Byron Villacís sobre el censo: "No es una ciencia extrema contar la población"
El jueves 21 de septiembre de 2023, el INEC presentará los resultados del censo de población y vivienda. Byron Villacís, exdirector de la institución, cuestiona la confiabilidad de los resultados por los errores en la ejecución.
Steven Morocho hace una entrevista a una ciudadana, en La Ferroviaria, al inicio del censo.
Emerson Rubio / PRIMICIAS
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Un año después del inicio de la etapa de levantamiento de la información, y tras múltiples retrasos, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) presentará los resultados del censo de población y vivienda.
El INEC anunció que presentará los resultados a través de un portal web, que todavía no es público. El evento de presentación será el jueves 21 de septiembre de 2023.
Pero días antes, el INEC ya adelantó algunos resultados de manera oficial, como que la población ecuatoriana es menor a la que se tenía proyectada y estará en torno a los 17,5 millones.
No obstante, la presentación de estos resultados preliminares aumenta la preocupación por la confiabilidad de los resultados, a criterio de Byron Villacís, exdirector del INEC.
Las críticas de Villacís se centran en los errores de la ejecución de un censo que tardó meses en la recolección de información, con innumerables problemas. PRIMICIAS ha encontrado casos de gente que no fue censada nunca, y otros que respondieron el cuestionario por llamada telefónica o WhatsApp.
El INEC ha admitido las dificultades, sobre todo en los lugares con índices de violencia muy altos. Esto, según el INEC, ha sido subsanado con la utilización de imágenes satelitales o información de los servicios básicos.
Sin embargo, hasta el momento, el INEC no ha confirmado cuántas personas realmente fueron censadas y cuál es el porcentaje al que no llegaron. Ante la consulta de la prensa en un conversatorio la semana pasada, el director de la institución, Roberto Castillo, aseguró que es algo que todavía están calculando.
Toda esta información, a criterio de Villacís, debería hacerse pública para poder conocer la veracidad de los resultados del censo. Según el exfuncionario, existe la posibilidad de que, si estos resultados son muy cuestionados, el censo incluso tenga que repetirse.
El INEC adelantó que somos unos 17,5 millones de ecuatorianos, menos de los 18 millones que el mismo INEC había proyectado. Usted había alertado que harían esto, y que habría un problema. ¿Cuál es ese problema?
Los resultados que está entregando el INEC supuestamente arrojan una reducción de población. Esa reducción de población nosotros creemos que es falsa, que no se debe a una evolución de la población, sino a una mala ejecución del censo. Hubo muchísima población que no fue censada, otra que fue censada pero mal, y hubo una mezcla de métodos.
Entonces, debido a eso, se está tratando de argumentar ahora que la población es menor y eso no es cierto. Gracias a mecanismos que no dependen del censo, nos podemos dar cuenta que la población de hecho es más. Inclusive, si la reducción hubiese sucedido, hay mecanismos que nos hubiesen alertado con anticipación y eso nunca sucedió.
El propio INEC pudo haber alertado antes, pero justo ahora que entrega los resultados del censo, quiere cambiar la realidad. Por lo tanto, no estamos de acuerdo con esos resultados.
¿Cuáles son esos mecanismos que podrían decirnos que efectivamente somos más de los 17,5 millones que el INEC dice?
Las proyecciones no son hechas con los censos. Debido al error del censo mal ejecutado, se quiere hacer creer que las proyecciones están hechas con base en el último censo. Eso no es cierto.
Las proyecciones se ajustan a registros de nacimientos y de defunciones. Cada vez que nace un bebé, es registrado y el INEC lo contabiliza; cada vez que una persona fallece, hay un certificado de defunción y el INEC lo contabiliza. Esa información se va ajustando para tener las proyecciones de población.
Entonces no pueden decirnos ahora que las proyecciones se basan en el censo de 2010, eso es falso. Las proyecciones se ajustan por registros de nacimientos y de defunciones. Por lo tanto, decir que de pronto somos menos población es bastante peligroso.
Más bien revela la mala ejecución del censo de población.
El INEC ha admitido que hubo zonas en las que no pudo entrar, por los índices de violencia, ¿qué efectos puede tener esto?
Hay dos problemas graves en el censo. El primero es de cobertura, es decir, no alcanzaron a censar a toda la población. Imagínese que Ecuador es un edificio en el que había 18 millones de habitantes. Tenían que haber censado a todos, y no lo hicieron.
Pero luego hay un problema adicional: que no se contabilizó bien quién pertenece a cada piso debido a la mala ejecución. No es un problema de la metodología, porque hay otros censos, de otros países, que han aplicado esta metodología y lo hicieron bien.
Dijeron que iban a terminar el censo en diciembre del 2022. Luego aplazaron a marzo 2023, luego junio, luego agosto. En ese lapso de tiempo, la gente se movió de piso en este edificio.
Entonces ahora no solo que está mal hecho el censo por cobertura, sino que mucha gente que pertenece al piso uno en realidad lo censaron en el piso dos. Gente que pertenece al piso tres se movió al piso uno y nunca lo censaron. Hay gente del piso siete que fue censada dos veces.
Y esto tiene efectos. Las rentas que reciben los GAD van a ser afectadas porque en el piso uno se censó menos y los del piso dos terminaron censados dos veces. Resulta que la plata que se recibe debido a la asignación por el tema de los presupuestos para gobiernos descentralizados depende de eso.
Entonces, no solo es un problema de cantidad, sino de calidad de información.
El INEC ha dicho que para completar información faltante se han usado imágenes satelitales. ¿Eso se podía hacer?
Ese es un problema mucho más grave, cuando estiman o proyectan información del censo con imágenes satelitales.
¿Qué calidad de información nos va a dar una imagen satelital para preguntas tan delicadas como, por ejemplo, las preferencias sexuales? Dijeron que han corregido un poco datos con tomas de agua y energía eléctrica. ¿Cómo van a estimar preguntas tan delicadas como el número de niños que ha perdido una mujer en abortos a través de la toma eléctrica?
Se les anticipó tantas veces que esto iba a ser problemático. Hasta pensaron que era una cuestión personal, pero ahora las consecuencias están ahí. El problema no sólo es calidad, sino que están afectando directamente las rentas.
El INEC ha dicho que el número de personas autoidentificadas como afroecuatorianos descenderá también. En 2010 hubo una campaña sobre la autoidentificación étnica. ¿Faltó algo así en 2022?
Mientras se estaba levantando la información, hubo quejas formales de todas las de etnias del Ecuador, no solamente los afroecuatorianos, sino también de los indígenas. Ellos fueron a la Asamblea y dijeron no vamos a aceptar las cifras del censo de esto.
Hay documentos de eso, se presentaron en la Asamblea diciendo que rechazan el censo porque nunca les habían avisado que se iba a ejecutar en determinados territorios.
Cuando se hace un censo, lo mínimo que tienes que hacer con poblaciones minoritarias, sobre todo en un país como Ecuador, es que tienes que avisarles, porque hay muchas personas que no están familiarizadas con las categorías. Tienes que discutirlo internamente en la familia y sólo después se les tiene que censar.
¿Eso qué efectos puede tener?
Ellos se dieron cuenta de que ya estaban censando mal en algunos lugares y ni siquiera les habían informado. Entonces, de partida, en noviembre de 2022, ya rechazaron los resultados del censo.
Ahora se pretende decir que no, que lo que pasa es que ha estado sobreestimado.
Los afroecuatorianos, los indígenas y los montubios van a reclamar. Se están generando un problema político muy grave que va a tener efectos de 10 años por no haber escuchado algo que ellos mismos les estaban reclamando con muchísima insistencia.
Y quiero hacer acotación a otra cosa. Este se supone que va a ser el primer censo de comunidades indígenas. Pero mágicamente dejaron de hablar de ese tema porque también fue un fracaso, porque los indígenas nuevamente fueron a la Asamblea, e inclusive hay documentos hasta en Fiscalía y Contraloría.
Hay tensión y muchos problemas en algunas definiciones de etnias.
¿Y puede ser lo mismo con la pregunta sobre temas sexuales?
Ese problema es más grave todavía. Y no estoy tratando de minimizar el problema étnico, pero el problema de la pregunta de identidad sexual es mucho más grave. ¿Por qué? Por la metodología que se les ocurrió.
Yo le mandé una carta al presidente Lasso y le dije, antes de que hagan este ejercicio, que no metan esa pregunta en el censo, porque el censo regularmente se responde frente al resto del hogar. ¿Cómo tú, en un país como Ecuador, que es extremadamente patriarcal, vas a preguntar sobre tus preferencias sexuales al frente de tus papás?
¿Cuál es la alternativa?
Esa pregunta, por más que respondan, si es que responden, va a estar mal. Y al final, van a tener un dato y van a decir que es el primer dato, pero es obvio que está subestimado porque los las personas no responden ese tipo de preguntas tan delicadas en un censo.
Para eso se hacen encuestas especializadas, y hay mucha documentación para esto.
Además mezclaron metodologías. Hubo encuestas presenciales y otras por internet, que tenía que llenar el jefe del hogar. ¿De verdad crees cualquier ecuatoriano promedio, un padre de familia llenando el censo por internet va a declarar la preferencia de sexual de tus hijos?
Y un problema número tres. Por los mismos problemas de la resistencia de la gente de esta pregunta, nosotros tenemos evidencia de que los censistas se saltaban esa pregunta. Entonces vas a terminar con un número que es cualquier cosa menos la realidad.
El Gobierno va a presentar los resultados y tratará de darles validez. ¿Es posible hacer una auditoría para corroborar la veracidad de sus resultados?
Sí, y tienen que hacerlo universidades internacionales. En diciembre de 2022, la Asamblea ya pidió que se haga dos auditorías de al censo, y esa resolución del Pleno tuvo votos unánimes. Es decir, hasta la gente del Gobierno admitió que el censo está mal hecho.
Entonces no es un tema de que el Gobierno lo respalda, porque es cuestión de ver esa votación, las declaraciones que tenían todos los asambleístas.
La Asamblea pidió hagan dos auditorías, una administrativa y una técnica. La administrativa tiene que realizarla la Contraloría, pero una vez que termine el proyecto. La técnica no tiene que hacerse a través de consultores; porque una cosa que al INEC parece que se le ocurrió, y lo hicieron en el tema de la encuesta de desnutrición, y es que cuando alguien duda de sus datos, ellos contratan a un consultor que diga "mira, resulta que mi metodología está buena".
Entonces, lo que debe hacerse es contratar a una auditoría externa que no tenga interferencia con la actual dirección del INEC, con universidades internacionales o cualquier ente externo. No es ciencia extrema contar la población, lo digo por propia experiencia.
Si tienes alguien independiente que audite la forma técnica, se sabrán los resultados reales, pero no sé por qué le huyen a una auditoría con tanta urgencia. Es lo mínimo que se debería hacer un proyecto tan delicado.
¿Podrían llegar a un escenario extremo como tener que repetir el censo?
Hay una salida: hacer un conteo. La diferencia entre un censo y un conteo es que los países muy grandes, como México, tienen poblaciones tan grandes que en vez de hacer un censo cada 10 años, hacen cada cinco un conteo de población.
El conteo, a diferencia, el censo tiene tres preguntas: ¿cuántos están viviendo?, ¿cuántos años y de qué sexo?
Eso podría ayudarnos a identificar qué tan grave es el problema de este censo mal ejecutado, y es muchísimo más barato y rápido. Y nos daría la facultad de, en vez de estarnos inventando esta metodología, simplemente decirle a la gente que nos colabore un domingo, que se quede en casa un día, para poder arreglar este problema.
Es muy factible y es muy barato comparado con la cantidad de millones de dólares que se han gastado en este tema
También se tiene que aclarar el tema del dinero, pues el censo se financió con un préstamo del Banco Mundial, y al final incluso el sistema falló.
Hay dos cosas, una general y una específica. Nos fallaron tres sistemas: el de captura de datos, el de capacitación y el de reclutamiento de encuestadores.
Sólo un ejemplo: gran parte de los censistas fueron capacitados a través de un correo electrónico. Ni siquiera les preguntaron si leyeron el correo electrónico. Entonces, ¿qué calidad de información le vas a pedir a ese pobre chico? Además, les hicieron huelga porque no les pagaban y no les daban uniformes. Todo esto fue público.
Con esas condiciones, obviamente vas a recibir una calidad de información que es mala.
Pero el corazón de este problema es la falla en los tres sistemas que curiosamente fueron administrados de una forma bastante informal, sobre todo en Guayaquil. Sé que hay denuncias en la Fiscalía y en el Consejo de Participación Ciudadana.
Ahora el tema general. Esto pertenece a un préstamo del Banco Mundial que no hacía falta tener. El INEC ya tenía asignado los recursos por parte del Gobierno. Es como que tengas plata en el bolsillo para ir a hacer compras y de pronto dices, en vez de que me dé la plata, me voy a endeudar con alguien y pagar intereses.
Finalmente, ya de cara a la presentación de los resultados, ¿qué datos debería transparentar el INEC para evaluar la confiabilidad del censo?
Lo primero sería que transparenten cuál es la proporción de población levantada con cada uno de los métodos. ¿Qué proporción del censo fue hecho en línea y qué proporción fue en persona? De los que hicieron en persona, ¿qué proporción la hizo en papel y no en las tablets?
Tenemos evidencia de que una parte el censo se hizo por WhatsApp, otra por teléfono y otra a vecinos.
Entonces, lo primero que deberían transparentar es: ¿están seguros de que haber censado con cinco métodos les está dando el mismo resultado? ¿Evaluaron que el mismo resultado se vea a través de los cinco métodos?
¿Por qué?
Porque, si es así, es la única forma de unir una base de datos, si no, ¿cómo van a unir la calidad de la información de la persona que me respondió por WhatsApp versus la persona que me respondió en persona?
Eso que están calculando que las mujeres tienen menos hijos es una tendencia mundial, se llama transición demográfica. Eso no es por el censo, siempre ha sucedido. Pero quieren desvían la atención a que ahora hay más mujeres trabajando. Obvio.
Segundo, y este es un tema un poquito técnico, pero es importante que la gente lo sepa. Cuando una persona no me entrega toda su información, el INEC puede imputar, estimar ese valor.
Tengo información interna de que ellos no solo que estimaron valores específicos, sino que estimaron población completa. Entonces la pregunta de cajón que tiene que haber es: ¿cuánta gente en realidad se censó?. Ellos dicen que hay 17,5 millones, pero eso es después de haber imputado, después de haber llenado la matriz con datos de tomas de agua, de tomas de luz, imágenes satelitales.
Tienen que responder cuántos efectivamente fueron censados. Tienen que, por lo menos, tener la honestidad de decir este es un censo de población y a quienes censamos fueron tantos. Ese es el dato mínimo que cualquier instituto de estadística del mundo va a decir.
¿Cuál es un porcentaje aceptable de personas censadas para un censo?
Internacionalmente, si un censo tiene una subcobertura o una omisión. Si no censaron a más del 8%, ya se considera un censo fallido.
Eso pasó en Paraguay, pasó en Chile en 2017 y tuvieron que repetir. En Colombia y en Perú también, y se les ha hecho repetir el censo. Entonces no es que nunca ha pasado que ha tocado repetir.
Si haces mal un censo, estás dañando toda la estructura hasta política del Estado.
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