Quito: El bosque de arupos se pierde entre basura y delincuentes
El Municipio de Quito reconoce que el bosque de arupos luce descuidado por falta de mantenimiento y presencia de escombros. También se convirtió en guarida de asaltantes.
Imagen del terreno del bosque de arupos, en Quito, el 14 de junio de 2023.
Primicias
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Los escasos arupos azules y rosados que florecen en el bosque del sector El Trébol, en el centro de Quito, lucen eclipsados por la presencia de montículos dispersos de basura y tierra en el lugar.
También se encuentra maleza que crece de manera seca y descuidada en los poco más de 16.000 metros cuadrados del terreno.
Desde 2019, cuando el escritor Rafael Lugo y el Municipio de Quito llegaron a un convenio para convertir ese botadero en un bosque de arupos, la iniciativa ha presentado problemas que retrasaron el florecimiento de los árboles.
Pedro Kingman, genetista vegetal y encargado de la plantación de los arupos, explica el inconveniente más grave: los residuos tóxicos que todavía hay en el terreno dañaron algunos árboles.
"En el primer año, plantamos 700 árboles, pero 100 no sobrevivieron".
Agrega que las cámaras de seguridad del sector también identificaron personas que dejan basura y escombros. "Esto provoca que los árboles no se afirmen en el terreno".
Por su lado, el Municipio de Quito reconoce que el terreno necesita un mejor mantenimiento.
"Se debe cuidar el riego en las áreas verdes, realizar la poda con mayor periodicidad y la limpieza del bosquete".
Kingman, sin embargo, aclara que la legislación municipal prohíbe el corte de las especies nativas en un determinado espacio. "Solo podemos cortar el pasto y eso se ha hecho".
Y recuerda que el objetivo es que esta área cuente con alrededor de 700 arupos y otros 700 árboles de especies como alisos, arrayanes y guabas.
Crecimiento lento
Kingman explica que el arupo es una de las especies de árboles que más tardan en florecer. "Pueden demorar entre seis y 10 años".
El experto cree que en ese período el bosque se convertirá en un "verdadero pulmón de la ciudad". Aunque advierte que este plazo podría aumentar si se presentan eventos como el paro de junio de 2022, cuando más de 50 arupos fueron arrancados y quemados.
"La ciudadanía debe entender que el bosque de arupos no es un parque o un lugar para ir a acampar o a caminar. No nos vamos a rendir hasta convertir al botadero en un bosque", dice Kingman.
Según el Municipio de Quito, desde 2019 se invirtieron más de USD 20.000 en la siembra de los arupos.
Un bosque inseguro
El bosque de arupos también se ha convertido en el hogar de personas en situación de calle y en escondite de delincuentes.
María Tobar vive en La Tola, barrio ubicado frente al bosque. Cuenta que en ese lugar deambulan personas que asaltan a los moradores, tanto en las mañanas como en las noches.
"Hemos visto que se meten al bosque a ocultar lo que roban para salir a seguir delinquiendo", dice.
Una situación similar la sufren los habitantes del barrio Paluco, ubicado junto al bosque. Ahí vive Rafael González. Al igual que Tobar, se queja de la delincuencia que se ampara en el bosque, convertido en guarida.
"Muchos vecinos hemos sufrido asaltos cometidos por las personas que pasan día y noche en el bosque. Es un peligro al que estamos expuestos", se queja.
El Municipio está a la espera de la incorporación de 1.126 policías para ubicarlos en los puntos más conflictivos de la ciudad e intentar reducir los índices delictivos.
También le puede interesar:
El bosque de arupos de Quito empieza a tomar forma
Está previsto que el bosque tenga alrededor de 1.500 árboles. 500 serán arupos y 1.000 de otras especies para evitar el monocultivo.
Compartir: