El agua de Quito se purifica siete horas antes de llegar a los hogares
Imagen de la laguna Salve Faccha, en la Reserva Nacional Cayambe Coca
Jonathan Machado / Primicias
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A 3.900 metros sobre el nivel del mar, enclavada en la Reserva Nacional Cayambe Coca, se encuentra la principal fuente proveedora de agua de Quito: la laguna Salve Facche.
Son 12,5 millones de metros cúbicos de agua que están disponibles para que las plantas potabilizadoras Bellavista y Paluguillo distribuyan el líquido al norte de la ciudad y al valle de Tumbaco.
Antes de que los quiteños consuman el agua de Salve Facche, el líquido atraviesa un proceso de purificación que dura aproximadamente siete horas.
Juan Robalino, gerente de Operaciones de la Empresa de Agua Potable de Quito (Epmaps), dice que "todo empieza cuando el agua de Salve Faccha cae, por efecto de la gravedad, hasta un conjunto de válvulas que la transportan a la Estación Recuperadora".
El aprovechamiento del agua es total, pues este proceso sirve también para generar electricidad, por lo que la estación también está conectada al Sistema Interconectado Nacional. Esta planta produce 14,7 megavatios.
El agua que llega hasta la Estación Recuperadora es monitoreada por un sistema de boyas que analiza el comportamiento microbiológio de la laguna. Este análisis se realiza a través de un mecanismo de ultrasonido en una estación en Holanda.
"Con este análisis sabemos que el agua no causará ningún problema a la salud de quienes la consuman", agrega Robalino.
Después de este proceso, el agua viaja alrededor de 70 kilómetros hasta la planta Bellavista u 85 kilómetros si se dirige hacia Paluguillo.
En estos lugares empieza el tratamiento minucioso del agua que tiene como último eslabón el consumo del líquido potable.
Fernando Mayorga, jefe de Producción de la planta Bellavista ubicada en el Parque Metropolitano, explica que el agua que proviene desde Salve Faccha se almacena en un pileta o piscina para luego conducirla a los diferentes procesos de purificación.
"Al agua cruda (como se conoce al agua que llega desde Salve Faccha) se le inyecta cloro, polímeros y sulfatos que sirven para eliminar los sólidos suspendidos que tiene en su composición", agrega Mayorga.
Al finalizar este proceso, el agua llega a los sedimentadores y filtros de arena, que son el último mecanismo para separar los residuos más pequeños que pueden afectar la salud de las personas.
Hasta llegar a este punto el proceso ha tomado alrededor de siete horas desde que el agua salió de la laguna Salve Faccha.
Lo que resta es que desde las plantas potabilizadoras se conduzca el agua por los más de 7.500 kilómetros de tuberías que tiene la ciudad hasta que llegue a los hogares.
Robalino dice que la Organización Mundial de la Salud calcula que cada persona consume alrededor de 110 litros diarios agua.
"En Quito, la cantidad llega a 220 litros diarios. Esto se debe a que, en muchos sectores, hay negocios que utilizan agua potable para sus actividades, lo que genera desperdicio".
Es por eso que desde la Epmaps recomiendan el consumo responsable del agua porque se trata de un recurso natural no renovable, que en algún momento se acabará.
El agua de Quito se puede consumir directamente de la llave
La Epmaps afirma que el agua de Quito cumple con estándares nacionales e internacionales que la avalan para el consumo humano.
Fernando Mayorga, jefe de Producción de la planta Bellavista, dice que el agua de la capital cumple con los 69 parámetros de la norma INEN y otros 35 de normativas internacionales
"Las 20 plantas potabilizadoras que tiene Quito operan bajo los mismos estándares de calidad. Es por eso que el agua puede consumirse sin problemas en todo el territorio de la ciudad", aclara Mayorga.
Sin embargo, Gabriela Cabrera, directora del Laboratorio de la Calidad de la planta Bellavista, dice que la Epmaps garantiza la calidad del agua hasta "el medidor de las casas o inmuebles".
Agrega que "en muchas construcciones hemos observado que las tuberías están dañadas o presentan algún problema. Esa responsabilidad es de los propietarios de las viviendas"
Nueva planta
La Epmaps tiene previsto construir una nueva planta potabilizadora que servirá para satisfacer las necesidades de Calderón, Carapungo, San Antonio de Pichincha, Tumbaco y Llano Chico.
Juan Robalino, gerente de Operaciones, dice que el crecimiento demográfico que ha sufrido Calderón es la principal razón para que el Municipio haya decidido construir una nueva planta.
"Solo Calderon consume alrededor de 600 litros de agua por segundo, mientras que en Cuenca la cifra es de 400 litros por segundo. Esto habla de la necesidad que tiene este sector".
Este consumo -dice- se debe también a la proliferación de negocios, como lavadoras de autos, que utilizan agua potable sin regulación.
"La actividad agrícola también usa agua potable para el riego y eso debe ser sancionado", agrega.
Se tiene previsto que la construcción de la planta en Calderón arranque en 2020 y que empiece a operar en 2022.
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