Pescadores de Salinas acechados por narcos: "Si reclamas, te mueres"
Pescadores de Salinas y otras poblaciones de Santa Elena relatan cómo ceden ante las presiones de narcos, que pagan hasta USD 10.000 por transportar la droga.
Un pescador junto a su bote en la población de Santa Rosa, Santa Elena, el 26 de junio de 2024.
AFP
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El idílico paisaje costero de Salinas (Santa Elena), un balneario que en feriado suele llenarse de turistas, esconde una guerra interna que involucra a pescadores pobres y a poderosos narcotraficantes de bandas como Los Choneros o Los Lobos.
"Si reclamas, te mueres", relata un pescador de 35 años que teme dar su nombre por razones de seguridad. Trabaja en el muelle de Santa Rosa, una ciudad cercana a Salinas y de 35.000 habitantes.
El ambiente en el puerto es de absoluto silencio. Miradas de desconfianza aumentan la tensión. "No podemos quedarnos mucho tiempo aquí", advierte el hombre preocupado.
Como otros pescadores de la costa del Pacífico ecuatoriano, quedó atrapado en un dilema perverso: transportar cocaína a cambio de dinero o morir por negarse a hacerlo.
Salinas está ubicada a 150 kilómetros al oeste de Guayaquil, el principal puerto comercial del país y epicentro de enfrentamientos entre bandas que se disputan las rutas del tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa.
La ruta de la droga que sale de Salinas
A diferencia de Guayaquil, de donde la droga sale por toneladas en grandes contenedores, en Santa Elena el tráfico hacia el océano Pacífico se hace "de forma más artesanal", asegura Glaeldys González, investigadora de Crisis Group para Ecuador.
"Lo hacen utilizando embarcaciones de pesca", aunque también buques de mayor tamaño, semisumergibles "y hasta submarinos", dice Boris Rodas, capitán de la Marina que comanda la zona.
La mayoría de la droga va hacia Centroamérica, donde se acopia antes de enviarse a Estados Unidos.
El crimen organizado vincula bajo amenazas a los pescadores a lo largo de cientos de pequeños poblados que "son puntos estratégicos de salida" al mar, según González.
En Santa Elena opera principalmente Los Choneros, cuyo líder máximo alias 'Fito' ya tiene boleta de Interpol. También hay presencia de Los Lagartos, Los Tiguerones, Los Chone Killers e incluso Los Lobos.
"Nunca conocemos al capo"
"Nunca conocemos a quienes nos contratan. Hay intermediarios y nunca conocemos al capo", asegura el pescador.
El transporte de cocaína representa para ellos ingresos que rondan los USD 10.000 por cargamento, una cifra difícil de rechazar para un gremio donde prima la escasez.
Los narcos se aprovechan de los pescadores "principalmente por su conocimiento del mar" y las condiciones climáticas, explica González.
"La mitad del dinero se entrega antes de partir y la otra mitad cuando regresamos al puerto con el trabajo hecho", dice el pescador del muelle de Santa Rosa, aunque reconoce que a menudo solo reciben una fracción de lo acordado.
Otro navegante relata las muertes violentas en el sector, del que casi nadie quiere hablar.
Hace unos días, un grupo de pescadores halló un cadáver decapitado sobre las aguas. "Cuando (bandas rivales) se encuentran en el mar, se llenan de plomo entre ellos", dice.
Los pescadores también caen en medio del fuego cruzado, señalados por alguna organización de colaborar con sus adversarios.
Algunos ceden a pagar extorsiones a los grupos criminales a cambio de una supuesta seguridad.
Lo curioso es que este auge del narcotráfico en Salinas ocurre en una provincia costera que es bastión político de Daniel Noboa: Santa Elena.
De hecho, Noboa saltó a la plataforma política como legislador de la provincia en 2021, y hace poco incluyó a Santa Elena en su nueva declaratoria de estado de excepción.
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