54% del país sin Internet: clases virtuales se reducen a grupos de WhatsApp
Las tres hijas de María Reyes comparten un celular inteligente para seguir sus estudios este 31 de agosto de 2020.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
María Reyes tiene tres hijas, de 7, 12 y 14 años. Vive en Chongón, parroquia urbana de Guayaquil, a pocos metros de la escuela pública Libertador Bolívar, donde estudiaban las niñas, hasta antes de la pandemia.
Además, la escuela también era la fuente de sustento de María: en los exteriores trabajaba como vendedora informal de alimentos.
Ahora la madre está desempleada.
Vivir en casa de sus padres le sirvió para afrontar la crisis.
Allí también vive su hermana, que se desempeña como maestra fiscal. “Como ella siguió trabajando desde casa puso Internet. Al principio fue difícil. Pero luego nos organizamos porque mi hija mayor estudia en las tardes”, cuenta María.
Pero debido a que su hermana está impaga hace dos meses, no han podido pagar el servicio de Internet, que está suspendido desde el 30 de agosto de 2020. “De allí me tocará hacer recargas en los dos celulares que tengo. El problema es que la señal tampoco es buena”, cuenta María.
A la loma para 'pescar' señal
Chongón está al pie de la vía a la Costa y la casa de María se ubica en una calle paralela de tierra. A pocos metros se levantan ciudadelas privadas y los nuevos campus de universidades, en una de las zonas de mayor desarrollo inmobiliario de Guayaquil.
La educación de las tres niñas básicamente se reduce a estar a atentas a los grupos de Whatsapp.
Allí reciben las tareas e indicaciones de los profesores. “Pero yo siento que están estancadas, la de 12 años debe entrar el próximo año al colegio y me da miedo que se quede con vacíos”, lamenta María.
En su comunidad ella tiene suerte. “Sé que en el pueblo, hacia adentro la gente tiene que ir a las lomas a pescar un poco de señal. Aquí no es tan grave”.
Pese a la cercanía con la modernidad, gran parte de Chongón pertenece a ese 54,5% de hogares ecuatorianos que no tienen acceso a Internet, según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC).
Internet, como servicio básico
En tiempos de coronavirus y con las clases presenciales suspendidas por el resto de 2020, la Internet es un servicio básico.
Paola Ulloa, Phd en Ciencias de la Comunicación y docente de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), aclara que el acceso a Internet aumentó durante la pandemia.
Sin embargo, señala que no es suficiente. “Hay zonas aquí mismo en el Guayaquil urbano sin acceso, como Chongón, Monte Sinaí, las comunas de la vía a la Costa. Si usted se va a la península de Santa Elena verá que en áreas de Mar Bravo o Ancón no hay señal”.
La académica hace una diferencia entre acceso a Internet y digitalización. Explica que la pandemia recién revela a la red como una herramienta de educación o trabajo, porque antes solo se la veía como entretenimiento.
"Es allí lo que hace falta, porque a la gente aún le cuesta hacer pagos en línea, transacciones, leer un libro", explica Ulloa.
El arte de enseñar entre limitaciones
Ana Rodríguez, máster en comunicación y educadora que trabaja con grupos vulnerables, cuenta que los padres se las ingenian para sortear la falta de conectividad.
“Hemos optado enviar por diferentes canales de comunicación: WhatsApp, Google Classroom, correo. Y si alguien no tiene acceso a ello, van al establecimiento a retirar las planificaciones y el padre de familia habla vía telefónica con la tutora”.
En las zonas rurales el problema es más agudo, según Christian Ubilla, Director Regional de Fe y Alegría. Esta ONG tiene presencia en 14 provincias de Ecuador.
“En San Pablo, en Santa Elena, la única conectividad es a través del celular y el costo es muy alto”. Mientras que en Monte Sinaí, en Guayaquil, apenas el 20% de alumnos tiene Internet.
WhatsApp como salvación
Ubilla cuenta que la mayor parte de los planes celulares tiene el servicio de mensajería Whatsapp ilimitado y por allí se envían las tareas. Quienes no puedan acuden presencialmente a retirar fichas impresas que los guía en los estudios en casa.
“Una vez a la semana el docente se pone en contacto para ver si hay dudas entre las mismas familias”, explica.
Ubilla reflexiona que si la educación es un derecho, y las clases presenciales ahora son imposibles, la conectividad debe garantizarse por parte del Estado, en especial en zonas rurales donde las empresas privadas de Internet no llegan.
El experto advierte también que a medida que la situación económica se deteriora, la conectividad se pierde porque los hogares dejan de pagar la factura de Internet “y eso empeora la situación de la educación”.
Ministerio plantea otras vías
El Ministerio de Educación aclara que Internet no es la única vía para acceder a clases, porque también se transmite en canales tradicionales, como radio y TV.
Además, hay fichas impresas y los propios libros que ayudan en las zonas rurales. También hay áreas en las que se han improvisado escuelas presenciales por la falta de conectividad y esas iniciativas cuentan con apoyo de profesores fiscales, sobre todo en Monte Sinaí, el lugar más pobre del Guayaquil urbano.
Mientras que el Municipio de Guayaquil trabaja en un plan para ampliar las zonas en las que ofrece Internet gratuito y dejar ilimitado el tiempo de conexión para actividades educativas.
También le puede interesar:
Escuelas improvisadas se reproducen en Monte Sinaí, la zona más pobre de Guayaquil
En Monte Sinaí la teleeducación no funciona porque el internet es un lujo. Dirigentes barriales se organizan para montar improvisadas escuelas.
Compartir: