Cárceles tienen déficit de casi 70% de guías penitenciarios
En Ecuador un guía debe cuidar, en promedio, a casi 27 reclusos. La falta de personal y recursos complica la rehabilitación social en las 48 cárceles de Ecuador. La millonaria Escuela de Guías Penitenciarías, creada en el gobierno de Correa en la provincia de El Oro, fracasó.
Policías y militares en las afueras de la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, el pasado 3 de agosto de 2020.
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Un grave déficit de personal y de presupuesto agobia al SNAI, el organismo estatal creado hace dos años y que está a cargo del control de las 48 cárceles en Ecuador.
SNAI son las siglas del Servicio Nacional de Atención Integral de Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores del Ecuador. Es un organismo relativamente joven; nació el 14 de noviembre de 2018, con el Decreto Ejecutivo 560, firmado por el presidente Lenín Moreno.
El Mandatario creó el SNAI cuando ordenó la desaparición del Ministerio de Justicia como parte de las medidas para reducir el tamaño del Estado.
De allí que el SNAI tiene la tarea de controlar cada recinto penitenciario del país (ver mapa interactivo).
Policía se desmarca
El Comandante General de la Policía, Patricio Carrillo, aclara que la seguridad en las cárceles no es de su competencia. Lo misma expresa la ministra de Gobierno, María Paula Romo. Se desmarcan de responsabilidades, sobre todo por las más de 50 muertes en las cárceles desde 2019.
Carrillo explica que la tendencia en todo el mundo son cárceles pequeñas y sin policías. Quienes trabajan allí son profesionales especializados en la rehabilitación social.
El SNAI tiene a cargo esta tarea. Pero, ¿funciona la rehabilitación social en Ecuador? Por la guerra entre Los Choneros y Los Lagartos que tiene como campo de batalla las cárceles del país la respuesta es no.
Cuatro ejes para la rehabilitación
Miriam Mena es sicóloga educativa y entre 2014 y 2017 trabajó en la Penitenciaría del Litoral. Ella dice que sí hay esfuerzos de rehabilitación social, aunque identifica dos problemas: la falta de recursos y personal.
La rehabilitación tiene cuatro ejes: educativo, deportivo, cultural y laboral.
Mena laboraba en el primer eje. “Trabajaba yo sola en educación y tenía 1.000 internos. Era demasiado complicado que todos participen”.
Para las clases hacían falta libros y útiles escolares. Recuerda que en talleres de carpintería se consiguió que ingresen pallets, “pero encontraron droga y hasta ahí llegó el tema. Se limita todo por la seguridad”.
Durante su trabajo en al Penintenciaría, Mena vivió tres amotinamientos. “Vi que ellos cargaban droga, cuchillos, celulares”.
Los rayos X, de adorno
La sicóloga critica la corrupción que permitía el ingreso de armas y drogas. “Los filtros funcionan, el problema es que la corrupción viene desde arriba”.
La Policía tiene a su cargo el control externo de la cárcel. En la entrada se revisa a cada persona, incluso con rayos X. Y aunque los aparatos funcionan, las armas siguen ingresando. Las autoridades no dan una respuesta clara de cómo esto ocurre.
En último hecho de violencia ocurrió el pasado lunes 3 de agosto: la pelea entre bandas que dejó 11 muertos. El combate fue con armas de fuego.
Fue el último episodio de un largo desangre. En 2019 hubo 32 muertes violentas en las cárceles ecuatorianas y en lo que va de 2020 esa cifra es de 22. Es decir en menos de dos años han ocurrido 54 homicidios.
Un guía para casi 27 presos
El SNAI admite los problemas en su rendición de cuentas de 2019. En ese documento se menciona que para controlar a los 40.000 internos que hay en el país se necesitan 4.600 guías, pero únicamente tienen 1.500. Es decir, hay un déficit del 68%.
La recomendación internacional, emitida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), a la que se adscribe el SNAI, establece que debe existir, al menos, un guardia por cada diez reclusos.
En la actualidad, en Ecuador el promedio es de un guía para 26,5 internos.
Según el SNAI, 497 aspirantes pasaron el proceso de selección realizado en septiembre de 2019; sin embargo, "se encuentra pendiente establecer fecha de inicio a la capacitación inicial, esto en función de la obtención de los recursos económicos necesarios".
La fracasada Escuela de Guías
El problema de la falta de guías iba a solucionarse con la construcción de la primera escuela de formación para estos profesionales en el cantón Pasaje, provincia de El Oro.
El 8 de junio de 2015, en el gobierno de Rafael Correa, la entonces ministra de Justicia, Ledy Zúñiga inauguró las instalaciones.
Para la obra se adecuó una antigua base militar. Se usaron USD 1,7 millones y solo se entrenaron allí 322 guías.
En 2017 las instalaciones quedaron abandonadas y todos los enseres se retiraron. La escuela nunca más volvió a abrir.
Guías, sin armas y escondidos
Pero la situación para los guías que ya están contratados también es delicada. Julia contó a PRIMICIAS que “el sueldo nos pagan siempre atrasado, nunca nos dieron equipos para el Covid-19”.
Consultada sobre qué hacen los guías cuando se desata la violencia, ella contesta: “Escondernos, porque no nos es permitido usar armas, igual las puertas las tumban”.
Julia concide con la sicóloga Mena que la corrupción es generalizada. “Venden cola helada a USD 5 y una funda de pan al mismo precio”.
A este escenario se suma la falta de recursos. En 2019, el SNAI tenía previsto invertir USD 18,7 millones de dólares, pero solo se desembolsaron USD 1,8 millones, es decir apenas el 10%.
Esos fondos iban a ser para adecuar la cárcel de El Inca en Quito y La Roca, en Guayaquil. Esta última es una prisión de máxima seguridad que la Policía quiere recuperar para allí trasladar a los internos líderes de las bandas de Los Lagartos y Los Choneros.
Eso no se pudo hacer por la “demora en los tiempos de asignación y aprobación de transferencia de recursos extemporáneos por parte del Ministerio de Finanzas”, señala la rendición de cuentas de SNAI.
Esos recursos de inversión se iban a dar en el marco de la emergencia decretada en marzo de 2019, en medio de una ola de violencia carcelaria.
Pero un año después la situación se volvió a repetir: un motín en Guayaquil con 11 internos muertos y cuatro policías heridos.
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