En el barrio Ecuador sufren la primera gran invasión de Quito
Personas armadas llegan y ocupan los terrenos que los habitantes del barrio Ecuador, en el norte de Quito, compraron hace más de 30 años. Pero no tienen escrituras. La invasión se agravó en febrero y marzo de 2023.
Un hombre aseguraba ser el dueño de un lote, cuyo propietario dice que lo compró en 1995.
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Se metieron a la fuerza en el barrio Ecuador. Y no hay quién los saque (hasta ahora).
Los habitantes de este sector, situado en el norte quiteño, los llaman invasores. Y los temen como al lobo más feroz. Pues cuando nadie los ve, en las noche, rompen candados y derriban puertas. Se instalan sin permiso en los lotes. Y cuando alguien los enfrenta, muestran sus colmillos. O -mejor dicho- sus armas de fuego.
"Uno me quiso pegar. Me amenazó de muerte", recuerda Andrés (nombre protegido), propietario de uno de los lotes del barrio.
Él cuenta que a principios de 2019, varios invasores llegaron y se adueñaron de terrenos e, incluso, se tomaron áreas verdes. Frente a ello, los propietarios, construyeron muros y hasta mediaguas. Esta medida devolvió la tranquilidad al barrio. Pero no duró mucho.
En febrero de 2023 se avivó la invasión. Y cobró más fuerza.
Andrés ha sido testigo de cómo los problemas en el barrio Ecuador han empeorado. Un día, la señora que cuidaba su lote le avisó que unos sujetos se habían metido y que la habían sacado allí. Él inmediatamente se dirigió a la propiedad y verificó que -en efecto- los invasores querían adueñarse de ese pedazo de tierra.
Cambió el candado, con la esperanza de que esa fuera una solución. Pero no. Volvió a los tres días y los invasores estaban allí. Uno de ellos era muy violento, dice Andrés. A la semana siguiente, se apropiaron del lote de su tía, el 605. Cuando intentaron recuperar aquel espacio, los amenazaron de muerte, les apuntaron con un arma. Y nadie pudo sacarlos.
No son los únicos afectados por la invasión.
Según Andrés, hay una explicación: los invasores se aprovechan porque los terrenos del barrio Ecuador no tienen escrituras. Lo que dificulta -incluso- el trabajo de la Policía para desalojar a los ocupantes ilegales. "¿Quién es el dueño y quién no?", se preguntan.
Pero este problema tiene una historia detrás.
El origen del conflicto
Esos terrenos -donde hoy se asienta el barrio Ecuador- eran parte de una hacienda.
María del Cisne López, directora ejecutiva de la Unidad Especial Regula Tu Barrio, explica que a una gran parte de esas tierras se la denominó macro lote A3.
Pero en 1980, A3 se subdividió en siete lotes. Y en una de esas divisiones se originó el conflicto: en el lote A3-6. Este fue inicialmente de propiedad de la empresa Dorifer, que luego le hizo una transferencia de dominio a Pedro Maza, es decir, le vendió la propiedad.
Maza hizo una "lotización informal" y empezó a vender las tierras a diferentes personas. El Municipio, al percatarse de la situación, inició un proceso sancionatorio en su contra, en 2010.
Sin embargo, el propietario nunca pagó la sanción. Por lo que se llevó a cabo un juicio de coactiva. El lote A3-6 fue puesto en remate, tal como manda la normativa, pero nadie lo quiso.
Entonces, en 2016, el lote de 448.545 metros cuadrados fue adjudicado al Municipio de Quito. Ya estaba todo poblado y había sido dividido en 1.078 lotes. Seis organizaciones habían ocupado esas tierras, una de esas es el barrio Ecuador, la más grande.
"Son posesionarios de buena fe"
López, de Regula Tu Barrio, dice que el Municipio había adquirido una propiedad con un problema social. Frente a ello, y cumpliendo los procesos internos, obtuvo una autorización del Concejo Metropolitano de Quito para realizar un fraccionamiento del lote A3-6.
Se hizo el proceso de regularización y se subdividieron esas tierras para entregar una escritura individual a las 1.078 familias que compraron esos lotes de manera informal, pues quien les vendió no tenían permiso para hacerlo. "Fueron víctimas de tráfico de tierras", admite López.
Es por esa razón que las personas tienen contratos de compra y venta simples, que legamente no se convierten en un documento para reclamar la propiedad. También tienen promesas de compra y venta, recibos, facturas firmadas de constancia de que han adquirido una propiedad.
Si bien es cierto, algunos documentos están notarizados, según la directora, no están inscritos en el Registro de la Propiedad y no hay transferencia de dominio. Por lo tanto, aún no son los propietarios de los lotes, sino "posesionarios de buena fe".
Los llaman de buena fe porque tenían la ilusión y la necesidad de tener una propiedad, la pagaron, pero no se aseguraron de cumplir con la formalidad requerida.
La gran invasión
La directora de Regula Tu Barrio, María del Cisne López, relata que los barrios en el lota A3-6 están formados desde hace aproximadamente 30 años. Tienen calles, áreas verdes, algunos -incluso- servicios básicos, como agua potable y luz.
Los habitantes aducen que la invasión empezó en 2019, que coincide con el desalojo de las minas ilegales de Buenos Aires, en Imbabura, cuando más de 1.200 personas abandonaron estas tierras, menciona López.
Durante el levantamiento de información, en conjunto con la Secretaría de Asentamientos Irregulares, la mayoría de gente que ocupado el lote A3-6 decía que tenían un representante, el cual les había dicho que tienen sus lotes y que los ocuparan. Pero en realidad no era ningún representante, sino un traficante de tierras.
El hecho de que esta sea una propiedad municipal la vuelve más vulnerable para la invasión, reconoce la directora. Pues no hay un solo dueño que permanezca vigilante a cada momento.
Pero la situación se volvió más crítica en los últimos meses.
"Nunca se ha visto una invasión como esta (en Quito). Es la primera vez", advierte López. Los invasores llegan con un nivel de violencia terrible, añade. Construyen casas de la noche a la mañana. Incluso, se han tomado espacios verdes, confirma.
Rompen medidores, puertas. Y rayan las paredes con nombres de supuestos dueños. Estas son las quejas de los habitantes, quienes aseguran que, además, los amedrentan aduciendo que son miembros de la banda Los Lobos, una organización criminal.
Frente a ello, la directora de Regula Tu Barrio asegura que habrá dos intervenciones:
- Se emitirá una orden de desalojo de la invasión de las áreas verdes, cumpliendo con todos los procedimientos.
- Se emitirá una orden de desalojo contra las personas que han invadido y que han sido denunciados, esto en el marco de los Derechos Humanos.
El papel de la Policía
El mayor Alejandro Yánez, subjefe del Distrito Calderón, circuito Bicentenario, al que pertenece el lote A3-6 y, por ende, el barrio Ecuador, explica que entre 2022 y 2024 han hecho el acompañamiento de dos derrocamientos en estos predios junto con las autoridades competentes. Así como en 20 suspensiones de obra con la Agencia Metropolitana de Control.
No hay denuncias de amedrentamientos, afirma. Pero reconoce que detrás del problema de la informalidad en la compra de estos lotes, sí están los traficantes de tierra. Sin embargo, aún no han sido identificados.
Yánez explica que el problema radica en que las personas no pueden poner denuncias formales de que han invadido sus tierras, porque no tienen escrituras. Frente a ello, la Policía no puede determinar a quién le corresponde el lote.
Entiende que actualmente la situación se ha agravado, incluso sus compañeros reportan que durante las intervenciones se han registrado patrulleros quemados y policías heridos.
Por otro lado, asegura que la invasión no ha acrecentado la inseguridad. Según el reporte, en comparación con el 2022, los delitos se han reducido en un 27% en el circuito.
¿Hay una solución?
La directora de Regula Tu Barrio, María del Cisne López, dice que las seis organizaciones que conforman el lote A3-6 están reguladas bajo el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi). Y los barrios están regulados.
Lo que falta individualizar la propiedad de las personas.
Para ello, el Municipio está realizando el levantamiento de información de cómo están ubicadas las familias y si hay que poner denuncias, a través de los líderes de las organizaciones coordinan para llegar a las 1.078 posesionarios de buena fe.
Además, están haciendo análisis legales, técnicos y sociales para establecer cuáles son los documentos que el cabildo podría solicitar para determinar que sí son los propietarios del terreno o son invasores.
Solo así se podrá saber quién está calificado como beneficiario para la venta directa. Es decir, si los propietarios ya pagaron de manera informal en su momento, ahora deben volver a pagar, ya que así manda la normativa, recuerda López.
En el acta de remate del lote A3-6 consta un valor de aproximadamente USD 4 millones, lo que tendría que recuperar el Municipio con la venta directa.
A la espera del final
Para el dirigente del barrio Ecuador, quien prefiere mantener su nombre en reserva por miedo a represalias, esta situación es insostenible. Sobre todo, por la violencia de los invasores, que han ocupado aproximadamente el 30% del lote A3-6.
Solo en el barrio Ecuador hay 90 lotes invadidos, aparte de las áreas verdes.
El dirigente sostiene que ahora están a la espera los requerimientos en los que está trabajando el Municipio. Sobre la venta directa, asegura que están dispuestos a pagar siempre y cuando sea el justo precio de hace 30 años, cuando fueron estafados.
Recuerda que comprar en dos millones de sucres. Mientras que Andrés, el residente que se ha enfrentado a la zona, recuerda que fueron alrededor de cinco millones de sucres en 1995.
Mientras no haya una resolución, la gente continuará en zozobra. Y a la espera de que en cualquier momento llegue un invasor y lo despoje que su bien. De sus cosas. De su vida.
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