Mera, en Pastaza, mucho más que una puerta de ingreso a la Amazonía
El cantón Mera, en la provincia de Pastaza, quiere dejar de ser un lugar de paso y convertirse en una potencia turística entre Baños y Puyo.
Las tinajas en medio de las montañas y en el río Anzú, en el cantón Mera, están entre las propuestas para combatir el estrés.
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El cantón Mera está enclavado en la provincia de Pastaza, a 20 minutos de Puyo y a 40 de Baños de Agua Santa, en Tungurahua.
Es considerada la 'puerta de ingreso a la Amazonía', pero también el ombligo entre los dos cantones. Ahora, la comunidad quiere convertirla en un destino turístico por derecho propio.
Mera lleva el nombre en honor al escritor ambateño Juan León Mera, quien se inspiró en los ríos y las montañas de este cantón que conecta con la Amazonía ecuatoriana para escribir la primera novela ecuatoriana 'Cumandá', cuenta el historiador Juan Navas.
Pero también es parte de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Los Llanganates (Cerro Hermoso), rodeado por la sabana de árboles.
En sus entrañas alberga al tapir de montaña, oso de anteojos, venados, mono machín, la boa e incluso el jaguar y el puma, asegura Roger Padilla uno de los guías de turismo.
A esto se suma la misteriosa leyenda ligada al tesoro de Atahualpa, pues se cree que el general inca Rumiñahui recorrió estos territorios para ocultar el tesoro, que hasta la actualidad es un verdadero misterio.
Destinos para viajeros intrépidos
El cantón cuenta con más de cien destinos turísticos, donde a más de las historias legendarias, se destaca por su riqueza natural, cuevas, ríos cristalinos y miradores que ofrecen una experiencia única para los viajeros intrépidos que desean sumergirse en la Amazonía.
Tiene tres parroquias: Shell, Madre Tierra y Mera. En cada una se alistan para que el turista tenga una experiencia única. En Mera también habitan las siete comunidades indígenas amazónicas:
- Shuar.
- Kiwcha.
- Waorani.
- Andoa.
- Achuar.
- Shiwiar.
- Zápara.
El alcalde del cantón, Gustavo Silva, asegura que los propios operadores turísticos y dirigentes comunitarios se han comprometido a mejorar sus emprendimientos.
En el cantón cuentan con más de 1.000 plazas de alojamiento, entre hoteles, hostales y hasta glamping, una nueva propuesta de hospedaje en medio de la naturaleza.
Cuevas milenarias y tinajas en las cascadas
Entre la imponente montaña que se alza como guardiana de la naturaleza se esconden las cuevas de estalactitas y estalagmitas.
Para conocerlas se debe caminar en medio de la selva por unos 40 o 60 minutos, dependiendo de la habilidad de las personas para el senderismo en el sector del río Anzú.
En total son 60, pero apenas cinco se las puede exhibir al turista, porque fueron adecuadas y son de más fácil acceso.
El recorrido dura un día, entre caminatas en medio de los senderos en el corazón de la zona de amortiguamiento de Los Llanganates.
Héctor Conde, coordinador de los guías locales de Mera, recalca que las cuevas eran un secreto bien guardado, ya que fueron descubiertas en la década del 60, pero su historia data de hace más de 5.000 años.
Conde explica que las estalactitas son rocas que aparecen en el techo de una cueva a partir de la filtración de agua con partículas de carbono cálcico.
Mientras que las estalagmitas se forman desde el suelo con la punta para arriba.
Pero el proceso es lento. De acuerdo al guía, solo para que se solidifiquen tres centímetros deben pasar más de 100 años.
Recorrido:
- Desde Guayaquil le separan 330,7 kilómetros (siete horas) por la ruta Bucay-Riobamba-Ambato-Baños-Mera.
- Mientras desde Quito la distancia es de 236 kilómetros (cuatro horas).
Rutas:
- Existen diferentes rutas de transporte público. Desde Quito sale las cooperativas Baños, con horarios de 14:00 a 21:30; y la Amazonas: 07:55, 12:00, 15:35 y 17:00. El costo del pasaje es de USD 8,10.
- Desde Guayaquil, las cooperativas San Francisco, con horarios desde las 06:30, 21:00; y la Baños, que tiene el recorrido de 23:45. El costo es de USD 13.
Datos para tener en cuenta:
- Solicitar un guía local para evitar extraviarse por la montaña y ser atacado por alguna especie silvestre. Lauta es una asociación de guías locales y se pueden contactar al 099-511-4645.
- Llevar botas de caucho, ropa adicional, alimentos para el refrigerio, una funda plástica para el celular y objetos que se pueden mojar, el clima es muy inestable. Traje de baño disponible para disfrutar de los ríos, diques o cascadas.
Para poder explorarlas debe estar dispuesto a embarrarse de lodo, en especial en épocas de lluvias. Hay partes angostas en las que hay que arrastrarse, por eso se recomienda no ir con ropa nueva ni blanca.
A estas formaciones, dentro de las cavernas, las han bautizado como Copa Mundial de Fútbol, Unión de los Continentes o Torres Gemelas.
Otro de los sitios obligados a visitar son las Tinajas del Río Anzú, tinas que se han formado en medio de las rocas para que el turista se siente en ellas y reciba la caricia de las gotas que bajan de la chorrera.
El turista también puede lanzarse desde las rocas gigantes que están alrededor del río Anzú.
Los diques
Si no gusta del senderismo en medio de la montaña o sentir la adrenalina de explorar las cuevas milenarias, en Mera hay opciones como los diques, cuyas aguas de los ríos son adecuadas como pequeñas piscinas.
Odalia Ojeda, propietaria del Complejo Turístico Pindo-Mirador, dice que le han dado un valor agregado a la finca que tenían. El sitio está adecuado con pequeñas mesas de madera rústica alrededor de los dos diques.
De igual manera existe un comedor donde oferta comida típica como el maito y las truchas asadas acompañadas con yucas.
Si solo quiere quedarse dentro de la zona urbana, puede visitar los miradores. Al ingresar a Mera, por Baños, existe Mira-Mera, complejo recreacional que fue adaptado durante la pandemia.
Los propietarios han colocado diversos atractivos en la finca con vista al río Pastaza. Incluso, para templar los nervios hay dos columpios y una especie de sendero que conecta entre los árboles sobre el río Pastaza.
En el cantón de Pastaza se esmeran para que los turistas también los prefieran, no solo como una ciudad de paso, sino para que duerman y conozcan más a fondo sus bellezas y misterios.
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