Modelo de receta electrónica empezará en seis hospitales públicos
La idea de este modelo es que los médicos del sistema público emitan las recetas electrónicas y los pacientes obtengan los medicamentos en farmacias privadas.
Una trabajadora de una farmacia en Cuenca, el 19 de mayo de 2021.
API
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Todos los hospitales del país sufren aún de algún grado de desabastecimiento de medicinas, que se desató por la pandemia y que ha sido uno de los objetivos que el actual Gobierno no ha logrado solucionar por completo.
Aunque sí hay mejoras. El hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, por ejemplo, aún tiene un desabastecimiento del 10% en medicamentos oncológico y biológicos y un 30% en dispositivos médicos. A inicios de febrero, el desabastecimiento superó el 71%.
La semana pasada el Ministerio de Salud Pública anunció lo que se prevé sea la solución definitiva a esa constante falta de medicinas: externalizar el servicio de farmacia de los hospitales públicos a las farmacias privadas a través de una receta electrónica.
La idea es que los pacientes reciban la receta de los médicos del sistema público y obtengan los medicamentos en farmacias privadas. En una primera fase se entregarán así 381 fármacos de uso ambulatorio; es decir, los que son recetados en consulta externa.
Seis hospitales serán parte de la primera fase
Según el Ministerio de Salud, este sistema se aplicará en seis hospitales: Eugenio Espejo y Luz Elena Arismendi de Quito; Abel Gilbert Pontón y Monte Sinaí en Guayaquil; Especialidades de Portoviejo y Vicente Corral Moscoso de Cuenca.
La modalidad es sencilla, en teoría. El paciente acude a consulta con un médico que emite la receta electrónica, que las farmacias recibirán en su sistema informático. Así, los pacientes pueden acercarse y retirar los medicamentos.
El Ministerio de Salud le pagará a las farmacias luego. Por ahora no se conocen los detalles de cómo funcionará el sistema de pagos, eso será una información que difundirá el presidente de la República, Guillermo Lasso.
No se ha oficializado tampoco la fecha en la que se empezará a aplicar este modelo, o los detalles específicos de las farmacias que serán parte de la red.
Según el Ministerio de Salud Pública (MSP) ya hubo acercamientos con las farmacias más grandes para implementar el proyecto.
Pero según la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos (ALFE), ellos “no han sido convocados”. “No sabemos qué farmacias van a participar, precios y sobre todo, cuál es la lista de medicamentos para estar preparados y producirlos”, dice Miguel Palacios, director de esa organización.
Según Palacios, en enero propusieron una idea similar al MSP “entregar de manera directa los medicamentos y eliminar los intermediarios”. La ALFE asocia a 15 laboratorios farmacéuticos del país y producen 350 fármacos del cuadro básico que se recetan en el país.
Mejor control de lo que se necesita
Para Andrea Góméz, especialista en salud pública, el sistema tiene ventajas, como “ampliar el acceso de medicamentos, disminuir tiempo en lugares donde hay grandes distancias”.
Además, permite un control a escala nacional sobre las recetas que se emiten y los medicamentos que se requieren. Sin embargo, le preocupa que de todas formas no exista “la disponibilidad de los medicamentos porque eso viene por otras acciones, que son económicas y políticas”, dice Gómez.
"La receta electrónica será un alivio para algunos usuarios, pero no solucionará los otros problemas de abastecimiento de tratamientos para enfermedades catastróficas e insumos médicos para procedimientos quirúrgicos", dice.
Además, recuerda que experiencias con iniciativas similares para la externalización de servicios médicos, terminaron por cancelar los convenios por retrasos de pagos por parte del Estado.
La experiencia de Chile y España
El proyecto de receta electrónica no es nuevo, otros países como Chile, España, Reino Unido llevan varios años de haberlo implementado.
Vicente Pardo, de 63 años, vive en Extremadura, al Sur de España, tiene un marcapasos y usa un medicamento de por vida.
Muestra su tarjeta con chip, parecida a la cédula de identidad, dónde están sus datos y el número de la seguridad social. Es lo único que presenta en las farmacias para retirar los medicamentos que previamente el médico le receta.
“El médico pone el tratamiento en su sistema y aparece en la tarjeta. Voy a la farmacia y ellos ven cada cuánto me tienen que dar de pastillas. Según el tratamiento que tengas, el médico lo renueva cada año”, explica Vicente.
"No ha visto un papel con la letra del médico en más de una década", dice.
En Chile se implementó en octubre de 2021, pero la diferencia es que la salud no es completamente gratuita.
“Los medicamentos son entregados según la clasificación del estrato social que te han calificado; es decir, pagas un porcentaje de este”, dice Víctor López, que vive en Santiago de Chile.
Según información publicada por el Ministerio de Salud de Chile, el proyecto “permitiría un ahorro de USD 200 millones por errores de prescripciones y dispensación de medicamentos en el país”.
También le puede interesar:
El calvario para conseguir medicinas en hospitales públicos de Guayaquil
Según el Ministerio de Salud el promedio de abastecimiento es de 65% en medicamentos y 71% en insumos médicos, pero los pacientes viven otra realidad.
Compartir: