Nueva Prosperina, de la prevención del delito al combate contra el crimen organizado
Cerca de 300 policías destinados a Nueva Prosperina, al noroeste de Guayaquil, uno de los distritos más violentos de Ecuador, se capacitan en el uso de armas y manejo de emociones.
Al menos 600 policías del Distrito Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil, se capacitan en el uso de arma, el 24 de mayo de 2024.
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El Distrito Nueva Prosperina, uno de los más violentos de Ecuador, ha sido cercado por grupos de delincuencia organizada como Los Choneros, Fatales, Águilas y Tiguerones, que han creado una especie de estado paralelo en el noroeste de Guayaquil.
Una muestra de este flagelo fue el hallazgo, por parte de la Policía, de una escuela de sicarios controlada por Los Fatales, que funcionaba en una cancha de tierra.
Aquí, al menos 40.000 adolescentes, de entre 12 y 18 años, se entrenaban para cometer delitos como homicidio, extorsión y secuestro.
Los Fatales tenían un polígono de tiro y aulas para simular el tratamiento de rehenes. Ahora reclutan a personas de la tercera edad para almacenar, encaletar y custodiar cargamentos de drogas, a propósito de las medidas cautelares a las que tienen acceso.
Nueva Prosperina, un sector incluido en la lista de los más violentos del mundo, tiene aproximadamente 450.000 habitantes que carecen de servicios básicos, 39 cooperativas de vivienda y 9.325 hectáreas sin asfaltar.
Esto lo convierte en una zona susceptible para las operaciones ilegales de bandas criminales. Aquí, la Policía ha decomisado todo tipo de armas, es especial fusiles 5.56 y hasta 7.62, cuya munición está prohibida inclusive para la guerra.
Ante este panorama, la estrategia policial cambió de preventiva a combativa, sostuvo el teniente coronel Roberto Santamaría, jefe del Distrito Nueva Prosperina, quien agregó que "para combatir a grupos terroristas tenemos que estar entrenados en el manejo de armas".
Ahora, los operativos ya no se realizan solo con dos policías en una patrulla, sino con cuatro que van custodiados por motociclistas dotados de armas largas. "Es un nuevo modelo de gestión que nos ha ayudado a reducir y a contener el delito", cuenta Santamaría.
La capacitación de 300 agentes, que incluye técnicas de control de emociones, está en manos de la empresa Amsitec, la cual ofreció sus servicios puntuales a la Policía, a través de los instructores internacionales y expertos en seguridad, Peter Andrade Santos y Franklin Esparza.
Esta empresa ha entrenado a las policías de México, Guatemala, Panamá, El Salvador, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
"Tenemos que aprender en qué consiste el uso progresivo de la fuerza. Es un poco complicado porque el impacto de los derechos humanos sobre las actuaciones policiales radica en el principio de la proporcionalidad", agregó el oficial Santamaría.
Adicionalmente, los agentes reciben talleres de liberación emocional, ya que están expuestos a situaciones de máximo estrés. "Se trata de un distrito en el que el segundo indicador de llamadas al 911 es la violencia intrafamiliar. Es una sociedad violenta", explica el oficial.
Además, el problema más grave en Nueva Prosperina no solo es el narcotráfico, sino la trata de personas, porque las bandas reclutan a los menores de edad "para que sean operarios del crimen organizado".
En lo que va del año, la Policía ha logrado liberar a 47 personas secuestradas por las bandas delictivas en este distrito.
El entrenamiento
"Salten, tigres", ordena el instructor Peter Andrade a un primer grupo de 25 agentes (50 al día) que debe ubicarse frente al polígono de tiro virtual, ubicado en el campo Telconet, sector Los Ceibos, en el noroeste de Guayaquil.
El objetivo es afinar la puntería y "templar los nervios" ante una situación de rescate de rehenes. Para lograrlo, la empresa utiliza el sistema Milo Range, un simulador de procedimientos y situaciones de crisis, que incluye las funciones de Polígono Virtual de Tiro.
Cada agente recibe una réplica didáctica de la Glock-17, el arma de dotación que usa la Policía Nacional en Ecuador. Y ahí empieza el tiroteo virtual, en un simulador que se ha desarrollado por más de 30 años.
Pero el sistema les permite afinar la puntería, mientras Andrade les enseña tácticas, no solo para disparar, sino también para enfundar, desenfundar y sostener armas mientras dura el operativo policial.
"Todos sentimos miedo en una operación, pero este se nivela cuando adquirimos el conocimiento", dice Andrade al auditorio con su pistola virtual en la mano.
Luego ubica a cuatro uniformados, dos a cada lado. Uno mirando a la pantalla y otro protegiendo sus espaldas, mientras se reproduce la escena de un secuestrador fuera de control que amenaza con matar a su víctima.
Y durante la práctica se producen algunas situaciones, como la sorpresiva intervención de otro policía que se levanta de su silla y neutraliza a uno de los practicantes, concentrado en el secuestro.
Mantener la mirada en 360 grados es vital para evitar desgracias, dice Andrade, mientras le aplica una llave a su alumno y lo mantiene al ras del piso.
Situaciones de riesgo como esta han provocado que 156, de los 600 policías que tiene en total el distrito, requieran atención psicológica y psiquiátrica, con síntomas como ansiedad y narcisismo.
"Hay policías que no duermen, que han sido capturados y torturados por organizaciones criminales, aquí mataron a Verónica Songor en la UPC y sus compañeros se salvaron de morir, pero vivieron esa tragedia", recuerda Santamaría.
Y la capacitación del personal policial puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, en la guerra contra el crimen organizado.
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