La odisea de viajar en transporte público desde el barrio más lejano de Quito
Viajar en transporte público desde las perfierias de Quito puede demorar alrededor de dos horas. Los usuarios critican la calidad de este servicio.
Usuarios de la Ecovía se agolpan para intentar subir a una unidad, el 26 de octubre de 2023.
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San José de Cutuglahua es uno de los barrios más lejanos del sur de Quito, ubicado en el límite fronterizo con el vecino cantón Mejía.
Gran parte de sus habitantes empiezan su día entre las 04:00 y 05:00, pues llegar a sus trabajos, escuelas, colegios o universidades les implica un largo y tortuoso viaje que puede tardar dos horas o más.
Si bien este barrio cuenta con transporte público, el servicio no es el mejor: las unidades solo circulan por la vía principal, el tiempo de espera entre un bus y otro puede llegar a 15 minutos y nunca faltan los llamados 'correteos' entre conductores por ganar un pasajero.
Son las 06:15 del 26 de octubre de 2023. Luisa Anaguano, quien vive en San José de Cutuglagua desde hace nueve años, cuenta que todos los días se despierta a las 04:00 para preparar el desayuno y el almuerzo de sus dos hijos.
"Cada día viajo unas dos horas para llegar al trabajo haciendo dos trasbordos en la Ecovía y en Trole", relata.
Esta mujer recuerda que la odisea diaria empieza en el sector de Guamaní, donde se baja del bus para tomar la Ecovía.
Entre empujones y uno que otro insulto a quienes no respetan la fila, decenas de personas pelean por entrar al bus articulado para no atrasarse a sus destinos. Aunque eso implique viajar apretados, sufriendo pisotones y expuestos al peligro de ser víctimas de la delincuencia.
Mauricio Albán, habitante de Guamaní, cuenta que "todos los días se ven robos en la Ecovía porque los articulados viajan "a full".
Tras una hora y un minuto de viaje, Anaguano llega a su segundo destino: la Estación El Recreo, una de las más grandes de la ciudad, en la que confluyen cientos de personas que llegan en buses alimentadores y en unidades de los sistemas municipales Trolebús y Ecovía
Ahí, todos corren de un lado para otro para alcanzar un bus articulado que los llevará a su nuevo destino.
En la fila que Anaguano hace hay alrededor de 100 personas que esperan una unidad del Trolébus, mientras el sol empieza a calentar la fría mañana capitalina que empezó con ocho grados centígrados.
A lo largo de la estación, varios jóvenes escuchan música a todo volumen en sus celulares y en mini parlantes. Los vendedores ambulantes ofrecen caramelos, cigarrillos, audífonos, papas y chocolates para hacer menos tortuoso el viaje.
Pero Anaguano no compra nada porque "ese dinero sirve para comprar cualquier cosa para la casa".
En medio camino, el cansancio de las constantes madrugadas la vence. Solo despierta cuando llega al sector de El Labrador, en el norte de la ciudad, tras una hora y cincuenta y dos minutos de viaje.
Con una pequeña sonrisa, dice que esta es la primera odisea del día, pues "el regreso es parecido o peor".
Mal servicio de transporte público
La iniciativa ciudadana 'Quito Cómo Vamos' sostiene que el 47% de las personas que utilizan transporte público en la capital no está satisfecho con el servicio que recibe.
Mientras que otro 39% está "algo satisfecho" y solo el 14% está "muy satisfecho".
Andrés Meza es parte del grupo de quienes sienten vulnerados sus derechos al usar el transporte público.
Su discapacidad física lo obliga a utilizar una silla de ruedas permanentemente. "Si las personas que pueden caminar no alcanzan a subirse a un bus, peor yo. Y en las horas pico todo se complica más. A veces debo esperar 15 o 20 minutos porque no hay espacio. Nadie respeta los lugares para las personas con discapacidad", se queja.
Para intentar mejorar el servicio de transporte público de Quito, en el que viajan más de 350.000 usuarios cada día, la Alcaldía tiene previsto adquirir 50 articulados que llegarían en 2024.
El secretario de movilidad, Álex Pérez, cree que es necesaria una renovación de la flota con la llegada de unidades eléctricas que reduzcan la contaminación de la ciudad.
Además, el Municipio debe reestructurar las rutas del transporte público para hacer rentable la operación del Metro de Quito, prevista para el 1 de diciembre de 2023.
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