Por emergencia de Covid-19, miles de niños se quedan sin colación
Una profesora dicta su clase en una escuela del sistema público, en octubre de 2018.
cortesía Ministerio de Educación
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La expansión del coronavirus en Ecuador obligó a las autoridades a suspender las clases presenciales en todo el país, una medida que significó el cierre de las 12.274 escuelas públicas desde el 13 de marzo.
El objetivo: proteger de un posible contagio a 3,2 millones de niños (unos 2 millones en la Sierra y Amazonía) que reciben clases en las instituciones estatales desde la educación inicial hasta el tercer año de bachillerato.
Lo duro de esta decisión es que los niños han dejado de recibir el desayuno escolar diario, un aporte nutricional importante y una fuente segura de alimento, sobre todo, para muchos estudiantes del sector rural que provienen de familias de escasos recursos.
Unos 2,3 millones estudian en escuelas públicas urbanas, mientras que otros 875.000 lo hacen en instituciones rurales.
En las áreas rurales de Ecuador hay más de 190.000 niños que sufren de desnutrición, según la última Encuesta de Salud y Nutrición (Ensanut).
En provincias como Bolívar, Tungurahua y Cotopaxi, la proporción de niños desnutridos supera el 30%.
El Ministerio de Educación dijo a PRIMICIAS que "no se ha previsto, de momento, hacer uso de las raciones alimenticias para entregarlas a los estudiantes".
La entidad señala que los alimentos "tienen un tiempo de vida útil que permite (que) puedan ser consumidos una vez que se retorne a las actividades académicas regulares".
La colación diaria que reciben los estudiantes está compuesta por:
Debieran ser repartidos
El exministro de Educación, Milton Luna, cree que los alimentos escolares deberían ser entregados a los niños de poblaciones vulnerables, tomando en cuenta la actual situación de emergencia que vive el país.
"Hay que crear un mecanismo legal para que la comida no siga guardada en las escuelas. Si los alimentos llegan a los niños, servirán para suplir una necesidad básica diaria y evitar que tengan un mayor desorden alimenticio", agrega Luna.
La nutricionista Cristina Solís explica que la colación escolar se ha constituido en la única fuente de nutrientes y micronutrientes para muchos estudiantes.
Solís explica que existe un riesgo de que los niños más necesitados se enfermen mientras no reciban el desayuno escolar, porque nadie garantiza que tengan acceso a una buena alimentación.
Indígenas, los más vulnerables
La última encuesta Ensanut revela que el 40% de niños indígenas en Ecuador padece de desnutrición.
El líder indígena Delfín Tenesaca dice que el Gobierno no ha cumplido con la reapertura de las escuelas comunitarias en las provincias con mayor presencia de población indígena.
Y explica que, al no haber suficientes escuelas para todos los niños de sectores remotos, el desayuno escolar no llega a quienes verdaderamente lo necesitan.
Tenesaca concuerda con el exministro Luna en que los alimentos que están almacenados en las instituciones educativas deberían ser repartidos entre los grupos más vulnerables.
"Esta comida puede convertirse en una opción alimenticia para personas que no tienen nada", dice.
Además, cree que los kits alimenticios que entrega el Ministerio de Inclusión Económica y Social no son suficientes para satisfacer las necesidades de las poblaciones que viven de la renta conseguida día a día y que no cuentan con ingresos fijos.
La nutricionista Cristina Solís dice que la falta de la alimentación escolar por la emergencia sanitaria puede ocasionar alteraciones en el organismo que pueden derivar en problemas crónicos en casos extremos, como en los que los niños no puedan comer durante varios días.
80 millones de niños latinos, sin alimentación escolar
Ecuador no es la única nación que se enfrenta a este doloroso dilema. El cierre de escuelas para evitar la propagación del coronavirus se está aplicando en 172 países.
Eso ha dejado a 364 millones de niños en el mundo sin acceso a las comidas que recibían en sus colegios.
De esa cifra, 80 millones están en Latinoamérica, reveló el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El organismo indicó que, de los 85 millones de niños que acudían a comedores escolares subvencionados en la región latinoamericana, 80 millones se han quedado sin su ración cotidiana.
Para ellos, acudir a la escuela significaba recibir un aporte nutricional vital. Lo que en el caso de áreas empobrecidas o rurales suponía además un incentivo a los padres para escolarizar a sus hijos.
Ahora se están evaluando alternativas con las autoridades nacionales, dijo la portavoz del organismo de la ONU, Elisabeth Byrs.
Entre las opciones que se estudian figura la distribución de raciones para llevar a casa, entrega a domicilio o proporcionar a las familias cupones o efectivo, explicó la funcionaria.
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