, así como sus servicios básicos: luz, agua e Internet.
Aunque parecería difícil vivir en 12 metros cuadrados, Viteri ha logrado adaptarse y acomodarse con las pertenencias que necesita: ropa, comida, utensilios y artículos de aseo.
Reconoce que su personalidad introvertida también le ayudó a acoplarse a la casa.
"Fue un ejercicio de deshacerme de cosas que nunca usaba, pero que estaban guardadas en algún lugar de la casa en la que vivía, como las medallas de la escuela, la ropa que no usaba, los adornos y hasta los juguetes", agrega.
Es por eso que cree que no todas las personas podrían habitar en una casa así. "Se trata de un cambio de estilo de vida en el que se aprende a valorar las cosas que realmente se necesitan".
Viteri enfatiza que vivir en una casa pequeña no significa ser pobre, sino vivir bien con pocos recursos.
Cuidado del medioambiente
La independencia no fue el único motivo para que Viteri construya la Casa Parásito. El cuidado del medioambiente también lo impulsó a pensar en una solución habitacional sustentable.
La mayoría de la casa está construida con madera artesanal y reciclada, mientras que los acabados fueron elaborados con paneles OSB (madera prensada) en el interior y paneles metálicos en el techo.
Para aislar el frío o el calor, la 'Casa Parásito' está recubierta con 14 centímetros de fibra de coco. "Este material ayuda a que la madera no se caliente en exceso durante el día, pero hace que se mantenga cálida durante la noche, porque la fibra de coco expulsa el calor que acumuló durante el día".
Viteri explica que la iniciativa apunta a no deforestar bosques a gran escala, sino a utilizar materiales que están a la mano en cualquier aserradero.
Una solución para el futuro
Nicolás Viteri dice que su objetivo con la 'Casa Parásito' es que se replique en más terrazas de Quito.
Él explica que la topografía de la capital permite que se puedan construir más viviendas como esta y que todas tengan un panorama atractivo de la ciudad.
Es por eso que han pensado en dos nuevos diseños. El primero es una adaptación de la casa de 12 metros cuadrados, pero sumándole seis más, es decir, una vivienda de 18 metros cuadrados.
El segundo es una estructura diferente, con medidas de 16 o 21 metros cuadrados.
Para Viteri, "la 'Casa Parásito' es una solución para el futuro" porque se aprovecharían espacios que no están ocupados y con inversiones inferiores a las de una vivienda tradicional.
Aunque el Sindicato de Arquitectura de Quito todavía no ha concretado la construcción de otra vivienda, esperan hacerlo en el corto plazo.
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