Tres cantones de Guayas superaron los 36 grados de temperatura
Guayaquil registró dos veces en una semana picos de temperatura sobre los 36 grados centígrados, los registros más altos en 32 años para un mes de marzo. Son siete los cantones que han registrado picos por encima de 35 grados.
Vendedores se cubren completamente ante rayos ultravioleta en el Peaje Chivería, ingreso a Nobol (Guayas), uno de los cantones que ha superado la barrera de los 36°C.
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El calor comienza a ceder en Nobol (Guayas) a las 15:30, pero el termómetro aún registra 33,5 grados centígrados y la sensación térmica es de 39°C, según aplicaciones del clima. Los habitantes contrarrestan el calor con granizados, en piscinas o hamacas a orillas del río.
Se trata de uno de los cantones que más altas temperaturas reporta en la última semana en el país. De hecho, las tres poblaciones que han superado la barrera de los 36 grados desde el pasado el 16 de marzo están todas en la provincia de Guayas.
Guayaquil, Naranjal y Nobol registran las temperaturas más altas en décadas para este mes. Guayaquil registró dos veces en una semana picos de temperatura sobre los 36 grados centígrados (el 16 y 19 de marzo), en los registros más altos en 32 años para un mes de marzo.
Además, en Portoviejo (Manabí), Machala y Huaquillas (El Oro), y en el sector de Tabiazo, en Esmeraldas, los termómetros han registrado temperaturas por encima de los 35°C, según datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
Hamaca y piscina para el calor
En Nobol las temperaturas han alcanzado los 36,3 grados, con sensación térmica por encima de los 40 en exteriores. Adultos mayores se refugian del calor en una zona de árboles y hamacas turísticas junto al río, parte de una venta de coco helado.
Simón Chávez, de 65 años, dice que el problema es que por momentos no corre viento, ni siquiera a orillas del río. Y las más altas temperaturas se registran entre 10:30 y 16:00. El fin de semana y el miércoles estuvieron entre las jornadas más calurosas, dice.
“Como vivo al pie del río nunca he necesitado ventilador, por la brisa constante que corre. Ahora el calor no me deja dormir de noche, toca ventearse o mecerse en hamaca”, dijo Chávez.
Él trabaja en una embarcación turística en el río y lamenta que el balneario de Narcisa de Jesús Martillo, en el río Daule, esté cerrado. Se trata de un tradicional playón de agua dulce en la antigua finca de la Santa del pueblo.
Mientras que en el barrio La Primavera, cerca también del templo de Narcisa de Jesús, instalaron desde el pasado miércoles una piscina de plástico en plena calle.
“El fogaje se encierra en las casas y la idea es darnos un chapuzón con los niños apenas comienza a bajar el sol”, dijo Elvia Villegas, de 41 años.
Las temperaturas normales para este mes en la región son de 31°C en el promedio histórico, pero se están registrando picos de entre tres y cinco grados por encima de lo habitual.
Temperaturas extremas continuarán
El Comité Nacional para el Estudio Regional del Fenómeno de El Niño (Erfen) informó que, a pesar de que El Niño sigue debilitándose, se esperan que las temperaturas extremas se mantengan elevadas al menos hasta el próximo 31 de marzo, junto a lluvias de intensidad variable.
De acuerdo a técnicos del Inamhi, el ingreso de masas de aire seco desde la troposfera incide en la falta de nubosidad en el país y los cielos despejados favorecen una mayor radiación ultravioleta en la superficie terrestre y el aumento de las temperaturas.
Además, las temperaturas nocturnas en la Costa se mantienen elevadas desde marzo de 2023, con hasta tres grados por encima de lo normal en las últimas semanas.
Para que se declare una ola de calor, ciudades como Guayaquil deberían registrar tres días por encima de los 37 grados. Y es que el récord máximo histórico de la ciudad se registró en 1990 con un pico de 37,3, apenas seis décimas por encima del registro máximo de este año.
Pilar Cornejo, doctora en meteorología y oceanografía, informó que la persistencia de El Niño, el cambio climático y las condiciones habituales de la estación lluviosa generan mucha humedad, lo que eleva la sensación térmica.
Además, se prevén eventos extremos en un ‘sube y baja’ que podrían afectar cultivos y provocar impactos en la seguridad alimentaria. Se requiere recuperar zonas verdes de amortiguación en ciudades llenas de cemento, apuntó Cornejo.
Los niveles de humedad bordean el 90%. Y esa alta cantidad de vapor de agua en el aire, dificulta que el cuerpo autorregule su temperatura. El sudor, en vez de evaporarse para enfriar el cuerpo, se queda pegado a la piel causando sensación de bochorno y sofocación.
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