Bahía de Caráquez, bajo los escombros del devastador terremoto
Siete años después del devastador terremoto del 16 de abril de 2016, Bahía de Caráquez, en Manabí, es una ciudad que no ha logrado levantarse de los escombros.
Alexis Quiñónez sueña en que algún día su hija Lía pueda ver reconstruida a Bahía de Caráquez, en Manabí, destruida por el terremoto del 16 de abril de 2016.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Lía Victoria nació la tarde-noche del 16 de abril de 2016 en Bahía de Caráquez, cuando un terremoto de magnitud 7,8 dejó bajo los escombros a ciudades enteras de la zona costera, sobre todo de Manabí y Esmeraldas.
Hoy, Lía cumple siete años, al igual que el sismo, cuyo epicentro fue Pedernales, al norte de Manabí, y que cobró la vida de más de 673 personas.
Unas de las ciudades devastadas fue Bahía de Caráquez, ciudad que se destruyó en un 74%, según cifras oficiales.
Lía Victoria no conoce el hospital Miguel H. Alcívar, que durante tres décadas estuvo localizado en la parroquia Leónidas Plaza, al norte de Bahía, y que debió ser demolido porque sufrió severos daños.
Ella llegó al mundo en el patio de este hospital, mientras los médicos atendían a otra mujer que daba a luz a un niño en la única ambulancia disponible en ese momento.
Janeth Cagua, de 40 años, madre de Lía Victoria, dice que el nacimiento de su hija fue un milagro, porque en medio del caos del hospital, mientras "nosotros ganábamos una bendición, muchos perdían a sus seres queridos".
El hospital Miguel H. Alcívar fue reubicado en el kilómetro 3,5, diagonal al terminal terrestre, en el sur de la ciudad.
Las autoridades tardaron más de seis años en construirlo y ahora Lía Victoria solo conoce pedazos de la antigua infraestructura y un terreno lleno de maleza, donde nació.
Cuando Lía cumplió un año, en 2017, vivió en carne propia las carencias del sistema de salud, colapsado por el terremoto.
Su padre Alexis Quiñónez la llevó al hospital de IESS por un cuadro febril. El médico solo le recetó un medicamento y la envió de regreso a casa.
La niña cursa el segundo año de básica en la Unidad Educativa Eloy Alfaro, ubicada en el centro-norte de la ciudad, en una estructura provisional que aún no ha sido reparada por completo tras el terremoto de 2016.
Ella vive en la ciudadela Mangle 2000, en una calle sin nombre, donde no hay agua potable, situación que afecta a más de 200.000 personas del centro norte de la provincia.
Su casa, hecha de cemento y madera, fue afectada por el terremoto y debió ser reconstruida por el Gobierno, pero la promesa nunca se cumplió.
Lía Victoria se sorprende cuando sus padres le cuentan sobre el boom inmobiliario de la década del 90 o el enorme potencial turístico de Bahía de Caráquez.
Janeth y Alexis lamentan no poder llevar a su hija al parque o la playa, porque esta ciudad de más de 20.000 habitantes también esta acechada por la violencia que vive el país.
En lo que va de 2023, en Bahía se registran semanalmente entre tres y cuatro crímenes, lo que contrasta con la estadística de años anteriores cuando no había reportes.
Según informes de Inteligencia, la ciudad es una de las rutas para movilizar droga, por su salida a las playas.
La desidia estatal
Quiñónez agrega que su hija tampoco pudo conocer el edificio Almirante, de nueve pisos, ubicado en el malecón Santos, un ícono de la ciudad que desapareció para siempre.
Tampoco el mítico Teatro Municipal o las grandes y lujosas edificaciones que un día adornaron el perfil costanero de Bahía.
En el recuerdo quedaron las festividades de las Noches de Verano, que en 2015 se realizaban los sábados, con la presentación de artistas, grupos colegiales y actividades culturales.
El aeropuerto Los Perales, ubicado en el cantón San Vicente, inaugurado en 1950 y que prometía impulsar el turismo nacional e internacional en la ciudad manabita, aún es un sueño para Lía.
La infraestructura está deteriorada y en la actualidad solo hay vuelos privados o de actividades deportivas.
Lía Victoria llega a sus siete años junto sus padres y a sus dos hermanos, uno de 14 y otro de 5, así como de su hermana mayor de 22 años.
Alexis solo quiere seguir superando las adversidades y poder acompañar a su hija en su fiesta de 15 años.
Lía dice que quiere ser doctora.
Ella espera que algún día Bahía de Caráquez vuelva a ser la ciudad pujante que quedó sepultada bajo los escombros del terremoto y la desidia estatal.
Compartir: