Los nuevos agentes penitenciarios tendrán jerarquías y formación 'castrense'
El 4 de agosto de 2019 , un grupo de 104 aspirantes a agentes de seguridad penitenciaria rindió las pruebas físicas en la Escuela Superior de Policía.
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La primera aproximación a la disciplina 'castrense' que tuvieron los 104 aspirantes a guías penitenciarios fue que la basura siempre va en su lugar.
La mañana del miércoles 4 de septiembre un grupo de aspirantes, que llegó hasta la Escuela Superior de Policía General Alberto Enríquez Gallo (Quito) donde se realizan las pruebas físicas, bebió agua y arrojó las botellas al piso.
Uno de los instructores se percató de esa acción y mediante un sonoro grito de mando, les ordenó recoger toda la basura cercana y colocarla en el tacho respectivo.
Lo que parece una anécdota aislada se convirtió en una lección de lo que se vendrá para estos jóvenes que buscan convertirse en agentes penitenciarios. Pues el plan del gobierno es que la seguridad en las prisiones se rija bajo un esquema de jerarquías y ascensos, similar a los de los militares y policías.
Una vez que la basura estaba en su lugar, los jóvenes tuvieron que vestirse con la camiseta blanca y la pantaloneta azul que los identificaba con su condición de aspirantes. El mismo instructor que antes los regañó, ahora les pedía calma y seguridad para los ejercicios.
Esos 104 bachilleres y estudiantes universitarios debían someterse a cinco pruebas y aprobarlas si querían avanzar en el proceso: abdominales, velocidad, resistencia, natación y barras. Las mujeres fueron exoneradas de esta última prueba.
Un instructor de la Policía Nacional supervisaba las pruebas. Lenín Hidalgo solo pudo con 37 de los 40 abdominales que debía cumplir, en el test de barras tampoco tuvo éxito. "Me entrené en Santo Domingo pero son pruebas difíciles", dijo Hidalgo.
Las pruebas son apenas uno de los obstáculos. Para llegar a este punto tuvieron que aprobar una entrevista personal y una evaluación especializada de control y confianza.
Algunos también deben superar obstáculos en sus familias, que consideran al oficio de agente penitenciario como algo demasiado arriesgado.
La ambateña Samanta Fonseca, reconoce que no toda su familia apoya que haya postulado. "Hay un grupo en la familia que piensa que ser agente de seguridad penitenciario es peligroso pero a mi me gusta", afirmó.
El SNAI planea que prevé que durante esta semana 1.016 aspirantes cumplan las pruebas físicas en Quito y Guayaquil. De ellos deberán avanzar 500, cuya formación como agentes penitenciarios iniciará en octubre próximo.
Formación para enfrentar la violencia
Según el SNAI, los seleccionados afrontarán el curso de capacitación de seis meses, que incluirán cuatro de teoría y dos de práctica.
Los agentes recibirán formación en derechos humanos, gestión, administración, normativa y realidad penitenciaria; pero también de defensa personal; acondicionamiento físico y psicología organizacional, así como manejo de armas letales y no letales.
PRIMICIAS dialogó con algunos aspirantes y aunque todos están conscientes de la compleja situación de violencia y corrupción que se vive en las cárceles, se impulsan a seguir para "ser parte de la solución y aportar a la sociedad".
Un solución que parece lejana, pues las revueltas, asesinatos, fugas y motines que motivaron un estado de excepción en mayo pasado, no se detuvieron con la declaratoria. De hecho se intensificaron, ocasionando por lo menos 15 muertes violentas.
Diferencia entre guías y agentes
Henry Soria, asesor de la SNAI, dijo a PRIMICIAS que la declaratoria de excepción fue positiva, porque permitió a la institución incorporar "con carácter urgente" a 500 nuevos agentes, que se sumarán a los 1.186 guías que hay en el sistema de rehabilitación social.
La propuesta de la SNAI es llegar a 4.000 agentes, que es el número que se necesitan para cubrir el sistema carcelario que al momento tiene 40.000 presos.
Soria señaló que los nuevos agentes, a diferencia de los guías, podrán seguir un régimen de carrera como Agentes de Seguridad y Vigilancia Penitenciaria, que contará con siete jerarquías, cuyas remuneraciones mejoran en función del avance de la carrera.
Hasta el momento hay 450 agentes aproximadamente que se siguen formando a través de una carrera técnica, que no contempla el ascenso de jaraquías.
Con el nuevo régimen de carrera, el agente de seguridad penitenciaria pasará a ganar un salario mínimo de USD 817.
"Los aspirantes están muy motivados con el régimen de carrera que se estableció en el Código Orgánico de Entidades de Seguridad Ciudadana y Orden Público y fue aprobado en el registro oficial en junio de 2017", dice Henry Soria, asesor de la SNAI.
Durante la carrera, los agentes rendirán cada año la prueba del polígrafo.
En el último nivel que se denomina Jefe de Seguridad Penitenciaria, la persona que llegue hasta allí puede ocupar puestos administrativos como director de la SNAI y de las cárceles del país.
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