La crisis humanitaria por detrás de la emergencia de Covid-19 en Ecuador
Desde el 12 de marzo de 2020, todos los negocios en Italia, excepto farmacias y locales de alimentos, están cerrados.
EFE
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Luis Vernaza tiene 60 años y un hijo con discapacidad intelectual del 60%.
Vernaza dice que está desempleado desde hace un año y que se dedica a vender caramelos y a cuidar autos en la parroquia de Conocoto (suroriente de Quito) para ganar algo de dinero.
Desde que el Gobierno decretó la emergencia sanitaria a causa del coronavirus cambió la venta de caramelos por la de guantes de látex, uno de los artículos que más busca la gente en estos días.
"Cuando vendo todos los guantes gano unos USD 3 para comprar pan, arroz y algo más para completar el almuerzo", dice Vernaza, mientras vende dos pares de guantes. Cada uno cuesta USD 0,50.
"Hace dos meses que el Gobierno sacó a mi familia de la lista de beneficiarios del bono de desarrollo humano", que representaba un auxilio de USD 50 al mes, "sin ese dinero, la situación se complicó más", dice Vernaza.
A pesar de su crítica situación económica, Vernaza no ha recibido los kits de alimentos que entrega el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), a través de la campaña Dar una mano sin dar la mano, a través de la cual la sociedad civil puede donar canastas de víveres.
El ministro de Inclusión Económica y Social, Iván Granda, dijo en una reciente entrevista con PRIMICIAS que, hasta el momento, el MIES ha entregado 245.000 raciones alimenticias y que el objetivo es llegar al millón de canastas.
Hay 4,3 millones de personas en la pobreza en Ecuador, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Granda explicó que el MIES cuenta con información de los sectores en los que viven las personas de escasos recursos y que, durante esta emergencia se han quedado sin ingresos.
¿Qué significa la pobreza?
En Ecuador, la pobreza está clasificada en tres tipos: por ingresos, por necesidades básicas insatisfechas y como pobreza mutidimensional.
La primera categoría abarca a quienes tienen ingresos mensuales inferiores a USD 85, es decir, que viven con menos de USD 3 al día.
La pobreza por necesidades básicas insatisfechas, en cambio, mide la calidad de la vivienda, el acceso a servicios básicos, el acceso a educación y la capacidad económica del hogar.
Una persona es considerada pobre si carece de al menos uno de esos indicadores, según el INEC
La pobreza multidimensional suma también a quienes no logran contribuir al sistema social de pensiones durante 15 años o más tiempo.
Otros indicadores en esta última categoría son la falta del servicio de recolección de basura en la zona en la que habitan las personas, el hacinamiento y el trabajo infantil en el hogar.
La falta de empleo es una de las principales razones por las que las personas no logran generar ingresos para superar el umbral de la pobreza.
Las cifras del INEC muestran que más de 300.000 personas están desempleadas en Ecuador.
El número se incrementa a cinco millones, sumando a quienes están subempleados, a quienes trabajan en un empleo no remunerado, a las personas que tienen otros tipo de empleo no pleno y a quienes laboran en un empleo no clasificado.
Esta franja de la población es la más vulnerable frente a la crisis económica y a las restricciones de movilidad y de trabajo decretadas por el Estado para contener el contagio de coronavirus.
¿Dónde vive la población más pobre?
Morona Santiago, Napo y Chimborazo son las provincias que tienen mayor porcentaje de población de escasos ingresos.
El 52,95% de la población en Morona Santiago vive con menos de USD 85 al mes. En Napo, esta cifra se ubica en 51,59%. Mientras que en Chimborazo llega al 48,95%.
Rita Tunay, prefecta de Napo, dice que el MIES ha entregado 100 kits de alimentos a la provincia desde que se declaró la emergencia sanitaria.
"Ninguna ayuda es suficiente ante la pandemia del coronavirus. Es por eso que estamos trabajando con la sociedad civil y el Gobierno para crear estrategias de apoyo a la población", agrega Tunay.
Napo registró, el martes 31 de marzo de 2020, el primer caso de coronavirus y dejó de ser la única provincia del país que no tenía personas contagiadas.
Tunay señala que ante este panorama el apoyo de las fundaciones y de las empresas es fundamental para evitar la propagación del virus en la provincia y, sobre todo, para evitar que las familias pasen hambre.
La sociedad civil se activa
Fundaciones y empresas privadas trabajan para apoyar a los sectores más golpeados por la emergencia sanitaria.
La Fundación Cecilia Rivadeneira, por ejemplo, entrega alimentos y productos de primera necesidad a familias que carecen de ingresos económicos.
Wilson Merino, presidente de la fundación, dice que las donaciones que reciben también han sido distribuidas a entidades que trabajan con niños en situación de calle, personas de la tercera edad y personas con discapacidad.
La empresa privada se ha sumado a la entrega de recursos y donaciones. Banco Pichincha abrió un fondo con un capital inicial de USD 10 millones.
Los recursos, dijo la entidad financiera, se utilizarán para comprar insumos médicos que contribuyan a la lucha contra el coronavirus y para proteger al personal de los centros hospitalarios.
Corporación Maresa, por su parte, entregó vehículos a la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) para transportar a niños de escasos recursos que no cuentan con movilización para acudir a sus tratamientos.
La empresa también proporcionó 40 vehículos al personal médico del Hospital Eugenio Espejo (Quito) y de la Clínica Kennedy (Guayaquil) para evitar que los pacientes se trasladen en el sistema público de transporte.
El vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner, ha insistido en que el sector privado es un aporte fundamental para superar la crisis sanitaria y humanitaria derivada de la epidemia de coronavirus.
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