A la caza de tatuajes: Así son los controles militares en Guayaquil
Militares participaron en controles a vehículos sin placas y patrullaron el sector comercial de la Bahía, en el centro de Guayaquil, cuyos locales permanecieron cerrados tras ola de violencia terrorista en la ciudad.
Militares someten a un sospechoso en el sector comercial de la Bahía, centro de Guayaquil, donde negocios permanecieron cerrados este miércoles 10 de enero del 2024.
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El registro exhaustivo incluye despojar de los zapatos, medias y camisetas a los sospechosos en busca de armas, drogas o tatuajes de bandas declaradas como terroristas, así como la revisión de mensajes privados en los teléfonos celulares.
Así se desarrollaron las requisas en Guayaquil este miércoles 10 de enero de 2024, en un nuevo estado de excepción, luego de la declaratoria de conflicto armado interno en el país y de incursiones armadas que dejaron 14 homicidios, desde la tarde previa en la ciudad.
Una docena de militares que patrulló el sector comercial de la Bahía, sometió a los controles a hombres que merodeaban la esquina de la avenida Malecón y Olmedo, la mañana de este miércoles, en pleno centro de Guayaquil.
A un sospechoso lo tiraron boca abajo en el piso al encontrarle en los bolsillos pequeñas fundas con marihuana. Y uno de los oficiales le preguntó si el celular era suyo; le cuestionó por qué la persona que enviaba audios de mensajería desde su teléfono era una mujer.
Que era “una hija”, le respondió el hombre en el suelo, quien finalmente resultó detenido por las pequeñas cantidades de droga en sus bolsillos.
“Estamos patrullando toda la ciudad, revisamos antecedentes penales y tatuajes relacionados a bandas criminales, pues eso nos ayuda a perfilar mejor a los sospechosos”, informó uno de los militares del operativo.
Este 9 de enero, Ecuador declaró terroristas a 22 bandas delictivas cuyos miembros se tatúan toda una fauna de animales como águilas, lagartos, lobos, tigres (por los Tiguerones), o coronas (Latin Kings), según el nombre del grupo delictivo.
1.000 vehículos sospechosos en avenida
Las Fuerzas Armadas también participaron en un operativo de control de vehículos sin placas y de uso indebido de películas antisolares, junto a la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) y el Municipio de Guayaquil.
Según la ATM, 23 vehículos resultaron retenidos por no portar las placas, lo que acarrea una multa del 50% de un salario básico.
Mientras, se emitieron 80 citaciones, multas por el 15% del salario básico en el caso de las películas solares que impiden la visibilidad de los pasajeros al interior de los automotores.
Andrés Sandoval, gerente de la Empresa Pública Municipal Segura EP, aseguró que en la autopista Narcisa de Jesús -sitio del operativo- se ha identificado por cámaras la circulación de alrededor de 1.000 vehículos sin placas o con vidrios polarizados, entre las 08:00 y 10:00.
Pero en una jornada de control del todo atípica, las grandes avenidas lucieron expeditas, sin el tráfico ni el congestionamiento habitual.
En el centro comercial Albán Borja (al norte), blanco de un tiroteo que se saldó la tarde del martes con dos guardias asesinados y un vehículo en parte incinerado, solo atendieron al público sucursales bancarias y un supermercado externo en el estacionamiento del complejo.
Una ciudad desolada
En el centro de Guayaquil, cientos de negocios prefirieron no abrir tras las incursiones de la tarde previa que incluyeron tiroteos, secuestros y víctimas colaterales.
“Es como un feriado de Carnaval en el que todo el mundo se va de la ciudad, pero más triste”, resumió Cristian García, vendedor de una tienda de electrodomésticos en la avenida 9 de Octubre. Solo 30% de locales abrieron y la afluencia es de un tercio de lo normal, dijo.
A lo largo de la mañana no habían tenido en ese local un solo cliente y la tarde previa -tras el cierre anticipado del negocio, a las 15:00- él tuvo que caminar dos horas hasta su casa en el vecino cantón Durán, a falta de transporte público.
El propio centro comercial del Malecón (en la zona céntrica de la ciudad), con sus cines, patios de comidas y parques de diversión permanecieron también cerrados. Y en la Bahía el cierre de locales fue generalizado.
“La Bahía es un centro comercial popular en plena vía pública, estamos más expuestos por lo que decidimos no abrir”, indicó Ángel Bazurto, dirigente gremial.
Solo en las casetas metálicas de la Bahía -sin contar un número similar de locales comerciales- trabajan 4.300 comerciantes, quienes solicitan mayor resguardo policial para volver a trabajar.
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