El campeonato de indor fútbol que "mundializa" a los cuencanos
El Mundialito de los Pobres, con un formato inspirado en el Mundial de Fútbol, es el torneo barrial más popular de Cuenca. Su edición 48 empieza este viernes 28 de julio.
La Copa que se entrega en el Mundialito de los Pobres en la inauguración del torneo 2022.
Xavier Caivinagua
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Los cuencanos no tienen que esperar cada cuatro años para ver a sus equipos favoritos levantar la Copa del Mundo. Todos los años, en época de vacaciones, 36 equipos se disputan un trofeo similar al que se llevó Argentina, campeón de Qatar 2022, aunque adornado con una figura de Bugs Bunny.
Se trata del Mundialito de los Pobres, un torneo de indor barrial que nació hace 56 años y se ha convertido en un fenómeno social que vende más de 50.000 entradas anuales y tiene su propio mercado de pases.
Los equipos, que representan a barrios populares de la ciudad, han logrado sumar en sus alineaciones a viejas glorias del fútbol nacional. La más sonada fue la del exmundialista, Jaime Iván Kaviedes, en 2017 y 2018.
Este torneo es organizado por Amistad Club, un grupo deportivo y social de Cuenca. Su primera edición fue en 1966 y desde entonces se han jugado 47 torneos. Este viernes 28 de julio de 2023 inicia su edición 48.
El Mundialito siempre estuvo inspirado en el Mundial de la FIFA, cuenta Rómulo Ortega, uno de sus iniciadores.
Inicialmente, el campeonato se llamó 'Vacaciones de los Pobres', porque se jugaba entre julio, agosto y septiembre. Y era una de las principales distracciones para quienes no tenían dinero para salir de vacaciones, recuerda Ortega.
En 1995 cambió de nombre a Mundialito de los Pobres y adoptó las mismas reglas de la Copa del Mundo de la FIFA, con 24 barrios primero y luego con 32 equipos. La gran acogida que tuvo entre los barrios obligó a ampliar el cupo a 36 conjuntos.
Según la periodista, Sandra Altafulla, quien ha sido parte de la organización en las últimas ediciones, "la similitud no es solo en el formato, sino en la pasión que provoca el torneo entre hinchas y jugadores".
“Los hinchas respaldan a sus barrios y eso genera emociones fuertes”, expresa Altafulla. Los partidos se juegan en el coliseo Jefferson Pérez, el mayor de la ciudad.
Incluso el Deportivo Cuenca ha llegado a mover sus horarios para no coincidir con las fechas en las que juegan los barrios más tradicionales, pues los partidos son siempre en la noche. Esto porque la mayoría de jugadores tienen otros oficios y profesiones durante el día.
Un fenómeno social
Una particularidad del Mundialito es que atrae a familias enteras y muchas barras están lideradas por mujeres, que se sienten orgullosas de sus barrios. Una de las barras más tradicionales es la de las hermanas Sisalima Ochoa, de San Roque.
Los hinchas son determinantes, al punto que la hinchada es uno de los parámetros que consideran los organizadores para permitir el ingreso de un nuevo barrio.
En la fase de grupos, los partidos se juegan ante unos 2.000 espectadores. Pero en las fases finales los partidos se juegan ante más de 6.000 aficionados, que es la capacidad máxima del coliseo Jefferson Pérez.
El Mundialito se popularizó en una vieja cancha de cemento, en el antiguo colegio Febres Cordero, en el Centro Histórico de Cuenca.
Mientras más popular se volvía el campeonato, es escenario quedaba más pequeño: los hinchas quedaban sobre los límites de la cancha. Eso se volvió peligroso, tanto que en una final, los directivos del Amistad Club casi terminan linchados por una barra enfurecida.
Por eso, en el 2011 el Mundialito cambió de sede y desde entonces se juega en el Coliseo Jefferson Pérez, que tiene piso de madera, y una capacidad para 6.000 personas.
El Mundialito es también un negocio
Desde el cambio de sede, el Mundialito empezó a crecer en público, interés y en recursos. La organización estima que se venden unas 50.000 entradas durante las 27 fechas que tiene el torneo.
Cada entrada tiene un valor de USD 3 y se calcula que solo en taquilla ingresan unos USD 150.000. Esos recursos se invierten en la organización del torneo y en los premios.
Pero el movimiento económico más fuerte está hoy en los equipos, que no escatiman en recursos para sus fichajes, explica Cristian Pantosín, periodista deportivo que transmitió el Mundialito en 2022 por radio y redes sociales.
Según Pantosín, los barrios invierten hasta USD 20.000 dólares para tener un equipo competitivo. Esa inversión es, principalmente, en fichajes, pues un jugador cotizado cobra hasta USD 3.000 por jugar el campeonato.
Eso pese a que el premio para el campeón del torneo 2022 fue de USD 5.000, así que usualmente la inversión no se recupera con los premios. El interés por tener mejores plantillas tiene como objetivo atraer a más hinchas y auspiciantes.
Además, está la venta de los derechos de transmisión a radios y canales de televisión locales.
En 2021, debido a las restricciones de la pandemia, el campeonato se transmitió por primera vez a través de canales digitales. La acogida fue tan buena que en 2022 Amistad Club volvió a vender los derechos de transmisión.
Un trofeo con el conejo de la suerte
Ganar el torneo asegura algo importante: el cupo para participar en la siguiente edición. Hay decenas de equipos de los torneos barriales que buscan inscribirse cada año.
La copa del Mundialito de los Pobres es una versión de la Copa del Mundo. Pero con un detalle que les recuerda a los jugadores que no están en un torneo global, sino en el más popular de su ciudad: la figura de Bugs Bunny, la mascota del Amistad Club.
Rómulo Ortega cuenta que eligieron al conejo porque es el animal asociado a la suerte. Los equipos que llegan al tricampeonato pueden llevarse el trofeo a sus vitrinas. Los que no deben devolverlos después de un año.
En las 47 ediciones de historia de este torneo, 24 barrios han logrado levantar la copa.
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