La basura en Guayaquil: un drama que lleva 25 años sin solución
Cuando llegan las 17:00, la basura comienza a acumularse en las avenidas principales de Urdesa, norte de la ciudad.
PRIMICIAS
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Desde octubre de 2018 el servicio de recolección de basura en Guayaquil está "en prórroga". Ese mes, venció el contrato firmado con la empresa Puerto Limpio y, actualmente, el Municipio desarrolla un nuevo concurso que tiene dos oferentes.
La empresa que gane el proceso estará a cargo del servicio de recolección de basura en el puerto principal durante los próximos siete años y medio. El municipio le pagará USD 446,6 millones.
El municipio fija las cláusulas del contrato: horarios de recolección, rutas, frecuencias y número de carros recolectores para garantizar la limpieza de la ciudad. En la práctica, no se consigue.
Entonces, ¿cuál es el problema del exceso de basura en las calles? La respuesta depende de quién conteste.
Puerto Limpio: "el problema es cultural"
Karla Aguas, vocera de Puerto Limpio, asegura que los guayaquileños irrespetan los horarios, los lugares y la frecuencia de recolección de basura.
Dice que, por ejemplo, la depositan en parterres centrales -algo innecesario-, en sitios cercanos a escuelas o solares vacíos.
Por ello la empresa, desde julio, impulsa la campaña “Quien la hace la paga” para incentivar a los ciudadanos a denunciar, vía whatsapp, a quien disponga mal la basura.
Para el monitoreo, Puerto Limpio recibe la ayuda de las cámaras de videovigilancia desplegadas en la ciudad por el municipio. En promedio reciben 40 mensajes diarios.
La información se traslada al municipio, que es el ente sancionador: las multas, de acuerdo con la gravedad del caso, oscilan entre USD 78 y USD 492.
Un sistema que recibe críticas
Para el arquitecto urbanista David Hidalgo, Puerto Limpio tiene una visión errónea del problema: tratan de responsabilizar solo al ciudadano de la acumulación de basura.
“Esta estrategia busca dividir a la ciudadanía en el debate público, ‘los guayaquileños limpios contra los guayaquileños sucios’. De esta forma justifican la falta de modernización del sistema", dice.
"Una ciudadanía dividida no puede exigir un nuevo sistema".
David Hidalgo, arquitecto urbanista
Pero, las quejas por el funcionamiento del sistema de recolección de desechos no son nuevas. En 2009, el Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos ya criticaba el modelo impuesto por Vachagnon, antecesora de Puerto Limpio.
El informe del Observatorio decía que la recolección en las 24 subzonas, en las que Vachagnon dividió a la ciudad, cambiaban de frecuencia sin aviso.
Desde hace 25 años, la administración socialcristiana ha estado a cargo de designar a la empresa recolectora mediante concurso.
Vachagnon operaba en la ciudad desde 1994 y fue contratado durante la alcaldía de León Febres Cordero.
El 12 de octubre del 2010, esta empresa recogió la basura por última vez en Guayaquil. Fue reemplazada por Puerto Limpio.
Pero este último consorcio no es otro que la fusión entre Valango (la mayor accionista de Vachagnon, con el 75%) e Hidalgo & Hidalgo.
En 2018, Puerto Limpio reportó utilidades por USD 12 millones, según información de la Superintendencia de Compañías.
Falta de contenedores en los barrios
Giorgio Salas sabe cómo es vivir en medio de basura. Habita junto a su familia en el sector La Chala, en sur de Guayaquil.
Dice que todos los días transitaba por la calle 11, cuyo parterre central solía estar siempre repleto de fundas de desechos. En la zona, el carro recolector no pasa todos los días y los lunes se instala una feria libre de alimentos.
Todo eso ocasiona que la basura se acumula e incluso vienen personas de otros barrios cercanos a botar los desperdicios.
Salas cuenta que la comunidad se puso de acuerdo, limpió el parterre, lo pintó y adecuó. Los vecinos colocaron carteles de prohibido botar basura y ahora la calle luce un poco menos deprimente.
Para el arquitecto Hidalgo, la acumulación de basura en los parterres puede solucionarse con un sistema de contenedores.
“Solo pensar que la segunda ciudad más poblada del país no disponga de contenedores y tenga tachitos de basura que no abastecen, es subdesarrollo", dijo a PRIMICIAS.
Karla Aguas explica que el sistema de contenedores no está contemplado en el contrato firmado con Puerto Limpio.
De acuerdo con la vocera de la empresa recolectora, en algún momento trataron de colocar contenedores en barrios populares, pero esto generó insalubridad y mal aspecto.
"Cuando los ciudadanos dejaban los desechos en el contenedor se encontraba con recicladores y consumidores de droga",
Karla Aguas, vocera de la empresa recolectora Puerto Limpio
La recolección de basura recibe menos fondos que la obra pública
Este 2019, según el presupuesto municipal, la ciudad destinará USD 67,1 millones para el rubro de recolección de basura y alumbrado público.
Esto representa el 8,2% del total de ingresos municipales, estimados en más de USD 816 millones.
Para los proyectos sociales y de obras públicas (incluyendo la Regeneración Urbana), el Municipio invertirá USD 636 millones.
Es decir, son casi USD 569 millones más que lo destinado para solucionar el problema de la basura.
Ahora, la licitación para escoger a la empresa recolectora ya incluye otros requisitos, según Gustavo Zuñiga de la dirección de aseo cantonal.
Uno de ellos es el aumento de carros recolectores y personal, pero no el incremento de los días de recolección.
"Para aumentar la frecuencia, como la gente pide, subirían también los costos en la tasa de recolección", dijo Zúñiga en entrevista con Teleamazonas.
Al momento Puerto Limpio cuenta con 2.300 colaboradores, de los cuales 90% son operativos, es decir recolectores de basura.
Tiene además 160 camiones recolectores de desechos, para una ciudad de 2.2 millones de habitantes, y que produce 4.000 toneladas de basura al día.
Lo cierto es que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC)) en su encuesta ambiental de 2016 determinó que el 52% de los hogares guayaquileños no desechaba correctamente la basura.
El 41.6% contestó que no lo hacía porque no había contenedores adecuados. Este sistema ya existe en otras ciudades como Quito, Riobamba y Loja.
"Ese aspecto de la basura desbordándose de las aceras es denigrante para la ciudad. Puede que el municipio haya acostumbrado a eso a los guayaquileños, pero para el turista es altamente negativo", añade el arquitecto Hidalgo.
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