El abandono de mascotas agudiza la crisis de los refugios en Quito
En los últimos meses, la situación de los refugios ha empeorado debido a la falta de donaciones y a la irresponsable tenencia de mascotas.
En la imagen, un celular y una consola se rifan para conseguir fondos para alimentar a los perros.
Cortespua
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"¡Emergencia! Atravesamos una crisis demasiado fuerte. No hemos podido pagar el arriendo ni la luz". Son las primeras líneas de un mensaje que difundió el Refugio Felino Mininos Felices, en su página de Facebook, a inicios de noviembre de 2022.
No es el único centro que enfrenta la falta de donaciones y apoyo.
Durante este año, en Quito, la crisis se ha extendido a otros refugios, como la Fundación Lucky Bienestar Animal, que ha debido realizar rifas para conseguir fondos y así alimentar a los 700 animales que actualmente acoge.
Hay una explicación. Según María Alejandra Reyes, fundadora de Lucky, con la pandemia se agudizaron el abandono y descuido de las mascotas. Hasta 2021, el Municipio de Quito reportaba 100.000 perros y gatos desamparados en la ciudad.
A eso, se sumó la crisis mundial y los factores económicos y de seguridad en el país.
Los albergues debieron ampliar su capacidad para recibir a los animales (sobre todo, perros y gatos) cuyos dueños ya no los podían o no querían tener. Y eso significó el aumento en gastos de alimentación, veterinaria y personal.
Además, muchas personas dejaron de donar comida o dinero debido a la precaria situación económica. Y esto agravó la crisis de los centros que, en su mayoría, funcionan con autogestión (venta de objetos, de alimentos, peluquería canina, rifas) y donaciones.
Los gastos mensuales
Reyes, de la fundación Lucky, asegura que al mes destina aproximadamente USD 7.000 para el alimento de los animales del refugio. Si antes la gente entregaba comida que duraba para distribuirla en 30 días, hoy apenas alcanza para cuatro días, lamenta.
Ángeles Ladino, administradora de Mininos Felices, detalla que cada vez que ingresa un gato de la calle a su refugio deben hacerle chequeos veterinarios: vacunación, desparasitación, y control de hongos.
Por cada gato acogido, la fundación gasta USD 140. "¿Imagínese si son cinco al día?", pregunta.
Las clínicas veterinarias cobraban valores mínimos, pero debido a la situación actual, señala Ladino, ya no lo hacen.
Mininos Felices acoge a 600 gatos y la crisis que enfrenta también limita el ingreso de más animales a este centro. Hay ocasiones en que la gente llega a la puerta del refugio y deja a las mascotas, en baldes o en cajas.
Es imposible dejarlos. "Hay mucha más irresponsabilidad", insiste.
De cada 10 llamadas que recibe el refugio, seis son de personas que quieren dejar a los gatos, detalla Ladino. En cuanto a donaciones, hace un comparativo: si antes recibían USD 20 al mes, hoy apenas son USD 2.
"Los gatos sobre los que sufren", lamenta.
Una salida para la crisis
Salvando Lanitas, un grupo de rescate sin fines de lucro, publicó un comunicado en Facebook el 9 de octubre de 2022: "No hay más rescates por el momento. Estamos en quiebra".
Comentó que intentaron conseguir fondos, incluso vendiendo pulseras en los semáforos de las calles quiteñas, pero no hubo el apoyo esperado. "Solo queremos seguir, ya que no hay ni comida para los peques (animales)", continuó el mensaje.
"La autogestión no ha servido mucho. No nos abre las puertas y nos insultan por ayudar a perros y no a las personas", detalló la organización.
Para María Alejandra Reyes, fundadora de Lucky, hay una luz para esta crisis: "Que las autoridades intervengan y hagan campañas masivas de esterilización".
Según el último reporte de Unidad de Bienestar Animal del Municipio de Quito, en octubre de 2022 se hicieron 3.382 esterilizaciones en todo el distrito, 910 desparasitaciones en diferentes barrios y 21 adopciones.
Pero parece no ser suficiente. Mientras tanto, los refugios siguen gritando por ayuda.
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